Igualdad

Día contra la Violencia de Género

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Día Contra la Violencia de Género, 25 de noviembre. Hoy, aunque también habría de ser mañana y ayer y cada día. En estas páginas hemos hablado con mujeres muchas veces, admirados/as por sus reivindicaciones y conquistas, de la situación actual y también de la manera de prevenir que los patrones de dominación, aceptación y percepciones dañinas y distorsionadas sigan perpetuándose.  Conocemos ya los puntos de partida: educación en igualdad para la erradicación de estereotipos. Y, no lo olvidemos, esto pasa por la familia, por la escuela, por los medios de comunicación y, finalmente, por la sociedad en general en la que se engloban todos los anteriores  y tiene (tenemos) la capacidad y el deber de modelar y  convertir conductas en hábitos.

La violencia de género no es algo del pasado

La violencia de género es un tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género que impacta de manera negativa su identidad y bienestar social, físico o psicológico. De acuerdo a Naciones Unidas, el término es utilizado «para distinguir la violencia común de aquella que se dirige a individuos o grupos sobre la base de su género», enfoque compartido por la ONG Observatorio de Derechos Humanos en diversos estudios realizados durante los últimos años.

Para la organización ONU-mujeres, este tipo de violencia «se refiere a aquella dirigida contra una persona en razón del género que él o ella tiene así como de las expectativas sobre el rol que él o ella deba cumplir en una sociedad o cultura» Y añade, “la violencia basada en el género pone de relieve cómo la dimensión de género está presente en este tipo de actos, es decir, la relación entre el estado de subordinación femenina en la sociedad y su creciente vulnerabilidad respecto a la violencia. Ésta presenta distintas manifestaciones e incluye, de acuerdo al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, actos que causan sufrimiento o daño, amenazas, coerción u otra privación de libertades. Estos actos se manifiestan en diversos ámbitos de la vida social y política, entre los que se encuentran la propia familia, la escuela, la Iglesia, entre otras”.

 Cómo

Necesaria la incidencia en la prevención. Qué es (y qué no) una relación sana y en igualdad. ¿Por qué no un acuerdo a nivel social mediático, en redes, publicaciones (femeninas y masculinas) y medios audiovisuales que perpetúan y en ocasiones promueven ciertos roles de sumisión y permisividad como si de un modo de vida a emular se tratase? NO. ¿Qué tal un acuerdo educativo que enfatice el concepto de igualdad de derechos y comportamientos entre hombres y mujeres, y familiar a la hora de establecer unos puntos de partida equitativos? 

Es preciso incidir en una educación sentimental alejada de segregación sexual que potencie la libre expresión de emociones en hombres y mujeres, resaltando que llorar no nos hace débiles ni que mostrar sensibilidad nos convierte en pusilánimes o blandos. Tal vez vaya siendo hora de ampliar el repertorio de conductas, permitir y promover la respuesta emocional de ambos sexos, seamos realmente iguales, desterrad prejuicios y etiquetas. Y de creerlo y plantearlo en términos de complementariedad y ganancias, y no pérdidas, para todos/as.

A nivel colectivo podría ser eficaz, así como un sistema de atención al maltrato más empático que no culpabilice a las víctimas y victimice al agresor.

A nivel individual plantearnos qué queremos en nuestras vidas, ser capaces de romper la asociación de evitación de la soledad con la dependencia anímica y la invasión del espacio propio físico y mental. ¿Para qué necesitamos que alguien nos mantenga?, ¿Somos capaces de asumir retos de independencia material y mental? . Tenemos valor por nosotras/os mismas/os, sin estar supeditadas/os a la voluntad u opinión de otro/a. Comparte tu vida con aquel/la que te impulse a crecer y destacar, en igualdad de condiciones, sin pulsos de poder o promesas de protección con requisitos de por medio. Estas son algunas de las premisas de partida. ¿Sabemos cómo y dónde pedir ayuda?

Tener a personas que admiramos como modelos de comportamiento en los que reflejarnos ha demostrado ser útil y válido en ocasiones para combatir la violencia. Muchas caras conocidas se implican en campañas de activismo y concienciación, dando voz y visibilidad a quienes necesitan ayuda y una justicia que no siempre llega. Ellas y ellos son algunos de los héroes y heroínas de poderes invisibles y eficaces a los que tener como referentes por su valor y coherencia más allá de lo meramente artístico.

Personas contra Violencia de género

Personajes públicos en liza contra la Violencia de género

Lejos de ser aplacados, los comportamientos violentos hacia las mujeres (y otros colectivos habitualmente discriminados) resurgen en ocasiones con virulencia. ¿Será que (algunos de ellos), lejos de ser capaces de aprender también algo de nosotras, temen que se les pueda hacer sombra o incluso superar? ¿Por qué no se nos enseña a las chicas a ser fuertes, independientes, capaces y valientes en vez de sumisas, modositas y calladas ya desde lo aprendido en casa?, ¿por qué no se educa a los hombres en esa misma, injusta, línea? ¿Por qué en muchos hogares es inimaginable permitir a los hombres ser vulnerables y mostrarlo sin temor a burlas o represalias? ¿No hay familias ecuánimes en las que se piense en qué se les está privando a ellos al ser educados para ocultar sistemáticamente sus emociones y sentimientos y se atrevan a cambiar esa tendencia?, ¿conoces alguna?

Por otra parte, de nuevo el asunto de qué (no) es el amor: no es dominación, ni  los celos indican que se quiere más, ni el control, ni la anulación. Nunca está de más recordar que querer a alguien significa respetarla/o, que implica escuchar, convivir en igualdad, repartiendo experiencias y actividades, no esclavizando o ninguneando a(l) la compañera/o de vida. Otra pregunta antes de acabar: ¿cómo trata a los demás en cualquier entorno? ¿Alguien que te quiere te ningunea, anula o minimiza sistemáticamente? No debería ser así. A lo mejor estas teorías, bastante extendidas, de que mientras esa persona se comporte bien conmigo da igual cómo lo haga con los demás y la otra, también generalizada, de: como se comporta de un modo exquisito en público, también en su entorno privado es igual, no son en absoluto acertadas. Pensadlo, con sus detalles incluidos, por si acaso. Tal vez sea buen momento para cambiar el cuento de las princesitas/os.

A veces escribo cosas, otras las vivo y el resto las pienso. En las vidas mental, física y virtual pueden entrelazarse e interrelacionarse las cosas. Y, más aún, ser útiles los aprendizajes y experiencias de unas en otras. ¿No os ha pasado alguna vez? Ah, también juego y 'estrimeo', con un alterego, de vez en cuando, pero de eso ya hablaremos en otra campaña.

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