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Jesús Ordovás: “El crowdfunding ya lo utilizó Almodóvar para hacer sus dos primeras películas”
He conocido a pocas personas tan inquietas como Jesús Ordovás, siempre de aquí para allá haciendo lo que mejor sabe hacer, vivir por y para el pop. No hace falta destacar su gran labor al frente de Diario Pop, sus innumerables artículos y reseñas para diarios y revistas especializadas o su pasión por las cabinas de dj, ya sea en festivales o las más conocidas salas madrileñas. El periodista nacido en Ferrol se atreve ahora con un libro que refleja la historia del pop español desde 1977, pero, a diferencia de las anteriores obras en las que ha tratado un tema del que ya es experto, ha preferido centrarse en las imágenes y ceder un espacio inferior a los textos. No obstante, las palabras también tienen su importancia en Viva el pop (Lunwerg, 2013) a la hora de rendir homenaje a artistas de la talla de Ouka Leele, Alberto García-Alix, El Hortelano, Ceesepe, o Víctor Coyote, por citar sólo algunos.
El subtítulo ya lo deja bien claro, ‘De la Movida a la Explosión Indie’. Aún así, preferimos que tú mismo nos pongas en situación, ¿qué vamos a encontrarnos en ‘Viva el pop’?
El libro comienza con una fotografía que yo tomé a Alaska en El Rastro en la que aparece vestida de punk posando en el puesto del fanzine Kaka de Luxe junto a su amiga italiana Elisabetta, quien, además de formar parte del fanzine, era componente de Los Zombies. Se trata de una imagen icónica que marca el comienzo de todo, esa foto para mí es el comienzo de lo que después se conocerá como La Movida. Alaska acaba de llegar de Londres y está decidida a ser una estrella del punk. Es entonces cuando ella y El Zurdo se encuentran con Nacho Canut y Carlos Berlanga y deciden formar Kaka de Luxe, y con ellos se inicia una nueva era en la historia del pop.
Hemos oído hablar mucho de La Movida, pero creo son pocos los que realmente se han preocupado de profundizar en aquel movimiento.
Lo que ocurrió en España durante La Movida fue muy similar a lo que ocurrió en Nueva York con la Velvet Underground, Andy Warhol y una serie de artistas pertenecientes a varias disciplinas. También se puede comparar con La Nueva Ola británica, pero es que ésta se centraba sólo en un estilo musical concreto. En cambio, La Movida contaba con grupos de tecno, rock and roll, punk, siniestros, … era una escena muy variada.
¿Y qué era lo que realmente unía a todos aquellos artistas tan dispares?
Lo que unía a los grupos de La Movida es que había únicamente dos salas, El Sol y Rockola, y tenían que apañárselas para tocar todos en ellas. Ahora tienes veinte salas y cada una se puede permitir el lujo de distinguirse por un tipo de programación u otra; está todo mucho más repartido. En los 80 nos juntábamos todos en los mismos sitios, daba igual si eras punk, mod o rocker, era muy distinto a lo de ahora.
Me imagino que para realizar este libro has tenido que desempolvar muchos álbumes y poner patas arriba unos cuantos cajones, ¿cómo ha sido el proceso?
Lo tengo todo en cajas por año, así que tras reunirme con Antonio Ortega, director editorial de Lunwerg, empecé a abrir cajas y a seleccionar material. Yo quería que fuera un libro muy amplio y variado, que recogiera todos los aspectos de lo que es la memorabilia de aquella época.
En consecuencia, los protagonistas también son de lo más variado.
Muchos de ellos, además de ser músicos, han destacado realizando otras facetas artísticas. Es el caso del músico Víctor Coyote, que hace sus propios carteles, diseña portadas de discos, ha hecho exposiciones como pintor e incluso se ha atrevido con algún que otro corto para la televisión gallego. Aparecen otros artistas más recientes, como Mauro Entrialgo, que es músico y dibujante de cómics. También está Javier Aramburu, que se dio a conocer como músico al frente de Family, pero a su vez es el diseñador más importante desde los años 90, gracias a esas maravillosas portadas de discos que ha hecho para Los Planetas, Le Mans, Juan Perro, La Buena Vida y muchos grupos más.
Desde la portada se intuye que en esta obra nos vamos a encontrar más imágenes que palabras, ¿es así o además de carteles, flyers y otros objetos, tenemos alguna que otra curiosidad para leer?
El libro también tiene texto, cuenta con una presentación y con una historia escrita, pero, sobre todo, predominan las imágenes. ‘Viva el pop’ está dividido en épocas y cada momento está representado por una portada de un disco, por unas revistas o por un grupo representativo. A través del texto te puedes hacer una idea de todo lo que ha ocurrido en el pop español desde el 77 hasta ahora repasando las personalidades, los estilos y los aspectos fundamentales de cada momento. Y cuando hablo de pop estoy incluyendo al rock and roll, el hip hop, el punk, la electrónica… todo eso está dentro del pop.
Me da la impresión que de unos años a esta parte la gente ya no es tan cerrada como antes. Parece que, por fin, muchos disfrutamos picando de aquí de allá, no nos quedamos con un estilo concreto, ¿lo has observado tú también?
Yo estoy abierto a todos los estilos, puedo escuchar a Los Planetas y después poner a Family, Aviador Dro, Los Coyotes,… Lo que pasa es que a comienzos de los 90 tuvo lugar una disociación muy grande, las bandas que emergieron en esa época no querían saber nada de los 80 y, más tarde, resulta que grupos como Australian Blonde o Dover han terminado acercándose a lo que antes despreciaban.
Volviendo un poco al libro y a ese espacio tan importante dedicado a la parte gráfica del rock, a mí me gustaría preguntarte por el diseño de las entradas, que antes era algo que se cuidaba muchísimo y ahora parecen cualquier cosa menos entradas para conciertos.
Es horrible cuando vas al banco y te sale ese resguardo horroroso, parece el ticket de la pollería. Se ha perdido el sentido de lo que es el arte pop, porque el pop es imagen, aparte de otras muchas cosas. A veces es más importante incluso que el contenido. Yo he llegado a comprar discos por la portada y he guardado posters de grupos que ni siquiera sabía quiénes eran.
La cartelería, en cambio, parece que se está cuidando cada vez más.
Es cierto y me parece estupendo. Además, se ha sacado un formato de cartel que permite ser colocado en todas partes. Uno de los responsables de esto es Manolo (La UVI) con los Action Flyers, que son unos sobres con flyers en su interior que te permiten promocionar tu sala, bar de copas o lo que sea. Y mira por donde, eso lo está haciendo un punk de los años 80, qué casualidad (risas).
Como periodista musical, formas parte de ese privilegiado grupo al que también pertenecen Diego Manrique, Juan de Pablos y unos pocos más. Tengo la sensación de que pasan los años y no aparecen nuevas firmas en el sector capaces de hacerse un nombre.
Sí, afortunadamente seguimos vivos (risas). Yo creo que hay una nueva generación que surgió con toda la explosión indie, periodistas como Jaime Gonzalo, Jesús Llorente o Víctor Lenore. Sí que ha habido gente muy activa en los últimos años, personas que se han movido hasta montar algo como, por ejemplo, el FIB, que es el festival más importante que se ha organizado en la historia del pop. Ahora mismo hay gente buenísima, lo que pasa es que destacan menos porque hay muchísima competencia.
¿Cómo ha cambiado el papel del crítico musical desde que empezaste hasta ahora? ¿Crees que se ha perdido esa capacidad para influir en el lector?
Lo que pasa es que éramos cuatro. Había un crítico en El País, otro en Diario 16, dos en Disco Express y poco más. Y los que estábamos en prensa y revistas especializadas, también trabajábamos en radio y televisión, por eso lo que decíamos iba a misa (risas). Ten en cuenta que no había internet y éramos muy pocos los que estábamos haciendo eso. La influencia que pueda tener un crítico ahora es mucho menor.
En ‘Viva el pop’ se incluyen encuestas a personajes fundamentales de la historia del pop nacional, desde Pedro Almodóvar a Eva Amaral, pasando por el mencionado Mauro Entrialgo. ¿Cómo ha sido el proceso de selección?
Es una selección muy variada que incluye a treinta personajes que se han sometido al mismo cuestionario. A todos se les pregunta, por ejemplo, por la actitud que deberíamos adoptar en el momento actual, y al ver las respuestas, aprecias el contraste de opiniones y de gustos. Al preguntarles qué es para ellos el pop, compruebas que es muy diferente lo que pueden opinar Germán Coppini (Siniestro Total) o Mario Vaquerizo, para uno el pop es lucha y para el otro, alegría y pasarlo bien.
Llevas décadas con miles de oyentes pendientes de ti en Diario Pop, has escrito unos cuantos libros y colaborado con un puñado de medios. Además, sacas tiempo para ejercer de dj de vez en cuando y asistir a conciertos, ¿qué te queda por hacer?
Pues ahora mismo tengo otros dos libros preparados. Uno de ellos va ser una especie de ‘On the road’ de Jack Kerouac, un libro autobiográfico que comprende desde 1970, año en el que me fui a vivir a París, hasta 1977, incluyendo mis experiencias vividas en Londres y California. Además, en el libro se incluyen unas fotografías de Ouka Leele que me ha hecho ahora mismo. Se llama ‘Los viajes de JOB’ porque yo he firmado muchas veces como JOB (Jesús Ordovás Blasco). Del otro libro no puedo decir nada aún, y también estoy involucrado en una película que va a ser una especie de ‘24 Hour Party People’ que, en lugar de estar ambientada en Manchester, se centra en el Madrid de la época de La Movida. En la película de Michael Winterbottom, el hilo conductor era el periodista Tony Wilson, que era quien se encargaba de mover a los grupos llevándolos a la radio y la televisión. Pues eso es lo que hago yo.
Hace unos años, cuando era colegial del Chaminade, tuve el placer de contar contigo para promocionar un festival benéfico que se llamaba LibreFest. Dentro de unos días tendrán lugar unas jornadas musicales en este colegio mayor a la que asistirán Diego Manrique y Fernando Navarro, entre otros, ¿Crees que la universidad y la música siguen muy ligadas o no tiene nada que ver con lo que ocurría en los 80?
Yo asistiré a esas jornadas como espectador. Antes estaban muy vinculados universidad y música porque eran los únicos sitios donde se podía tocar. Por ejemplo, la Escuela de Caminos era el contrapunto a Rockola, era un sitio muy grande donde iban a tocar los grupos cuando ya se estaban haciendo algo famosos. También se hacía en uno de los campus el Festival de la Primavera, que fue el primer festival pop que se hizo en Madrid, recuerdo que tocaron Mamá y Ruby y los Casinos. Pero eso ya no se hace, ya no existe ese vínculo.
Una pregunta obligada es la referente al crowdfunding, también conocido como el micro mecenazgo. De un tiempo a esta parte son muchos los artistas que se han dejado llevar por sus encantos, ¿crees que tiene el peligro de convertirse en una herramienta que pueda utilizarse con fines no demasiado honestos?
A mi el crowdfunding me parece bien porque muchos artistas también empezaron de esa manera. El sello Dro y Gabinete Caligari consiguieron grabar el primer disco pidiendo dinero a familiares y amigos. Almodóvar consiguió hacer sus primeras películas pidiéndonos dinero a los amigos, películas como ‘Pepi, Luci y Bom’ o ‘Laberinto de pasiones’ las iba grabando a trozos con lo que le íbamos dando cada uno de nosotros. Antes se hacía buscando a la gente que conocías y ahora se hace a través de internet, pero es prácticamente lo mismo. Y fíjate el éxito que ha tenido después el sello Dro, y no digamos las películas de Almodóvar.
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