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Jose Girl: “La fotografía es algo con lo que vives. Es la mirada la que nunca descansa”
La fotografía es algo más que una profesión para Jose Girl, es una extensión de ella misma y eso es algo que queda plasmado en cualquiera de esas imágenes que surgen de su afilada intuición a la hora de pulsar el obturador. En sus instantáneas la luz y la sombra, lo divino y lo humano y todas las contradicciones que puedan ocurrírsenos se dan la mano para dotar a la toma resultante de una fuerza diferenciadora que acota, con nítidos márgenes, su peculiar manera de mirar.
Fotógrafa autodidacta que con tesón ha sabido labrarse un hueco con voz propia, dando forma a un universo particular y rico en matices vertebrado por la omnipresente música que forma parte en todo momento de su particular aventura creativa. En esta charla se desvelan algunos detalles sobre su manera de trabajar pero los más importantes, los que hacen que su obra sea distinta y, por ende, genuina quedan bajo el amparo de su propia mirada.
¿En qué momento supiste que la fotografía iba a ser tu compañera de viaje?
Recuerdo el momento en que me empezó a interesar agarrar una cámara cualquiera y salir a la calle a tomar imágenes del barrio, y el gusanillo que sentía cuando iba a recoger las fotos reveladas a la tienda. Era un sentimiento único, hacer unas fotos y no poder ver los resultados hasta días después.
Unos años más tarde un vecino me dejó en casa un equipo réflex. Esa bolsa para mí era un tesoro, yo tendría unos 16 años.
Me la prestó durante unos días con la condición de que le hiciera las fotos de su boda. La exprimí al máximo durante el tiempo que la tuve y le hice esas fotos. Después de esto decidí empezar a ahorrar para mi primera réflex y aprender todo lo que pudiera, así que supongo que el momento en que lo supe fue durante todo ese proceso.
¿Cuándo tuviste claro que se convertiría en tu profesión? ¿Fue con el primer encargo en firme que recibiste?
Desde que empecé a tener una cámara réflex en mis manos supe que quería que la fotografía estuviera en mi vida. Lo de la profesión no creo que lo tuviera claro, no lo recuerdo bien. Pensaba más en términos de pasión que de profesión.
¿Qué crees que ha aportado a la fotografía la irrupción de lo digital?
Pues creo que es el mayor aporte desde que se descubrió la fotografía en sí. Ahora todo es posible casi para cualquiera. Puedes hacer y editar buenas fotos con un móvil, hay buenas cámaras compactas que no son caras, y casi cualquiera tiene un ordenador con Photoshop. Eso ha hecho que mucha gente pueda expresarse artísticamente en este terreno sin la necesidad de poseer una cámara carísima y un estudio de revelado, líquidos y caros papeles. Accesibilidad, inmediatez, mayor capacidad de manipulación del resultado… Todo bueno.
¿Qué lugar ocupa en tu obra el post procesado de la imagen?
El lugar que ocupa para mí es casi tan grande como el que ocupa la toma en sí. Le doy una gran importancia y no considero terminada una foto en el momento de terminar una sesión. Ahí comienza el nuevo trabajo de laboratorio, el revelado digital. El lienzo que contiene una base cruda que puedes cocinar y moldear siguiendo tu criterio creativo en cada momento y dando salida a tu sello personal como fotógrafo o creador.
¿Es posible que el abuso del retoque haya acabado con el carácter documental de la fotografía?
No, yo no creo que una cosa afecte a la otra, salvo en algunas excepciones. Si haces foto documental la puedes hacer exactamente igual que antes y además tienes más posibilidades de plasmar tu sello personal. Tampoco creo en el abuso del retoque. Cada uno trata una imagen a su manera, como te he dicho antes, y utiliza las herramientas que quiere para expresarse. La palabra “retoque” tiene una connotación negativa no merecida. La mayoría de gente que lo critica no sabe cómo se trata una imagen de manera digital, hablan por hablar. Otros piensan que el retoque es algo que se utiliza para sacar a la gente más guapa, más delgada y más joven en las fotos. Cuando te preguntan “¿tú utilizas photoshop?” lo hacen ya con una idea preconcebida y negativa. ¡Pues claro que utilizo photoshop! Y otros programas y otras herramientas que me permiten crear mi obra fotográfica. Es como decirle a un cocinero que si no corta y pica todo a mano y cocina con leña no es un verdadero cocinero… Las posibilidades de la Thermomix son infinitas… ¡Joder! (Risas) Yo ni siquiera utilizo la palabra retoque, sino revelado o tratamiento digital.
¿Cómo se podría definir la imagen resultante de todo ese proceso? ¿Simple fotografía? ¿O estamos ante algo distinto?
Para mí es Fotografía. Siempre ha sido lo mismo, sólo que la manera de captarla y de mostrarla va evolucionando. La necesidad de expresión de un individuo que mira el mundo y con frecuencia desea arrancar un trocito de tiempo y espacio e interpretarlo a su manera.
Cuando se mira por el visor se discrimina, se disecciona, se elige solo una parte de lo que el ojo ve. ¿Qué te hace saber que ese es el encuadre correcto y no otro?
Nada. Y prefiero no pensarlo mucho, porque siempre va a haber otra manera de tomarla, y seguramente mejor.
¿Cómo definirías tu técnica fotográfica?
Disparo por intuición, y revelo con minuciosidad.
¿Es en el retrato dónde te sientes más cómoda?
No… Es lo que me pone más nerviosa, pero es lo que más me gusta y emociona.
Según García Alix el retrato es un enfrentamiento, un pulso entre el fotógrafo y el fotografiado, ¿cómo lo ves tú?
Nunca he sentido que estaba echando un pulso con ninguna de las personas que he fotografiado, porque yo me retiraría enseguida, soy muy tímida y por eso lo paso mal. Para mí es la intromisión fugaz en el espacio íntimo de alguien, un momento muy delicado en el que todo o nada puede suceder.
En tu devenir profesional se te conoce, sobre todo, como fotógrafa rock. ¿Qué supuso para tu desarrollo profesional empezar a trabajar con Enrique Bunbury?
Fue la posibilidad para desarrollar mi potencial como fotógrafa, para afrontar retos profesionales que hasta el momento no había realizado, lo cual me llevó a aprender de manera autodidacta la mayoría de las cosas que ahora sé.
Llevas siendo su fotógrafa de cabecera desde ‘El viaje a ninguna parte’. Son ya unos cuantos trabajos fotográficos con el mismo. ¿Cómo consigues reciclarte disco tras disco?
Supongo que es lo mismo que reciclarte trabajo a trabajo, aunque no sea con la misma persona. Ten en cuenta que el tiempo que pasa entre un disco y otro es suficiente para que ya tengas la cabeza en otra cosa y te hayas metido a investigar en nuevos terrenos visuales, entonces cuando llega el momento de afrontar el trabajo para un nuevo disco tienes ganas de aplicar todas esas cosas que has aprendido.
Si uno coge las imágenes que has tomado para los distintos álbumes y las separa del todo que supone el concepto del disco en cuestión queda claro que no pierden fuerza. Siguen manteniendo un núcleo narrativo y cuentan una historia por sí solas. ¿Es algo que buscas de manera premeditada? ¿O quizás te lo sugieren las canciones que forman el disco?
Es premeditado desde el momento en que nos planteamos que la sesión en sí cuente una historia basándonos en la foto-ficción. Normalmente viene motivada por la temática o el título del disco y, aunque muchas veces no sea tan evidente, es un hilo del que partimos y del que tirando sale la idea general de la sesión.
Diste testimonio gráfico de la gira de reunión de Héroes del Silencio. Plasmaste todo aquello, que fue muy especial para muchísima gente, en el libro ‘Tesoro’. ¿Te pesó esa responsabilidad en algún momento? ¿Qué supuso para ti?
Para mí fue muy emocionante y un honor estar en esa gira. La idea no era hacer un libro con esas fotos, sólo pensaba recoger la gira en imágenes, sin ningún fin definido. Quizás por eso no me pesó tanto esa responsabilidad de la que hablas y simplemente disfruté pudiendo estar ahí, plasmando cada uno de esos conciertos desde dentro. A posteriori, viendo las imágenes, fue cuando decidí publicar “Tesoro” y hacer unas exhibiciones basadas en ese trabajo.
Y ahora que estamos hablando de libros, además de este publicaste también ‘El Aragonés Errante’, con retratos de Bunbury, pero, ¿has pensado recoger el resto de tu obra, la que no está ligada a la música, en un libro?
Me encantaría, espero hacerlo en un futuro. Aunque a mí me cuesta mucho el tema de organización y selección de la obra.
De todas formas, igual que la vida no es un cúmulo de compartimentos estancos sino una colección de vasos comunicantes, tu fotografía, toda ella, tiene un marcado pulso rock a golpe de obturador. ¿Por qué vertebra la música todas tus series fotográficas?
Me alegra oír eso, aunque una no se da mucha cuenta de esas cosas. Los demás ven más en tu obra que tú misma, o ven otras cosas. Yo puedo decirte que la música siempre ha sido una de las cosas más importantes en mi vida. Supongo que es por eso por lo que no la separo de mi trabajo y de alguna forma queda plasmada.
¿Qué clase de obra crees que habrías desarrollado si la música no fuese tan importante en tu vida?
Es que no puedo imaginarme la vida sin música…
Viendo y volviendo a ver, con todos los sentidos alerta, las fotos que dan cuerpo a las colecciones que desarrollas –Shots of Live, Fetish, The Funhouse- percibo un cierto aislamiento entre la persona u objeto fotografiado y el resto del mundo. Nos brindas un instante detenido que tras la observación concienzuda nos muestra una soledad que anhela ser habitada. ¿Cómo se consigue reflejar eso en una foto?
La soledad, la oscuridad, el dolor y el sentimiento profundo en general es lo que a mí me interesa en una imagen, tanto de otros como propias, por eso me gusta tanto el retrato. No sé cómo se consigue, ni siquiera sé si yo lo consigo como desearía, pero aciertas en la descripción de lo que me gustaría reflejar.
¿De dónde nacen las ideas para esas series fotográficas? ¿Aparece primero la idea global o es una fotografía aislada la que te sugiere el continente?
Ocurre de las dos maneras. A veces es una imagen que surge o que captas en un momento dado la que sirve de hilo para desarrollar el resto. Abre una puerta en tu cabeza para buscar lo que viene después. Otras veces es una imagen que sólo existe en tu cabeza la que pide ese desarrollo.
Tus fotografías de más crudeza, las que muestran la parte más oscura de la existencia, mantienen un tono poético que las aleja de la vulgaridad. Consigues mostrar la cara oscura con una fuerte pátina de naturalidad. ¿Cuánto crees que hay de oscuridad en nuestra existencia?
Creo que estamos envueltos en oscuridad y en luz. A veces nos revolcamos en una y a veces encontramos la otra. Las dos me interesan mucho.
Plasmas con claridad las contrariedades en tus imágenes, ¿crees que sin ellas y sin las dualidades extremas sería otro el ser humano?
Por supuesto. Imagínate cómo seríamos si lo tuviéramos todo claro y no hubiera dudas ni cambios de parecer. O seríamos perfectos desde el principio o tendríamos una vida en la que no podríamos evolucionar.
En la continua observación de tu obra no consigo encontrar una clara influencia, no hay una continuidad con el trabajo de un predecesor. Lo que hallo es una pulsión que deja un sello propio y diferenciador con respecto a cualquier otro fotógrafo. Pese a tu clara formación autodidacta debe haber alguien a quien admires dentro de tu gremio. ¿Quién y por qué?
La lista de fotógrafos que me emocionan e interesan es larguísima: Richard Avedon, Steve McCurry, Joey Lawrence, Ansel Adams, Salgado, Walker Evans, Diane Arbus, Chema Madoz…. Y muchos más, no terminaría nunca. Admiro su obra porque me emociono al mirarla y en cada uno de ellos veo lo que yo no soy, con cierta envidia y con mucha admiración. Es muy difícil conseguir imágenes así.
También has hecho incursiones en el mundo del videoclip y del cine. Pese a que puedan ser lenguajes parecidos no son lo mismo. ¿Cómo ha sido la experiencia?
El mundo del vídeo lo he tocado siempre de refilón, y aunque me interesa y me gusta mucho, no me he centrado en ello. Me gusta la especialización en lo que hago y estoy continuamente buscando y aprendiendo nuevas técnicas en el mundo de la fotografía. Meterme en el vídeo de una manera seria me supondría hacer lo mismo, y siento que me quitaría el tiempo para desarrollar la imagen fija. Por eso hago algo de vez en cuando, con curiosidad y ganas, pero no considero que sea mi profesión.
Y no quiero cerrar la charla sin que me cuentes dónde empieza y dónde acaba la fotografía en tu vida. ¿Puedes separarla de todo lo demás o es imposible?
La fotografía es algo con lo que vives, nunca lo separas del todo. Vas por la calle y aunque no lleves la cámara contigo siempre ves alguna foto que te estás perdiendo. Es la mirada la que nunca descansa.
*Tienes toda la informarción sobre Jose en www.josegirl.com.
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