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Carola Pérez, cannabis para vivir

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A los 11 años una caída mientras patinaba le cambió la vida para siempre. De la despreocupación infantil a un calvario de quirófanos, dolor y morfina por una mala broma del azar. O del destino, o de la suerte. Cada uno le llama como más le consuela. Pero a Carola Pérez no le atrae demasiado la épica del drama y la autosuperación. Tampoco el victimismo. Ha llorado, sí. Y ha gritado de pura rabia. Y ha querido morir. Sin embargo, también se las ha arreglado para llevar el timón de una de las agencias de management con más solera del país, ha girado con mil bandas y, llegado el momento, sacó tiempo y fuerzas de donde no había para fundar Dos Emociones, una asociación dedicada al asesoramiento sobre las propiedades terapéuticas del cannabis, y presidir el Observatorio Español del Cannabis Medicinal.

No, no parece que Carola sea de las que creen que Dios juega a los dados. Las cosas son como son. Esta es su historia, es lo que le toca vivir. Sin aquella fractura de coxis hoy no sería una autoridad en todo lo relacionado con la marihuana. La marihuana la rescató del infierno y ahora quiere, simplemente, compartir su experiencia y sus conocimientos con quien quiera escuchar. Que no son pocos. Por eso trata de tumbar el muro de burocracia e hipocresía que separa a la marihuana de sus beneficiarios potenciales; de gente como ella.

En las distancias cortas se le notan sus artes de relaciones públicas. Carola se explica con claridad meridiana, con calma, e incide cuantas veces haga falta en el mensaje que pretende transmitir. Sólo pierde el aura zen cuando hay que hablar de la desesperante desidia de los políticos y las autoridades sanitarias. Sabe que ellos tienen la última palabra. La paciencia es la clave. El diálogo antes que la confrontación. La pedagogía antes que las consignas incendiarias de 140 caracteres. Y una hoja de ruta.

Dos Emociones era tu empresa de management, ahora es tu asociación pro-cannabis medicinal. ¿Qué pasa con las “emociones”?

Dos Emociones es un nombre que engloba muchas cosas, no era sólo el nombre de una agencia. Para mí, Dos Emociones es un concepto vital. Son los contrastes de la vida, los extremos. Siempre, después de tocar fondo, tocas cielo. Al final las dos emociones te llevan al equilibrio. Así que, bajo mi punto de vista, el nombre era más que correcto para un proyecto de este tipo.

¿Surge algún problema con “las autoridades” al crear este tipo de asociación que en el fondo lidia con una droga ilegal?

Nosotros lo que hacemos, en realidad, es ayudar al enfermo. Por supuesto que queremos la regulación del cannabis, la legalización del cannabis, pero lo nuestro surge como una respuesta rápida a un problema cada vez más latente: apoyar a todas aquellas personas que quieren utilizar el cannabis con fines terapéuticos pero no saben cómo utilizarlo, a pesar de que hay estudios que lo avalan. Qué dosis, qué cannabinoides, cada cuántas horas, cómo administrarlo… Y Dos Emociones se centra más en eso. Es más un punto de encuentro. Porque nosotros no dispensamos cannabis. No realizamos ninguna actividad ilegal. Es más, es nuestro médico el que hace las recomendaciones finales. Nosotros somos un puente para aquella persona que quiere utilizar la planta, porque ya no encuentra otra alternativa, bien por dolor, cáncer… Arropamos a esa persona que, con miedo la mayoría de las veces, con desconocimiento, por el propio estigma de la planta, viene a nosotros. Y vienen normalmente aterrados.

Les asesoras partiendo de tu propia experiencia…

Claro, aprendiendo de lo que yo he vivido como enferma hemos creado el proyecto, para que lo que yo he pasado no lo pasen otros. Dos años probando una cosa, probando otra, mirando esto, aquello… Y nada me valía.

Carola Pérez - Cannabis Medicinal 02

¿El Observatorio Español del Cannabis Medicinal es una es una extensión de Dos Emociones?

No exactamente. Esto ha sido un proyecto impulsado por mí y por Dos Emociones en el que hemos juntado a los mejores investigadores de cannabinoides de este país, que son todos catedráticos, bioquímicos, especialistas en cáncer, en dolor… Y a los mejores médicos. Y hemos creado este observatorio. Los miembros de este observatorio serán quienes se sienten con los políticos y con el ministro de Sanidad. El grupo de expertos que estudiamos el cannabis y que damos una información rigurosa. Y te diré algo, no descarto que Manuel Guzmán o Cristina Sánchez puedan ganar un premio Princesa de Asturias a no mucho tardar por demostrar las propiedades antitumorales del cannabis. Por no decirte que Rafael Mechoulam, que es el padre del sistema endocannabinoide, quien lo descubrió, quizá reciba algún día el Premio Nobel.

Lo que más me llama la atención de tu historia es que donde ningún analgésico funcionó, ni siquiera algo tan potente como la morfina, o donde dejaron de hacer efecto, el cannabis te “salva”.

He sido adicta a la morfina. Esto es un tema delicado, porque la morfina te ayuda en momentos puntuales de tu vida. Lo que no puede ser es que la morfina se convierta en un tratamiento continuo desde los veintipico años. Si tú tienes un accidente, o pasas por una operación importante, la morfina es un paliativo que viene muy bien, pero no te hablan, por ejemplo, de los efectos secundarios de esa medicación, que son letales. Tampoco te cuentan que conducen a la depresión, porque estás todo el día tirado. Como el que es adicto al caballo.

Y llega la tolerancia, la dependencia…

Exacto. Ese fue mi caso. A mí lo que me ocurrió fue que los médicos me iban subiendo la dosis, porque yo me habituaba muy rápido a la morfina, y ya las dosis eran exageradamente altas. Pero no sólo hablamos de la morfina, es que también está el Tranquimazín, los anti-inflamatorios que no valían para nada, los anti-psicóticos que tampoco los necesitaba… Es un cóctel que te van creando porque, ¿sabes lo que ocurre? Que al final los enfermos crónicos somos un fastidio y un problema porque no tenemos solución. Es decir, en mi caso, mi coxis no va a volver a su sitio, porque me lo han quitado y no se puede volver a poner ningún coxis, y el nervio ya está dañado. Entonces, cuando tú convives con un dolor tan intenso los médicos lo primero que hacen es intentar taparlo, con lo que sea, y en realidad el problema no sea tapa, se hace más grande. Te encuentras con 19 pastillas, pidiendo ayuda a tus padres para morir, en un psiquiátrico ingresada. Y trabajando al nivel que yo he trabajado en el mundo de la música, con giras enormes, jugándome dinero, ves que nada de eso es una solución. Son parches.

Pero aquí entra en juego la atención al enfermo, más que el cannabis o cualquier otra alternativa a los tratamientos habituales.

Mira, hoy nos ha venido una persona con un problema de dolor y traía un cóctel de medicamentos que le hemos dicho: ¿no te das cuenta de que estás tomando tres anti-inflamatorios a la vez? Porque el traumatólogo le manda uno, el de cabecera le manda otro y el de la Unidad del Dolor otro más. Y al final nadie se sienta con el enfermo a ver cuánta medicación toma, y cuál es necesaria y cuál es prescindible. Porque, lo vuelvo a repetir, una cosa es una medicación para un momento puntual y otra un tratamiento crónico.

¿Qué otra cosa pueden hacer los médicos?

El problema es ese, que los médicos tampoco tienen más herramientas. Mi médico de la Unidad del Dolor me dice: “Mira, Carola, esto va por aspirina, codeína y morfina. Y no hay más”. Y a partir de esas tres raíces van los derivados. Porque ellos no pueden utilizar el cannabis.

Tú hablas a menudo  de los “yonquis de farmacia”…

Claro. Es que hay algo de lo que no se habla, y es de la cantidad de esos yonquis de farmacia que nacen cada día. Como lo he sido yo. Lo de Estados Unidos y la Oxicodina es una barbaridad (lo enfatiza), lo de España y los opiáceos es otra barbaridad. La cantidad de suicidios provocados por opiáceos, que de esto no se habla. Es decir, cuando yo les pedía ayuda a mis padres para morir yo no me iba a tirar por la ventana, yo tenía a mano la cantidad de morfina suficiente para tomármela e irme al otro barrio. Todas esas muertes por sobredosis de medicamentos están silenciadas. Y no sólo las muertes, hablemos de las adicciones. Las personas que veo que llevan cinco, seis, siete años tomándose un Valium cada día, por la noche. Ya no saben dormir sin ese Valium y además no se lo podrían retirar de repente, porque ese síndrome de abstinencia es fortísimo. Las benzodiacepinas, como ya se ha demostrado, favorecen la aparición del Alzheimer. ¿Toda esa información dónde está? ¿Por qué el médico no te lo cuenta cuando te receta esos medicamentos? A mí me llega un señor con una bata blanca y me dice que tal medicamento es lo mejor para mí y yo confío en él, porque se supone que es un experto. Cuando yo digo que el cannabis el bueno, como yo no llevo una bata blanca, nadie me va a hacer caso. Y hay muchos médicos que son muy buenos, pero también hay muchos que son simples recetadores de pastillas. Pero hay que ayudar al paciente a convivir con su enfermedad, y muchas veces, si a mí me duele un hombro, me van a recetar lo que sea que me receten, y a lo mejor me duele el hombro porque me tiran las cervicales. Aquí no pasa como en la medicina oriental, que hace una visión de conjunto. La medicina occidental tiende a aliviar los síntomas. Y así nos va. Economizando tanto para sacar rendimiento, para cronificar al enfermo. ¿Quién pierde? El enfermo. Siempre. Porque al final el sistema médico lo dirigen las farmacéuticas, y eso es así. Todo está comprado y el enfermo es un mero consumidor de productos farmacéuticos. Un número.

¿Cómo actúa el cannabis a efectos analgésicos?

Es muy sencillo. Hay una cosa que tampoco cuentan, y ni los propios médicos lo saben porque, por la razón que sea, esto no se les explica a los estudiantes de medicina, y es que, de la misma manera que tenemos un sistema opioide en el organismo, tenemos un sistema endocannabinoide que regula muchísimas funciones del cuerpo. Es decir, el ser humano, desde hace miles de años, ha utilizado esta planta y nuestro cuerpo está preparado para recibir el cannabis. Tenemos receptores CB1 y receptores CB2.

¿Pero qué acción concreta tiene?

Ayuda en dos ámbitos muy importantes. Primero, a nivel físico. Regula la temperatura corporal, el sueño, el apetito, el sistema nervioso… Actúa en un montón de frentes. Pero, por otro lado, el cannabis tiene algo muy bueno, y es que esa psicoactividad de la planta a los enfermos nos viene muy bien, porque relaja muchísimo y te abre la mente. Por decirlo de una manera gráfica; todo lo percibes mejor. Es como si llevas toda la vida escuchando música con unos cascos malos y de repente te dejan unos Bowers & Wilkins. Empiezas a apreciar matices que ni conocías. Con nuestro cerebro ocurre lo mismo. El cannabis te ayuda a asimilar toda esa depresión, toda esa rabia, esa irritabilidad inherentes a las personas con patologías graves y crónicas. Te ayuda incluso a ver la vida de otra manera, a darte cuenta de que todo es transitorio. Te ayuda a escribir, te ayuda a hablar, a sentir… Te ayuda a verlo todo desde otro punto de vista.

Carola Pérez - Cannabis Medicinal 04

No me irás a decir que es la panacea…

A ver, el cannabis no vale para todo el mundo. Es como cualquier medicamento; hay personas a las que les va bien tal pastilla y otras a las que no. Con el cannabis sucede lo mismo. Quien lo toma tiene que estar preparado. Exactamente igual que con los opiáceos. Tenemos muchos pacientes con dolor que no toleran los opiáceos. Por la razón que sea, incluso por el propio efecto psicoactivo, que es mucho más fuerte que el del cannabis, hay gente que no lo aguanta. Se ponen muy tristes, o les dan vómitos. En este caso, hay quien no tolera el efecto psicoactivo del cannabis. Pero para eso tenemos el CBD y tenemos el THC, los dos cannabinoides. Podemos experimentar con ellos y dependiendo de la patología que tenga la persona se usa uno u otro.

Sin embargo en el imaginario colectivo la marihuana está asociada a una foto de Bob Marley fumándose un canuto como un Montecristo de grande.

Exacto, y además está el estigma. Hay siete millones de consumidores de cannabis. Gente que lo consume a diario. Lo que pasa es que no salen del armario porque todavía no está bien visto. En cambio, ¿cuántas veces en las series o en las películas se ve a alguien que llega a su casa y se pone un whisky? Es lo mismo. El cannabis, como todas las drogas legales o ilegales, hay que utilizarlo con conocimiento y con moderación, pero para eso necesitas a alguien -y esa es la labor de Dos Emociones- que te explique qué es la planta, de qué consta la planta, si conviene utilizarla por vía oral o es mejor inhalarla, o qué efectos tienen cada una de esas vías, qué cannabinoides existen, qué tipo de cannabis hay que tomar. Porque hay muchas variedades y cada una vale para una cosa. Pero, claro, muchos enfermos van a comprar cannabis a cualquier sitio, como me ha pasado a mí toda la vida, y en realidad no sabía ni qué cannabis estaba fumando, ni si había pasado algún tipo de control.

Sin abandonar ese imaginario colectivo, a decir verdad sí que hay gente a la que le suena lo del uso terapéutico del cannabis. Para el glaucoma, para sobrellevar los efectos de la quimio. Pero siguen pensando en lo mismo: en el porro, en fumar marihuana.

Mira, el cannabinoide que coloca, el que tiene el efecto psicotrópico, es el THC. Es el que busca el usuario lúdico. Quiere cuanto más THC mejor para que te coloque más. Pero, en cambio, en el uso terapéutico no es así, porque el CBD juega un papel muy importante y no tiene efectos psicoactivos. Además, amortigua el efecto psicoactivo del THC.

Porque se supone que uno tiene que seguir funcionando, trabajando…

Claro. Yo estoy atendiendo a pacientes, preparando comunicados de prensa, haciendo entrevistas, reuniéndome con políticos, etcétera, etcétera, y necesito estar hablando como estoy hablando ahora contigo. Lo tomo en dosis altas pero lo tomo de una manera que no me provoca ese efecto psicoactivo, gracias al uso del CBD y a unas dosis determinadas en momentos puntuales. Ahora, si mañana me levanto con un pico de dolor horroroso que no puedo con mi vida, a lo mejor ese día que tengo que quedarme en cama lo que necesito es un cannabis fuerte para no sufrir tanto y realmente colocarme un poco más. Tener más efectos psicoactivos para no sufrir tanto.

Si el cannabis es ilegal, ¿cómo o dónde se consiguen todos estos derivados?

A través de un laboratorio.

¿Español?

Sí.

¿Y es legal?

Bueno, es que el CBD sí que es legal. Porque lo que hace ilegal al cannabis es el THC, si está en más de un 0,2% dentro del aceite. Pero si trabajas con un aceite, como trabajan estos laboratorios, como myCBD, que son españoles, o con el aceite de Endoca, que viene de California, o uno que viene de Holanda, mientras no superen ese límite de THC sí son legales.

Pero las plantaciones no estarán aquí…

Eso es harina de otro costal. Pero ten en cuenta que España es el mayor campo de cultivo de cannabis de Europa. Casi todo el cannabis que se vende en los coffee shops de Holanda viene de España.

Vaya, al menos somos punteros en algo.

Claro. Ten en cuenta que tenemos un sol y unas condiciones que hacen que por ejemplo en Andalucía haya mucho cultivo de cannabis, porque muchas familias viven de ello.

¿Viven de venderlo a quién?

Al mercado negro.

Carola Pérez - Cannabis Medicinal 03

A pesar de del ejemplo de Holanda, parece conflictivo, cuanto menos, que un país legalice una droga que no es legal en ningún otro país de su entorno.

Yo creo que esto va a cambiar muy rápido. Cada vez son más los países donde se despenaliza el consumo de cannabis. Esto es como la prostitución. Esto existe, igual que existen los puticlubs. Y puedes hacer dos cosas: regularlo o mirar para otro lado. Ahora mismo en España existen unas 900 asociaciones cannábicas con una media de 250 socios. Hablamos de asociaciones para el uso lúdico, no contamos las que se dedican al uso terapéutico. Esta gente está evitando el mercado negro, están evitando que se alimente el narcotráfico, y están en su derecho de asociarse y consumir cannabis conjuntamente. Nosotros estamos pidiéndole al Estado español que, por favor, que ya que todo esto está montado, que funciona bien y no da ningún problema a la sociedad ni problemas de salud pública, que no fomenta el consumo sino todo lo contrario, y que encima queremos pagar impuestos por estas actividades, que se muevan. Ya habrás visto que Ciudadanos se han pronunciado a favor, probablemente Podemos también lo hagan -aunque no lo digan porque es un tema muy delicado-, Izquierda Unida está a favor, nos hemos reunido con el PSOE y la cosa parece ir bien. Hay esa otra parte de la sociedad más conservadora que no quiere hablar del tema. Pero a mí me parece muy divertido, porque cuando yo atiendo a enfermos, son de toda clase y condición, de cualquier signo político.

¿Quien aboga por la legalización del cannabis lo hace también por la legalización de la heroína, la cocaína, el éxtasis, etcétera, etcétera?

No necesariamente. Mi opinión, y es sólo mi opinión, es que quien quiera consumir una sustancia, la va a consumir. El que toma éxtasis, o MDMA, o cocaína… Si se regula y tienen su sustancia con todas las garantías, si se pusiera un poquito de orden, te darías cuenta de que el consumo aumenta. Todo lo contrario. Cuando está regulado los menores no tienen acceso a ello, es más económico, más seguro. Fíjate en lo que pasa en Colorado, que ya no saben qué hacer con los impuestos que ha generado el cannabis. E insisto, no se alimenta ese monstruo que es el narcotráfico, que es la décima potencia mundial. O toda esa policía que dejaría de trabajar en temas relacionados con el cannabis y se ocuparía de cosas importantes de verdad. Las guerras contra las drogas lo único que han traído ha sido mucha muerte, mucho dinero negro y todos esos usuarios que se destrozan la vida por falta de información.

*Sigue a Carola en Twitter.

Traductor, periodista a regañadientes, copywriter. Quizás nos encontremos en Esquire, Vice, JotDown o en Miradas de Cine. Como me sobra el tiempo, edito Factory.

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