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Joni D.: “‘En estos momentos es necesario un movimiento cultural y juvenil agresivo y visceral”
Antiautoritario antes que punk, punk antes que activista social, Joni D., llamado así por su fanzine Melodías Destructoras, escribió hace un par de años Que pagui Pujol! Una crònica punk de la Barcelona dels 80. Un somero repaso a la escena punk de la ciudad condal. Arqueología punk de primera mano, o, en palabras de Joni D. “una historia paralela tan real como la que enseñan en las escuelas”. No desaprovechamos la ocasión, por supuesto, para interrogarle por sus posicionamientos políticos, sobre España, Cataluña, la república y la madre del cordero. Las verdades de Joni pueden escocer. ¿Quizá por eso mismo? ¿Porque son verdades? Juzguen ustedes…
¿Consideras aquel concierto de Ian Dury con Tequila como teloneros, de vital importancia para el auge del punk barcelonés? ¿O es al que más importancia das en el libro en cuanto a que fue el primero que pudiste acudir?
Bueno, el libro se basa en mis memorias y como bien dices fue el primero al cual pude acudir…Quizás por eso puede dar la sensación de importancia histórica, pero no era esa la intención. Además fue en el año ochenta y uno, cuando ya corrían algunos punks por la ciudad y alrededores. Hubo unos cuantos conciertos más importantes históricamente, como el primero de los Ramones, en el mismo escenario que Ian Dury, un año antes.
Citas que compraste un pirata de los Ramones, cuando había piratas en cinta. ¿Crees que se ha perdido romanticismo? En cuanto el concepto de conseguir así los piratas. Antes uno debía buscarse la vida, no simplemente bajar algo de Internet.
Algo se ha perdido. Aun así, pienso nuestro afán por descubrir cosas también lo sienten los jóvenes de hoy y, aunque lo tienen más fácil para conseguirlo a través de Internet, la realidad es que hay mucha más oferta y deben hacer una criba mucho más bestia para llegar a algo que finalmente les convenza. Nosotros nos hacíamos con cualquier disco o cinta que se relacionara con el punk, aunque había cosas muy distantes entre sí musicalmente. Recuerdo todos los discos del sello Chiswick, a los cuales la distribuidora española les ponía un sello en la portada que incluía un puño con una muñequera de pinchos y la palabra ‘punk-rock’. Eso a nos invitaba a comparlos.
¿Crees que en aquel momento se valoraba y disfrutaba más de los discos, por la dificultad que entrañaba conseguirlos? Como los discos de Dead Kennedys, que se editaron aquí de pura suerte.
Eso sí. No sé si es romanticismo, pero cuando cualquier amigo conseguía un disco nuevo que nadie tenía, lo sacaba de casa y se recorría todos los bares que visitábamos para que lo fueran pinchando y de esa manera todos lo pudiéramos escuchar… También vivíamos la excitación por los discos de importación, cuando algún familiar o conocido salía del estado español se le daba una lista de discos. La gran mayoría de bandas no las habíamos escuchado nunca, queríamos conocerlas y escucharlas por las referencias que teníamos de fanzines. En ese sentido recuerdo el Raw power de Iggy & the Stooges, no había escuchado nada suyo. Me lo compré en Andorra por referencias y el atractivo estético de la portada.
Obviamente, el fanzine es el medio de comunicación oficial del punk. ¿Cómo valoras, con la distancia del tiempo, los fanzines de la época?
Algo imprescindible para saber realmente qué sentían los jóvenes culturalmente inquietos de los ochenta. Los fanzines narran una historia que no sale en los medios de comunicación de masas, ni en los grandes libros que cuentan la historia oficial. Es una historia paralela tan real como la que enseñan en las escuelas, una historia de necesidad expresiva visceral y de aprendizaje constante.
¿Te parece que las revistas que pudieron cubrir el punk, como Vibraciones, Popular1, Ruta66, etc. estuvieron a la altura? Algunas todavía siguen en pie.
Bueno, no eran revistas punk, eran revistas musicales de rock en general y fueron ayudando a introducir el punk al sur de los Pirineos. Los primeros artículos sobre el punk anglosajón los leímos en aquellas revistas. Por ejemplo, nosotros teníamos mucha manía a Rock Especial por su dejadez en torno a la música barcelonesa, pero, al mismo tiempo, el primer artículo que leí sobre los Crass lo publicaron ellos. El medio de comunicación del movimiento punk, como has dicho, fueron los numerosos fanzines que los mismos punks empezaron a publicar a partir de 1982, en el caso de Barcelona.
Hablando de literatura punk, nos gustaría saber tu opinión de los siguientes libros: “Harto de todo” de Jordi Llansamá.
Me parece un trabajo impresionante. Muy detallista por parte del autor, muy poco detallista debido al formato de entrevistas realizadas cerca de treinta años después de los hechos y sin contrastar la información. A la hora de leerlo, el hecho de estar montado por bloques de grupos musicales consecutivamente con todos sus miembros, se me hace un poco repetitivo. A pesar de todo, es un trabajo indispensable y muy necesario para sacar a flote una realidad silenciada.
“Por favor mátame” de Legs McNeil y Gillian McNail.
No lo he leído.
“English dreaming” de Jon Savage…
Me parece un muy buen trabajo, serio y que da la sensación de ser muy realista. Me ha ayudado a entender cosas que hicieron que yo me acercara al movimiento punk. No he leído muchos libros sobre el punk, y éste parece muy recomendable. Ya que hablamos de libros voy a aprovechar para recomendar un par de libros sobre el punk en el estado español: uno es “Hertzainak, la confesión radical”, un grandísimo trabajo sobre la historia de las realidades alternativas en el País Vasco de los ochenta, partiendo de las vicisitudes de la gran banda de Gasteiz. El otro es un libro que ha significado todo un descubrimiento para mí, se llama “Navia Caótica” y, escrito por David Von Rivers, narra el movimiento punk y hardcore en la población asturiana de Navia durante los años noventa.
Es curioso el caso de los Decibelios. ¿Crees que muchos jóvenes tergiversaron mensajes y terminaron en movidas que no entendían y les perjudicaron? Críos que pasaron de punks a neo-nazis, por ejemplo.
Los Decibelios tergiversaron y mucho. Crecieron en un ambiente y cambiaron radicalmente de postura, tal vez por no querer definirse del todo…La realidad es que lo que provocaron fue muy grave. Es cierto que es lo que les tocó vivir, que seguramente no lo buscaron, pero pienso que podrían haber hecho mucho por parar a aquellos grupos que empezaban a identificarse con el nacional socialismo y con el fascismo. No sólo no se desmarcaron sino que llegaron a darles cobertura. En esos grupos había de todo: jóvenes de tradición fascista y jóvenes que sólo querían ser más y más fuertes; jóvenes que salían del punk pero a los cuales lo que les atraía especialmente era la violencia y que pretendieron apoderarse de las calles de Barcelona. Todo ello manipulado y promovido por organizaciones nazis y fascistas históricas.
¿Y que otros tantos se apuntaron a la movida punk por una cuestión coyuntural y luego se quitaron simplemente porque “maduraron”?
Hubo de todo. La mayoría de jóvenes se acercaron al punk por haber nacido antiautoritarios y estar asqueados de la sociedad que les tocó vivir. Posteriormente, a veces, la sociedad te engulle y te empuja a un cambio de vida. Yo lo que siento tras haber escrito el libro y haber realizado una cuarentena de presentaciones del mismo es que la gran mayoría de jóvenes punks de los ochenta siguen sintiéndose bastante punks, dejándose de nomenclaturas colectivas. Algo normal si recordamos que una de las máximas del punk era “se tú y hazlo por ti mismo”.
Una vez, hablando con Exene Cervenka, de X, comentó que la movida punk californiana se jodió por el rollo tan estricto del hardcore. Que eso, en vez de ser punk, era ser militante de algo a muerte, y eran actitudes demasiado cerradas. ¿Consideras que pudo pasar algo parecido aquí en determinados ambientes?
Algo hubo. Nosotros en el ochenta y cuatro nos dimos cuenta, colectivamente, de que no íbamos a ningún sitio si seguíamos autodestruyéndonos, y empezamos a tomar conciencia dentro de la sociedad en la que vivíamos, empezamos a plantearnos cómo avanzar y conseguir objetivos. Esto iba contra la gran filosofía punk, pasamos del “No future” a participar en actividades sociales, movimientos antimilitaristas, ocupaciones de casas, etc. Esto atrajo la represión y ante la represión iniciamos las acciones antirepresivas. Para muchos compañeros preocupados sólo de matar el tiempo de manera lo más divertida posible aquello era demasiado. Si no hubiéramos actuado como lo hicimos el reguero de muertos entre el movimiento punk habría sido aún mucho mayor.
¿Qué te pareció cómo El País tergiversó el mensaje de MDC (Millones de Policías Muertos) en su crónica?
(Risas) Es lo de siempre, hay cosas que no cambian. Gente que desde su puesto privilegiado pretende analizar cuestiones desde la óptica que le da una visita de diez minutos. La importancia de aquel concierto ha quedado clara con la publicación del libro “Harto de todo”. Por ejemplo, nosotros aquel mismo día no nos dimos cuenta. La mañana siguiente, tras el concierto, ya supimos que nada volvería a ser como antes. Ellos fueron unos de los más importantes responsables del cambio social del punk en Barcelona. Si no hubieran sido ellos habría venido otro grupo a enseñarnos a abrir los ojos ante la realidad que teníamos delante y que aún no éramos capaces de analizar.
¿Podría darse una nueva movida punk en la actualidad?
Hay movida punk en muchos rincones del planeta. La provocación y el shock social, obviamente, se han perdido con los años. En estos momentos de crisis salvaje entre las clases no privilegiadas es necesario un movimiento cultural y juvenil con la misma agresividad visceral que tuvo aquel movimiento surgido entre los jóvenes de finales de los setenta. No espero que reproduzcan ni nuestra música ni nuestra estética… No tendría sentido, hace falta algo rompedor que los jóvenes asuman como propio…
Hablemos de independentismo. En principio eres tan beligerante con la Generalitat como con Moncloa o Zarzuela… ¿Dónde te sitúas en toda esta historia?
Hombre, si me preguntas dónde me sitúo entre la Generalitat y la Moncloa, pues te canto, por un lado “Fuego en la Moncloa” de AntiDogmatikss, y por el otro “Gossos de Quadra” [Perros de cuadra. ndr] de L’Odi Social, no sin antes recordarte que los Mossos d’Esquadra son los mercenarios de la burguesía catalana para defender sus privilegios; o sea, los encargados de defender la Generalitat… Pero más allá de eso hay muchos matices. Yo no soy español, nunca lo he sido, nunca me he considerado como tal. No son ganas de putear a nadie, ni de provocar, es un sentimiento que llevo dentro. Puedo sentirme temporalmente de muchos espacios, temporalmente me puedo sentir mexicano, temporalmente me puedo sentir aragonés, o vasco, pero ser, lo que se dice, ser, no, no soy español. Después hay el problema del derecho a la autodeterminación. ¿Cómo se puede negar ese derecho en una democracia? Por otro lado, me considero anarquista, ¿cómo no voy a optar por la independencia si soy anarquista? Creo en la independencia de las personas y de los colectivos de personas, por lo tanto creo en la independencia de los pueblos.
Pero no sé si ese es el independentismo del que estamos hablando…
Claro, otra cuestión es: ¿qué tiene todo eso que ver con el Estado? Pues nada, nada más allá de la manipulación que hacen los interesados en la existencia en ese Estado, ya sean socialistas, comunistas, fascistas, demócrata cristianos o socialdemócratas. Además tenemos problemas actuales, problemas modernos, que no estaban planteadas en las viejas doctrinas anarquistas y que por ello se han de repensar. La famosa utopía de “vivir sin fronteras”. Exacto, no queremos un nuevo Estado y más fronteras, pero hoy en día resulta que el sistema capitalista ha hecho propias algunas máximas libertarias, pervertidas por supuesto, y ha acabado con algunas fronteras, casi todas en Europa. La independencia no implica más fronteras hoy en día. O el famoso ideal de ser “ciudadanos del mundo”, eliminando la división entre territorios. Por supuesto, soy ciudadano del mundo, pero resulta que la globalización está convirtiendo el planeta en un Estado único, con un único idioma, una única cultura y todo eso se está volviendo contra las personas, cuando ese era el ideal final libertario…
¿Qué hacer contra eso?
Pues mantener el espíritu ácrata, nuestras posiciones, pero luchando desde casa, asumiendo estos cambios y defendiendo las culturas minoritarias, las diferentes identidades, para sumar, nunca para dividir… Dividir es lo que ellos pretenden, no nosotros.
¿Y ese independentismo de algunos que se basa en lo meramente económico, es independentismo o egoísmo?
Hay algunos que quieren mantener sus privilegios, y toda su vida se basa en eso. Los que hoy gobiernan en Cataluña y defienden postulados independentistas son los mismos que entre 1936 y 1939 cruzaron clandestinamente a la España nacional y ayudaron a Franco con todas sus fuerzas. No nos engañan. Los que matan a palos en la calle a un hombre por estar un poco exaltado, los que revientan ojos con sus balas de goma, son ellos, y no tienen nada que ver con nosotros.
Todo puede ir a peor, desde luego, pero, en principio, estamos muy cerca de tocar fondo en este país. Sin embargo, ¿qué les pasa a los artistas jóvenes? ¿dónde está la rabia? Hay muchas corrientes subterráneas cagándose en todo, pero los más ‘visibles’ no parecen estar por la labor de denunciar, de protestar…
En Cataluña el ambiente es otro. Aquí hoy tenemos un festival musical y poético de apoyo a Ester Quintana. Es como todo, hay un sector creativo que se mira el ombligo, pero hay otro sector, muy importante, que da la cara y avanza junto a la sociedad, junto al pueblo. En cuanto a los sectores juveniles, hay muchos jóvenes raperos muy cañeros, muy poetas, muy creativos, pero con la lengua afilada. Y por otro lado vuelve la canción de autor también con jóvenes creativos con ganas de romper…
¿Qué les queda a los que no creen en las grandes esferas del poder político? Ni de un signo ni de otro… ¿Cómo sosegar ese sentimiento de impotencia?
Les queda lo colectivo. Hay gente afuera, búscala. Hay redes, hay luchas, hay solidaridad. Ha llegado el momento de dejar atrás los peores 35 años de la historia social del estado español, hablo de redes de resistencia civil, por ejemplo; los que van de 1977 a 2012. El aniquilamiento social ha sido mucho más duro que el que produjo la dictadura. González, Carrillo, por supuesto Fraga, pero también Pujol, esos son los verdaderos culpables de lo que sufrimos hoy, reconozcámoslo, seamos conscientes, borremos esa maldita y falsa “Transición modélica” y retomémoslo donde lo dejo el dictador. ¿Ahora qué? Ahora república. ¿Ahora qué? Ahora educación popular ¿Ahora qué? Ahora asambleas de trabajadores… Eso es lo que les dio miedo y lo que les sigue dando miedo hoy.
Si echas la vista atrás, a los años en los que tú y tus compañeros teníais 18/20 años, ¿cómo te imaginabas la sociedad del año 2000? ¿O ya eras escéptico respecto al futuro entonces?
Siempre he dicho en las presentaciones del libro que fuimos la primera generación sin la figura del dictador por encima y que por desgracia también fuimos la primera generación en sufrir esta falsa “democracia”. La verdad es que lo vimos venir, clarísimamente…
¿En qué anda Joni D. ahora?
Pues presentando su segundo libro, un trabajo histórico sobre los Grupos Autónomos libertarios que cogieron las armas entre 1972 y 1984 para acabar, precisamente, con este sistema que ahora sufrimos. Ellos, los nacionalistas vascos y algunos nacionalistas de izquierdas catalanes, fueron los únicos que se opusieron a esta España democrática hija del fascismo, y por supuesto, por eso, todos ellos fueron los que lo pagaron, y algunos aún lo pagan. El libro salió en marzo en catalán y para marzo del año que viene saldrá en castellano.
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