En papel

Placeres compartidos: Vicente Núñez

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Vicente se acercó a mi familia creativa cual geniecillo de leyenda centroeuropea. Habitante del bosque hermético que se fuga de los pescadores de bajura con la fuerza del mítico lugareño del Ness. Su Poley mítico, la plaza octogonal de Aguilar de la Frontera. El Tuta, taberna-aeródromo-academia. Cuando todos estaban en el a pie de páginas,Vicente extrajo del arcón la pirueta del chaman. Para frotar piedra con piedra en la creación continua, porque roce no es fricción. Primero Liébana y luego los artículos de Luis Antonio de Villena en El País sobre el paisaje cordobés de Aguilar.

Nos encontramos en la presentación de Penumbrales de Romeraca en Bodegas Campos, compartimos prólogo escrito y maratón conversacional que jamás abandonamos. Viajábamos en el mismo tren; la voluta de la alegría se escribía en el espacio. Entre canción y querencia, Córdoba
se divertía. La tradición de Caracola-Cántico vivía en la sortija sensitiva de Vicente.
Nuestro encuentro, Hilos de Cántico en el Meliá-Cáceres, con delirante estrambote por la ciudad histórica entonando por Chiquetete, Bambino y por Rodrigo y Junior. ¡Ay , tren de las penas mías!

Fina de Calderón propició tarde de mayo lujoso en el Centro Cultural de la Villa de Madrid. Compartimos con Silvia Marsó, Rosa Perales, Raquel Toledo… Sé que a veces asomaba a los labios de Vicente la hiel de la derrota, pero guardaba resortes el jinete solitario. Sus cartas manuscritas -que en mi archivo guardo en privilegiado lugar- son pura delicia para un nómada como yo. Caligrafía aristocrática que no ha diluido el traqueteo del camino.

Para Vicente las flores de mi memoria… nunca, nunca marchitas.

Escritor, periodista , compositor, guionista, autor multimedia. Director de audiovisuales para grandes muestras y creador de spots publicitarios, desarrolla una intensa actividad en conferencias, talleres y encuentros sobre lenguajes emocionales y comunicación.

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