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Natalia Mateo: “La situación está mal en el cortometraje, en la aceituna, y en todo”

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Se ha llegado a decir que Natalia Mateo es ‘la musa del cortometraje español’. Ha recibido multitud de reconocimientos a lo largo de su carrera en series de televisión de éxito y en la gran pantalla. Tras aparecer como actriz en ‘Azuloscurocasinegro’, ‘El Patio de mi cárcel’ y protagonizar ‘La Vergüenza’, ha tomado la batuta para contar sus propias historias. Su primer cortometraje, ‘Test’, co-dirigido con Marta Aledo, le encendió la llama del corto. Después vino ‘Qué divertido’, con el que consiguió más distinciones, esta vez como directora y guionista.

Directora y guionista del cortometraje ‘Ojos que no ven’ ha quedado finalista entre los cuatro cortos nominados en los premios Goya a Mejor Cortometraje de Ficción con la historia de una familia que se reúne para celebrar la Nochebuena. Solo que este año, no será una noche como las demás, sino que todos ocultan un secreto para que la abuela sea feliz, al menos durante la cena.

Supongo que el título hace referencia al dicho ‘Ojos que no ven, corazón que no siente’, aunque en el corto los personajes no ven pero sí sienten muchas cosas.

Hago un juego con la ceguera de la madre (Asunción Balaguer) y con la necesidad de que los hijos le quieren hacer sentir un buen día. Hago referencia a algo que sentimos todos en las comidas familiares, hacer como que no está pasando nada para pasar un buen rato.

A juzgar por los cortos finalistas en la sección de Cortometrajes de Ficción de los Goya el jurado ha apostado por historias más humanas.

Sí, este año en la representación de los cuatro cortos hay dos más audiovisuales y luego dos de guión, muy escritos. Yo siempre escribo sobre temas muy cercanos. Este año la representación que hay es maravillosa porque son unas propuestas que hablan de lo que se está haciendo ahora.

En tus cortos siempre te apoyas más en las palabras, en el guión. Es más, esta es la primera película en la que utilizas música, en especial los villancicos.

Sí, es la primera vez que uso música y en este caso la música para mí era necesaria porque estoy hablando de algo que conozco y tengo muy asociado el villancico a la Navidad. He podido ser más o menos hortera en la elección de los villancicos, pero es cierto que en Navidad se escuchan. Los hay hermosos, los hay hacheados y los hay lindos, pero en este caso era imprescindible el ‘Ande, ande, ande’.

Este es tu tercer corto como directora y has involucrado a muchas personas y a grandes actores. ¿Cómo conseguiste esa química entre actores para convertirlos en una auténtica familia en pantalla?

Primero porque son actores excelentes, tengo un elenco que no sé si me lo merezco, está muy por encima de lo soñado. Cuando una se imagina un casting ideal, hay partes del casting que casi no puedes conseguir, y en este caso lo he conseguido. Luego influye que muchos de los actores del set se conocían entre ellos, se querían mucho y entonces había una parte que ya estaba hecha. Son todos gente cercana a mí y me los podía imaginar juntos. Previamente me los imaginaba y ya existía esta química y efectivamente, no les ha supuesto esfuerzo, a parte del trabajo, el afecto que existe entre ellos es muy real, se quieren mucho.

Uno de los actores más jóvenes que aparece es Teo Planell, tu hijo, que ya protagonizó tu anterior corto, ‘Qué divertido’.

Sí, representa la mala baba del niño. Siempre tiene que haber alguien con mala baba y qué mejor ponerlo en un niño que ya tiene el encanto y se le perdona todo.

Me he reído mucho viendo ‘Ojos que no ven’. Utilizas el humor como recurso ante una tragedia. Asunción Balaguer , que en principio es a quien los personajes intentan ocultar la muerte de su marido, asume mejor la muerte súbita de la mascota cuando el resto de la familia está evitando tratar el tema.

Yo no puedo desvincular las historias que quiero contar de lo que considero que es la diversión, lo que es entretener. Hay un lugar que es una línea delicada del humor negro que es donde yo de manera forzada intento mantenerme. Luego lo domino, es verdad que tengo un humor muy bestia, muy manchego y lo sostiene, pero es verdad que en mi casa yo no puedo hablar de la muerte de una manera solemne, tengo que hablar de la muerte con todo lo que genera alrededor, el desconcierto, cómo se gestiona esto, qué hacer, si se le deja al muerto solo, quién le acompaña. Me hace más gracia el qué hacemos con la ceniza que el hecho de incinerar, sin perder el respeto desde luego. De hecho, me parece más interesante, creo que el duelo es universal, que todos nos podemos reconocer en el dolor pero que cada uno lo gestiona de manera distinta y eso es lo que me interesa, lo genuino.

En este corto vuelves a tratar de frente el tema de la mentira, ¿crees que las familias son poco sinceras? Es un tema recurrente en el cine español y me ha recordado a la película ‘Familia’, de Fernando León, en la que se forja una mentira colectiva.

En este caso la mentira es más piadosa que la que sostiene la premisa de ‘Familia’. Yo retrato mucho la mentira, en mis otros cortos también lo he hecho. Más que la mentira, es el ocultamiento para no hacer daño. Sería una mentira piadosa y lo que intento siempre es salirme de un código correcto o moral. Intento no apoyar con el juicio y la moralina, justificar al que miente y al mentido, trato de creerles mucho. En este caso, me parecen que tienen tantos argumentos los que defienden mentir a la abuela como tantos tienen los que desean decirle la verdad y a todos los entiendo.

Cómo ves la situación del cortometraje en España después del boom de principios de los 2000, cuando nacieron un montón de festivales de cortometrajes.

La situación está mal, y está mal en la aceituna, está mal en el corto y en todo. Aunque realmente no creo que sea un mal momento para los cortometrajistas que saben trabajar con poco dinero. Yo por desgracia soy una directora que he aprendido a rodar con dinero, entonces en estos momentos igual tengo menos ventaja. Pero a la vez sí sigo teniendo la oportunidad de cultivar mis historias. El cortometraje nunca se ha suspendido por falta de dinero, nunca. Entonces es verdad que hay festivales que lo están pasando muy mal y es verdad que se está rodando distinto, pero no deja de ser una oportunidad para renovarse. En ese sentido creo que el arte no sale tan perjudicado, económicamente sí, pero el arte en sí no sale tan perjudicado como la sanidad o la educación.

Entonces se puede sobrevivir en esta situación, como en el corto ‘Ojos que no ven’, donde en Nochebuena ya no cenan angulas pero se siguen juntando para celebrar la fiesta.

Eso es (risas). Ese es mi homenaje a la crisis, que es una frase que creo que se ha dicho en todas las casas: ¿Os acordáis cuando cenábamos con angulas? Pero aún así nos volvemos a sentar juntos y volvemos a celebrar la Navidad.

Valiéndote de tu optimismo, ¿Crees que ganar el Premio al Mejor Cortometraje en los Goya puede dar un vuelco a tu carrera? ¿Qué esperas de este premio?

Pues sinceramente, no lo sé. Es maravilloso estar nominada, sería la bomba ganarlo, pero la carrera se hace día a día. Uno se levanta todos los días y trabaja todos los días, una se levanta con las largas y las largas es un futuro no tan inmediato como el 17 de febrero. A mí nunca me ha cambiado la vida en un día, todo tiene una coherencia y un sentido y todo va paso a paso, entonces no confío en que cambie la vida por tener un Goya. Probablemente el trabajo sea un poco más fácil, o a lo mejor te prestan más atención, pero dudo que un Goya le cambie la vida a nadie. Desde luego esto es un regalo que te trae la vida y que tienes que agradecer todo el rato, pero no soy una persona de confiar en los cambios radicales.

Después de los Goya y cuando acabe la gira de promoción de ‘Ojos que no ven’, ¿Qué proyecto te espera? Tengo entendido que ya tienes preparado el guión para tu primer largometraje.

Llevo ya dos años con el guión, con muchas versiones y en breve empezamos a levantar la financiación y la carrera para que se materialice. Pero ya te digo, ‘con las largas’, me parece igual de natural que se hiciera mi película hace seis meses que se hiciera ahora. Quizás sea más fácil llevar a cabo este proyecto con un Goya pero me parece igual de lógico y natural que después de tres cortos y mucha carrera, pues obviamente piensas en un largo.

¿Nos puedes desvelar sobre qué trata el guión de tu largo?

Comedia romántica en provincia. Es en Cuenca de hecho, sucede en unas fiestas populares en Cuenca.

_sigue a Natalia en Twitter

Colaboradora en Factory Mag. ¿Qué soy?, ¿qué hago? tendrás que leerme para descubrirlo.

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