Love 2 art(s)
Placeres compartidos: Benjamín Estácio
En clave chill out pasear la vida, un gin con miel en Formentera, tal vez sentir la arena de Mónsul en la Andalucía reserva emocional. Mares del Sur, islas de calma, paciencia y quietud contra toda marejada. Callejeando la vida, callejeando el planeta de calma vas sembrando. Brisa apacible te espera en la madrugada, aún nos queda sapore di sale. Todos los paisajes vienen a la mente como un simpático carrusel cuando al aroma de Diagonal-BCN comparto copa y tarde con el gran artesano pop, Benjamín Estácio.
Los azares de las redes creativas nos han aliado en la expedición chill out a por los colores del sur subidos a La Estación del Mar. La voz de Pilar Quesada recitando mi poema “Que nadie me robe el mar” sobre la música-todo, geografía y espacio abierto de Benja. Hablamos a un paso de Catalunya Radio, donde ejerce como guía de pistas musicales, emisora donde siempre me han tratado de maravilla en entrevistas inolvidables de Adelina Castillejo o del mítico programa Babel. También por allí deambula el magisterio del amigo de tantas iniciativas pioneras televisivas –Vostè Pregunta, Mano a mano-Joaquim Maria Puyal. Benjamín tiene la vitalidad de la Barcelona universal, la que emerge más allá de murallas históricas e invisibles. Con toques de querencia cordobesa y mirada viajera, parte de la humildad de quien trabaja en silencio para crear piezas de recorrido universal en voces tan homologadas del pop como David Bisbal o Manu Tenorio. No hay género que no haya paseado, ni calle del ritmo que no convierta en traje a la medida para engalanar escenarios. El backstage de la primera línea tiene zozobras y golpes bajos, sombras agigantadas que acaban en disueltos azucarillos. Mientras apuramos la tarde intercambiamos presentes creativos; su nuevo disco Estácio 5, lleno de vibración mestiza y ganas de marcar acento. Yo le entrego un ejemplar de mi libro de pensamientos Zona sensible y trazamos nuestro pequeño manifiesto de irónica equidistancia ante el ruido ambiente en las luchas de poder.
Vamos por otro carril, por crear espacios sonoros donde convivan voces de diversa procedencia. Quieren rumba-salsa-balada-poprock encontrar compás en el atril. Seguro que seguiremos insistiendo con la fe del songwriter, corredores de fondo ante la incredulidad de quienes llaman arte pasajero, espuma de lo fugaz, a lo que acaba de acomodarse como memoria emocional en lo mejor de nuestros recuerdos. Cruzar décadas no importa demasiado si juegas al presente intemporal; como siempre el amor en el eje de las narraciones pero también perfume a geografía por desvelar. Simpáticos besos punteados por la guitarra danzarina de David Palau y la dulce voz de Sophy Mell. Ni marionetas ni cunetas en la ruta. Celebro que nuestro tema “Que nadie me robe el mar” aparezca ya en múltiples recopilaciones entre delfines, sirenas y paseos por Zahara beach. Mientras tecleo y observo el milagro de la palabra en ruta los jardínes del Turó Park proyectan la paz de la Barcelona calmada. Apostamos por seguir soñando con atardeceres en playa Mónsul, pisadas de arena por la Barrosa si los ojos de una mujer magia y tremolina nos sacude; merodear tal vez llunas de Formentera a la sombra de algún atardecer fugitivo. Benja estará pegado a la guitarra imaginando nuevos paisajes en clave chill out. El mundo gira y vamos a ocupar el lugar de nuestro sueños. Privilegio de palabra pop
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