En papel
Placeres compartidos: Montse Morata
Por Riofrío se asomaba Plaza Colón y nuestra Ciudad de Ciudades crecía entre relatos paralelos de querencias en el planeta-Madrid. Agencias de prensa o canales televisivos en la biografía, nacía el sueño parisino de Montse Morata, mapas para la corazonada, presentimientos de secretos que esperaban ser desvelados. En algún remoto rincón -entre bibliotecas y archivos- Antoine de Saint-Exupéry reclamaba hojas de ilusión en la era de los lúgubres relatos. Otra vez mirar al cielo, pasear por las nubes, lanzar mensajes al infinito en clave de aviones de papel. Levantar el vuelo, salir de la monótona angustia existencial; recuperar los colores en tu voz.
Montse llegó a mis Encuentros de creación afectiva de la mano de Santiago Castillo, escritor y periodista de Efe, experto en asuntos asiáticos y procedente de tierras fronterizas entre Toledo y Cuenca, de tantos amigos como el maese del vino en la lunática pasión de Brujidero, Antonio Gallego Herreros o los hermanos Ruipérez. Sorprendía la madurez creativa, la capacidad metódica para trazar la coreografía de sus pasos y la exquisita sintonía que desplegaba en todas las sesiones de aquellos foros en clave de nuevas fuentes de energía afectiva. Salir de Esquilache y prolongar la noche en la taberna de Ríos Rosas con Rubén Ricca, Vanessa Montfort, Lola Moreno, Santiago, Ramón Alcaraz era una delicia para imaginar nuevas pistas de cercanas utopías. Itinerarios hacia José Abascal con Hilario Camacho, cruces de agendas y siempre Montse ofreciendo su original punto de vista en encuentros como Métodos para adelgazar la tristeza, El arte de la ternura, La brújula de la ilusión, Por un eros festivo.
Nunca olvidaré las tardes en los bajos de Ecocentro en maravilla de descarga creativa, sesiones donde la música-poesías-pensamiento entretejían divinas telarañas por donde encaramarnos a un mundo más allá de las tinieblas. Allí se forjaron numerosos proyectos a modo de ágora generadora .La voz poética de Montse se abría paso en palabras con alma y paisaje, senderos del azar amoroso, visiones más allá del cuerpo a cuerpo y de labios afilados. Y en el hilo de las afinidades, con el tiempo imaginamos trabajo multidisciplinar en colaboración con cruces históricos en los mapas madrileños del sonido.
Ciudad de ciudades en el nevado enero del 2009 por Reina Sofía mirando Atocha …pasos esquimales entre copos-maná de un atardecer venturoso. Confidencias, creaciones, estímulos para el lenguaje rítmico entre risas cómplices y una boinita roja jugueteando en el restaurante italiano. Retrato de grupo en Ecocentro (Madrid) y años después París -mi querido París- en su vida y en mi memoria. Louvre Concorde, soledades de café, cuadernos a orillas del Sena. Canción francesa en la barca-hogar, bohemia añorada pero eterna en el alma de feriante. Montse convierte sus aviones de papel en constelaciones de palabras; sabe vislumbrar memorias concéntricas con la sutil sabiduría de la perseverancia. Su voz humilde, enamorada de cada paso que da… milagro cotidiano en el entramado de elites y clanes; venturoso pasaporte para el arte de los corazones apasionados. Bajará sin duda el risueño aviador a velar por sus vaivenes en las noches de incertidumbre.
Intuitiva y siempre cercana, Montse colaboró en la presentación de mi libro Zona sensible en Blanquerna (Madrid) y luego con Jordi Jaria vestimos Malasaña de animada conversación. Distancias nunca las impone la sintonía anímica; quiere la vida orillar la calle del adiós para no despistarnos en golpes de fortuna. Aviones de papel surcarán el cielo con tic tac voluntarioso y un toque de superada provisionalidad.
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