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Mama Tokus: “La música nunca ha sido pura”

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Mestiza de piel y de influencias, Mama Tokus tiene la actitud idónea para estos tiempos de apocalipsis discográfico; cuando sea que las musas quieran ir a visitarla siempre la encontrarán  ocupada. Una hiperactividad que reparte entre su carrera musical, performances humorísticas –a menudo fusiona ambas facetas-, una pequeña promotora de espectáculos, y lo que surja. Afirma no identificarse con el punk, no al menos con su estética o sus sonoridades, pero hay pocos ejemplos más palmarios en la escena inglesa actual del do it yourself que esta irreverente show woman que logró crecer en la Inglaterra de Oasis y Blur sin que el brit-pop o lo indie le rozara un solo tirabuzón de su frondosa melena. Tokus lo tiene claro; las montañas ya no van a Mahoma, así que hay que mover el culo. Ah, ¡y que viva Ray Charles!

¿Cómo nace el personaje de Mama Tokus?

Bueno, siempre me ha gustado mucho el jazz y el blues, el gospel, el soul… Lo decidí un día, mientras me miraba al espejo y sopesaba la posibilidad de empezar una carrera en solitario después de haber estado cantando para otra gente o trabajando de DJ. Me habría llamado Mixy Miss Tokus –Tokus es mi apellido-, pero hacía poco que me había casado y pensé que ya era demasiado mayor para ser Miss nada. Así que el nombre me vino a la cabeza: Mama Tokus. Ese nombre sugiere una mujer de carácter, que no tiene miedo a decir lo que piensa o tratar temas peliagudos, y que es –o así lo espero- divertida. Es paradójico que sea un nombre ‘maternal’, porque no soy madre –estoy muy ocupada para eso de la reproducción-, ¡pero puedo ser una Mama! También se asocia mucho lo de ‘mama’ con mujeres negras que cantan gospel… Así que funciona a muchos niveles diferentes. No soy muy religiosa, pero creo en lo espiritual.

The Son of Bitches (“Los hijos de perra”) es un nombre muy ‘punk’. Al menos es lo que pensé la primera vez que lo vi. Y luego me encontré con tu reescritura de “Anarchy in the UK”, así que… ¿hay raíces punk en la historia de Mama Tokus?

¡Pues la verdad es que para mí es más un nombre de blues o de soul! (Risas). No me considero punk, aunque todo aquello del “hazlo tú mismo” sí que se me puede aplicar.  Lo de “Anarchy in the UK” nació en mi cabeza. Inconscientemente empecé a mezclarla con “I just want to make love to you” y me sonaba mucho mejor. Siempre he pensado que al punk le hacen falta más melodías.

¿Cuál es la fórmula mágica para resultar divertida y al mismo tiempo ser fiel y respetuosa con la música que tocas o los artistas a los que admiras? Algún purista habrá que piense: ¡Eh, está haciendo bromas con una canción de Ray Charles! ¡Hereje!

¿Hereje? ¿Purismo? Cualquiera diría que eres de un país católico… (Risas). A ver, yo soy respetuosa con aquellos que merecen respeto eterno –y Ray Charles es uno de esos-. El humor y la música, sin embargo, han ido de la mano desde hace mucho tiempo, y ahí entro yo. Pero espero estar haciendo buena música, independientemente del tema humorístico. En cuanto a los puristas, yo no soy purista, y la música nunca ha sido pura tampoco. Es una mezcla constante de influencias, estilos y emociones. Ray, por ejemplo, fue un gran ejemplo de cómo fusionar pop, soul, country y gospel. Y tuvo no pocos problemas por ello.

Para el observador poco curioso puede parecer que en Gran Bretaña sólo hay sitio para el indie-rock y el r&b barato. Pero ya cantaba Tom Waits que “hay todo un mundo en el subsuelo”. ¿Tenía razón Tom? ¿Qué tal es la escena de clubs allí para un show como el tuyo?

Desde luego hay muchísimos concursos televisivos, operaciones triunfo y todo eso, que son los que dominan el mercado, y la escena de clubs está regular. La gente tiene ahora muchísimas opciones de ocio: Facebook, Playstation, películas, televisión… Eso, sin necesidad de salir de sus casas. De todas formas, hay un cierto resurgimiento del cabaret y el burlesque, y también de los clubes de rockabilly y blues. Creo que mientras más ligamos nuestras vidas a la pantalla de un ordenador o de un teléfono más importante se hace para nosotros tener experiencias ‘reales’, como un buen concierto. Por eso quiero ofrecer mis propios shows y concentrarme en entretener al público.

Supongo que cuando eras una adolescente lo que más se llevaba era el brit-pop. ¿Cómo te introdujiste, entonces, en la música negra? ¿Quién te habló de Dinah Washington o Sister Rosetta?

¡Qué caballero! (Risas) Fuí criada en una especie de cápsula del tiempo musical por mi abuela, que adoraba a Dinah. A Rosetta la descubrí más tarde. Empecé a coleccionar vinilos cuando tenía 16 años; no hay duda de que andar rebuscando en tiendas de segunda mano fue fantástico para este viaje musical mío. Apenas me gustaba la música pop, así que en el colegio era un poco raro, pero ahora estoy orgullosa de haber perdido todo el contacto con la realidad musical de hoy en día. Sí que uso Spotify para explorar en el jazz y el blues más primitivos. Es la fusión perfecta de pasado y presente.

El año pasado Amy Winehouse fue noticia y no por sus aptitudes musicales precisamente. Pero aquí lo que nos importa es la música, así que… ¿te parece que era tan excepcional como se decía? No hay duda de que tenía una gran voz, mucho carisma… pero quizá tenía todavía mucho que probar. En otras palabras, no era Aretha ni Ella Fitzgerlad. Al menos no había llegado a serlo cuando murió…

Amy sonaba a puro soul, sin adulterar, cruda… Era auténtica. Si no llegó a ser otra Aretha u otra Ella es porque no vivió lo suficiente. Una lástima. Pero en vez de compararla con otros artistas o hacer algún tipo de ránking, limitémonos a disfrutar de la música que grabó. Y a recordarla. Aunque pequeño, ha dejado un buen legado tras de sí.

Y hablando de Aretha, Ella, Tina Turner… Uno tiene la sensación de que nunca volverá a haber leyendas  de ese calibre. Ya no se deja que los artistas maduren, que crezcan. Sacas un par de cd’s y ya eres historia…

Yo también tengo esa sensación. Por eso vivo en el pasado –espolvoreándolo todo con un poco de presente, eso sí-. Y es también por eso por lo que me guió por el ‘hazlo tú mismo’. Si eres auténtico y tienes talento creo que puedes llegar a la gente sin depender de discográficas que sólo se guían por modas. Si respetas a tus fans y te comunicas con ellos, puedes tener una carrera larga y plena. Esas leyendas que has citado no fueron creadas por ninguna discográfica. El ‘feeling’ ya lo tenían, y eso es eterno.

Volviendo con la actitud punk de Mama Tokus… Me pregunto si la filosofía del ‘no hay futuro’ no será más apropiada para estos tiempos que vivimos que para los años 70s. O el ‘hazlo tú mismo’ del que tan orgullosa te sientes…

No me va el nihilismo punk. ¡Soy muy positiva! Aunque estoy de acuerdo en que hay una cierta atmósfera de miedo y tristeza. Pero, ¿por qué elegir el miedo cuando podemos elegir el amor? Es una elección que podemos hacer para seguir adelante sin miedo. No necesitamos que vengan los políticos, los banqueros, las televisiones y los periódicos para esparcir más ansiedad y más dolor. Así que, desde luego: ¡Hazlo tú mismo! En el 2012 y cuando sea.

¿Fue complicado completar “On the Ragtime”? Porque, al contrario de lo que la gente parece creer cuando se descargan cientos de canciones gratis, grabar un disco todavía cuesta dinero. Quizá si te dedicas al folk no sea demasiado caro, pero una artista como tú necesita algo más que un micrófono y un dos pistas. ¡Tú necesitas a un montón de ‘hijos de perra’!

Cierto. ¡Esos hijos de perra no son baratos! (Risas). Como co-productora, me rodeé de gente muy brillante que me aportaron muchísimo. La verdad es que hicimos “On the ragtime” en unas pocas semanas, intercalando las grabaciones a lo largo de cinco meses. Todo salió de maravilla, muy fácil; como si el disco estuviera predestinado a nacer. Y estoy muy agradecida. Amén. (Risas)

¿Cuál sería esa ‘perspectiva femenina’ del blues grosero, el funk o el gospel?

¡No soy la primera mujer que canta ese tipo de géneros! Ahí están Barrel House Annie, Millie Jackson o la propia Dinah Washington. A veces ‘grosero’ significa directo. Decir las cosas como son. Y todos necesitamos trabajar más en eso. Gran Bretaña sigue siendo algo reservada, así que yo predico con el ejemplo. Ya seas hombre o mujer, ¡hay que ser groseros! (Risas)

En España, como en gran parte del mundo supuestamente civilizado, vivimos bajo la dictadura de la corrección política. Entenderás que la sola mención de “pegar a tu mujer” como uno de los temas recurrentes en tu imaginario puede levantar mucha controversia entre esos que opinan que la realidad debe determinar hasta dónde llegamos con nuestras bromas o nuestros chistes. ¿Es igual en Gran Bretaña? Porque allí no puedes pedir un café solo (‘black coffee’) sin ser acusado de racista…

Esa corrección política existe también en Gran Bretaña y a menudo se critica mucho, por entrar a valorar lo que se puede o no se puede decir. Pero esa corriente surgió porque, durante muchísimo tiempo, vivimos en una cultura donde el racismo y el sexismo eran moneda de cambio habitual –y puede que para algunos lo siga siendo-. Como mestiza, tuve que vérmelas con el racismo y el sexismo cuando a los cómicos de la tele les parecía apropiado hacer chistes racistas y sexistas. Sin embargo, cuando se mezcla gente de distintas razas y sexos se producen situaciones muy cachondas. Es una cuestión de equilibrio. ¡Como Libra que soy, quiero subrayar eso! (Risas). Y sí, sigue siendo raro hablar sobre la violencia doméstica como yo lo hago en “Wifebeater”, pero sólo pretendo derribar un tabú. Durante mucho tiempo la violencia doméstica fue algo sobre lo que nadie hablaba. Poco a poco es un problema que ha ido saliendo a la luz, y eso beneficia a las víctimas. pero que quede claro: mi canción está hecha en clave de humor. No quiero que ninguna acabe prendiéndole fuego al tipo que la maltrata. Lo que tienen que hacer es denunciar y buscar ayuda. […] Por cierto, no es verdad que te llamen racista si pides un café solo. Es sólo la descripción de un café sin leche. No es nada racista. De verdad que no. Y me encanta el humor ‘negro’ (Risas). No sé si te has dado cuenta…

Animas a tus fans a que dejen sus opiniones sobre “On the ragtime” en tu web, pero “sólo si son positivas, por supuesto”. Eso me ha gustado. ¡Un poco de sinceridad, por fin! Porque, ¿de qué sirve una mala crítica? Aunque no pareces de las que se vengan abajo por algo así…

Creo que los críticos que sólo dicen cosas negativas deberían cerrar el pico y buscarse otro trabajo. Yo he trabajado de periodista, así que sé de lo que hablo. He visto el daño que una publicidad negativa puede hacer. A veces se fomenta la cultura de la crítica negativa, en vez de argumentar con inteligencia y aportar ideas –como solían hacer los buenos críticos de antaño-. Con internet el tema ha ido a peor. Ahora puedes tirar a quien sea al fango con un simple click de ratón,, sin pensártelo dos veces. Lo mejor sería que la gente hablara de las cosas que les gustan y no dijeran nada de lo que no les gusta. ¿Por qué no hacemos eso? Creo que sería más constructivo, ¿no?

Billie Holiday dijo que no hay dos personas iguales en el planeta, y que eso debía aplicarse también a la música. ¿Qué es lo que diferencia a Mama Tokus del resto de la gente?

El individualismo está muy bien, pero siempre que no se deje de lado el compañerismo. Es fantástico ser diferente al resto y, al mismo tiempo, formar parte de la gran familia de la música. Tanto el yin como el yang son necesarios para tener un ‘todo’. Yo, Mama Tokus, soy medio blanca y medio negra. Soy el yin y el yang. O una mezcla. O los dos a la vez…

No sólo eres cantante y compositora, también eres promotora… y quién sabe qué más. ¿Eres una de esas adictas al trabajo? ¿Alguna vez echas el freno y te relajas?

Soy una diletante, y hubo una época en la que pensaba que eso era algo negativo, pero ahora ya no. Me dedico a ofrecer una serie de servicios, eso es todo. Claro que trato de encontrar tiempo para relajarme, aunque lo de la adicción al trabajo siempre está ahí. Pero ya no fumo ni bebo, así que tengo mucha energía. ¿Qué hago para desconectar? Lo típico: cocino, escucho música –no sé si esto lo podemos considerar trabajo también, en mi caso-, hago yoga, cuido de mi jardín… ¡Hago un montón de cosas para relajarme! ¡Un montón! … Vale. No me relajo mucho. (Risas)

Terminemos con una carga de profundidad. Este mundo occidental nuestro no pinta nada bien; sabemos de dónde venimos pero… ¿adónde vamos?

Eso es, la gran pregunta para el final. (Risas) … Bueno, no soy yo a quien deberías preguntarle pero ya que lo has hecho… Propongo que en vez de andar siempre tan preocupados visualicemos entre todos un futuro mejor. De eso trata “Yes We Can”, la canción que cierra “On the Ragtime”; el optimismo como elección, nada de ansiedad o miedo. Por lo que respecta al mundo occidental, hay que pensar que en realidad sólo hay un mundo y que debemos tender puentes entre nosotros, no dinamitarlos. Ya sabes lo que dice la canción: “Preparaos, porque se avecina el cambio…”.

Traductor, periodista a regañadientes, copywriter. Quizás nos encontremos en Esquire, Vice, JotDown o en Miradas de Cine. Como me sobra el tiempo, edito Factory.

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