Miguel Delibes: El retratista de la Castilla profunda

Miguel Delibes nos dejó hace unos días de modo inesperado, como cuando algo acaba repentinamente y que, hasta que se ha ido, no nos damos cuenta de que siempre ha estado ahí. Delibes, apasionado de la tierra castellana, supo como nadie radiografiar la geografía social y las costumbres de un pueblo, el español, que se ha quedado vacío tras el último adiós al escritor y periodista vallisoletano, quien, con su última gran obra,‘El hereje’ (1998), que le valió el Premio Nacional de Literatura, concluía una etapa esplendorosa de la cultura española.

Ya desde su primera novela, ‘La sombra del ciprés es alargada’ (1948), Delibes mostró su predilección por el paisaje castellano, por la lucha interclasista y por la denuncia de las desigualdades sociales. Su literatura marcó un hito entonces a raíz de la consecución del Premio Nadal y le valió un inicio de carrera artística que compone una de las vidas literarias más arraigadas en la cultura occidental como las que supusieron las de los poetas de la Generación del 27 a principios del siglo XX, y su narrativa, en cierto modo, es tan grande como la de Kafka, Borges o Faulkner. El Príncipe de Asturias, el Cervantes, o el Premio Nacional de las Letras Españolas no fueron suficientes para un Delibes que mereció más reconocimiento internacional del que recibió.

Su prosa tranquila, pero a la vez descarnada y directa, es un canto a los pueblos y villas de la Castilla profunda, a los personajes que salpican los territorios áridos de la España interior y a las relaciones humanas, donde la muerte se enmarca como elemento vertebrador en su obra y adquiere la acepción de realidad presente en todos sus escritos. ‘El camino’,‘Cinco horas con Mario’ o ‘Las ratas’ ejemplifican esta afirmación, y la exponencian al máximo, conjugando ética y estética, dimensión que siempre residió en la literatura del autor de Valladolid: “Mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspectos de mi vida”, declaró una vez.

Director de ‘El Norte de Castilla’ durante cinco años, Delibes emprendió desde su posición una suerte de campañas a favor del medio rural castellano, lo que le llevó a enfrentarse al régimen franquista y, posteriormente, a dimitir de su cargo. Sin embargo, no dejó de denunciar la postración a la que Castilla estaba sometido y a partir de entonces lo continuó haciendo desde la narrativa.

Miembro de la Real Academia de la Lengua desde 1973, un año después entró en depresión con la muerte de su esposa, lo que hizo interrumpir durante unos años una carrera literaria que hoy, en 2010, deja huérfana a las letras y a la cultura española.