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Alexandre Lacaze: “Perder el alma a cambio de ganar el mundo no me interesa.”

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Tras la primera escucha de Les Recifs de L’Espoir albergué el convencimiento de que estaba ante una obra de inmensas magnitudes y el paso del tiempo y las múltiples escuchas no han hecho más que reafirmarme en ese primer pensamiento que a la postre ha resultado ser el certero. Pero, para rizar el rizo, tras haber charlado con Alejandro –el artífice, el alma mater de esta belleza- me he encontrado ante un artista con una inmensa calidad humana, dotado de un enorme talento y todo ello macerado con un puñado de ideas muy claras que le hacen otear el horizonte del incierto futuro con sus pies anclados en un presente lleno de magia. Aquí no sólo se desgranan las claves que hicieron de detonante para el nacimiento de cada una de las canciones que se recogen en el álbum, sino que también hay lugar para charlar de lo humano sintiendo la brisa marina en el rostro y aquella frase de Conrad que decía así:  “ Tal vez la vida es sólo eso… Un sueño y un temor” resuena bajo este enjambre de palabras.

Les Recifs de L’Espoir  es tu segundo álbum en solitario pero el primero que firmas en primera persona. Cuando se es parte integrante de una banda toda está repartido para bien y para mal. Ahora los aciertos y los errores son sólo tuyos. ¿Es este el mayor riesgo?

Bueno justamente el disco está grabado en Francia con una banda muy potente, son todos profesionales franceses que se dedican a la música, por lo tanto estoy muy arropado. No tendré más la oportunidad de grabar así. El disco es una maravilla, ha sido grabado y producido allí con toda clase de mimos y yo no he pagado ni un céntimo. Es un privilegio tan grande que no sé ni cómo explicarlo ni cómo agradecerlo. Tenía la idea de hacer un disco pequeño, con arreglos sólo de guitarras superpuestas , voces y algún acordeón, pero allí me dijeron que no, que se formaba una banda y Steph Salerno preparó y organizó a los músicos tanto para la grabación como para los directos en Francia.

¿Dónde está el punto de inflexión entre lo anterior y lo de ahora?

Hay continuidad, no creo que haya un escalón. Una cosa son los discos y otra los directos. Los discos están arreglados, el directo soy yo solo con mis pedales y acordeón, una especie de cantautor en eléctrico del siglo XXI. Por más adornos que haya , las canciones son canciones. En directo hago repaso de todas mis temas desde L’Avalanche. Soy yo y mi historia personal, son canciones en francés con una carga lírica y literaria importante, un estilo intimista y a la vez sobrecargado de rabia por momentos. Pero eso, en directo estoy cien por cien desnudo en escena. Así que los discos no son más que una excusa para presentarme año tras año por distintos escenarios y que la gente conozca el trabajo, no de una época concreta sino de varios años ya de carrera.

Les Recifs… Como ya te dije, tras la primera escucha, me parece un disco muy brillante. Antes de entrar en el detalle me gustaría que me dijeses así a grosso modo, ¿de dónde surgió la idea que dio lugar a su concepción?

Les recifs… Comienza con la idea de hacer una gira sólo en librerías, una gira íntima. Surge siempre en la carretera, mientras presentaba Les fantômes des marins… Como todo el que trabaja en algo y que ya está pensando en lo próximo. Y nace de unas experiencias personales que durante todo el año pasado sufrí. Me quedé exhausto de conducir (tenía una trabajo de un instituto a dos horas de mi casa) y de dolor por varios motivos , que me llevaron a ser un naufrago. Esa idea de los arrecifes como unas rocas donde continuamente se estrellan los barcos quise cambiarla, darle a esos arrecifes un nombre: los de la Esperanza.  Teniendo en cuenta esa idea de que a pesar de estrellarte una y otra vez siempre hay esperanza, la idea del naufragio vital, las costas, el mar… Son elementos de mi vocación literaria y vital basada en el mar.

Chanson Rock, ¿explícame de dónde sale este concepto?

Es una definición que yo mismo inventé para España… En todos los concursos o en todos los lugares había que definir el estilo, explicar qué es lo que hacías. Era difícil para nosotros en la época de L’Avalanche, así que en España y cantando en francés no había mejor referencia que poner  “chanson” y siempre huí del término pop, puesto que las canciones tienen una base en torno a las letras, lo que se conoce en Francia por chanson (algo así a cantautor, pero de la vieja escuela de los cincuenta) y a esto había que sumarle la vocación más rock de la música que nos influía o escuchábamos.

A la hora de ir pariendo los temas, ¿Qué surgió primero? ¿Los textos o las melodías?

Las dos cosas a la vez, siempre es así, aunque sinceramente es un texto o una temática lo que me inspira a hacer una melodía. Pero en este caso hubo canciones en el estudio, el propio estado anímico marcaba la temática y después la canción salía.

¿Qué tal fue la colaboración con Stephane Salerno? ¿Qué aportó al disco?

Stephane ha realizado un trabajo enorme. Es un productor multiinstrumentista de raíces étnicas, trabaja con músicos africanos y ha sido músico profesional durante más de una treintena de años. Su trabajo es impresionante porque ha trabajado y arreglado él mismo las canciones dándoles una dirección y redondez en un sentido completamente artístico. Además fue el primero en creer en las canciones y trabajó como un soldado, desde lo más pequeño a lo más grande. Lo mismo era capaz de cocinar para los músicos que pasarse diez horas seguidas en la mesa de mezcla. Su trabajo cuesta mucho y que yo no le remunere nada es un privilegio.

Hay un halo de melancolía que impregna todas las canciones pero en su escucha pausada hallamos mucha esperanza que se cuela en el alma, ¿es esa esperanza la tabla de salvación?

En mis canciones siempre hay esperanza. Es como si hubiese una luz al final del túnel, un aire claro y limpio que impregna la melancolía después de la lluvia. Una especie de película triste que te lleva a la sonrisa final. También hay cierta tensión que se nota al oírlas pero al finalizarlas viene un alivio en forma de calma.

¿Entronca esto con la necesidad de respirar que tanto enfatizas en el estribillo de Rue de la Soif?

Rue de la soif habla de una relación a punto de quebrarse. Pararse, ver y respirar puede dar resultado a bellas cosas. Seguir caminando sin saber adónde, sumido en la tensión o en el dolor no conduce a nada. Rue de la soif está construida sobre un verso: “el triste niño del domingo pasaba herido y la chica sol avanzaba, pero lo le daba su mano, porque no había urgencia en su camino, de ahogo ella le insuflaba a cada paso …desde hace mucho tiempo…”  Y este verso me llevó a dar forma a un dibujo a base de acuarela que titulé  “La chica sol con un paraguas de arco iris cubriendo a un chico sentado triste en una caracola”. Iba para canción pero el título era demasiado largo y se quedó en la frase más significativa “Calle de la sed”…. Que no es más que el deseo de beber en el desolado desierto de una pareja rota.

Vuelves sobre lo ya andado y reconstruyes Je Serai Là mostrándonos una nueva cara de esa canción surgida de un relato de Schitzler, ¿qué te llevó a retomarla e incluirla aquí?

Je serai là tenía, además de la canción original que canto en los principios de los conciertos, otras variantes más lentas con arpegios,  realizadas en los conciertos con los loops. Esta canción tenía mucha aceptación y decidí grabarla así pero la inclusión de los músicos generó una versión más pop que le dio un toque más accesible y comercial por lo que fue elegida para el clip y el single. Para el clip había inventado una historia simple que pudiera ser desarrollada con un bajo presupuesto. En blanco y negro una pareja vista desde arriba en una cama se vuelven mientras se cantan los estribillos. Y el resultado es el bello vídeo de Carolina, que es otra crack.

Y ya que he mencionado a Schitzler  me gustaría que me dijeses cómo llegaste hasta él. ¿Tuvo algo que ver tu acentuada vena cinéfila y más concretamente Kubrick?

Llego a él por “La prima Elsa” que es impactante. Este genio del relato corto ya había sido adaptado al cine con “La Ronda” de Olphus, que es el que recupera Kubrik con su magnífica Eyes Wide Shut .Y es cierto que  el relato circular no lo había leído y sí que con Kubrik me fuí directo a él. El cine y la literatura no dejan de requerirme.

Retomando el hilo del álbum llegamos a Coquillage, y a mi modo de verlo nos enfrentamos al quid de la cuestión. El peso de esta canción es definitivo y no lo marca sólo la presencia, a modo de refugio, de esa caracola en la portada. Aquí te muestras sin trampa ni cartón, ¿es esa mencionada caracola tu asidero, tu cobijo?

Soy yo mismo, es una serie de imágenes que se suceden, pura lírica, la infancia al cubo, trozos y jirones de mí. En el disco es un respiro a la tensión que marcan Rue de la Soif, Capitain o Les fleurs, los temas para mí más remarcables. La composición vino en la misma semana que Rue de la soif, aproximadamente en mayo del año pasado. En este tiempo mi madre tuvo un ictus que estuvo a punto de llevársela y que marcó todo un annus horribilis. Hice una canción de mi infancia, otro de mis temas bases. Mi infancia es un periodo triste, que me marcó, mi adolescencia fue la gota que colmó el vaso, a partir de entonces  he podido vivir pero marcado. He intentado recuperar en el espacio del respiro todo lo que no pude de niño ser o disfrutar. Pero el niño perdido sigue siendo mi asignatura pendiente, no debiéramos robarle a nadie las ilusiones ni la calma, los niños deben ser intocables.

Un vals latino con golpes de acordeón a modo de corriente marítima que nos retrotrae al paraíso perdido de la infancia, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?

¡No, ni hablar! Por lo menos en mi caso. No quiero volver atrás, para mí las mejores películas son en presente o en futuro. Por eso hablo de esperanza, porque por más terrible que haya sido todo, siempre miro al horizonte creyendo que tarde o temprano todo va a cambiar.

Y con la llegada de este tema y la irrupción de Oh Dites Moi Capitain nos encontramos de travesía con la brisa marina golpeándonos en la cara. ¿Cuánto de importante es el mar en tu vida?

Capitain es un tema central. Dedico el disco al Capitán y hace hincapié en el hecho de llegar a la Tierra Prometida incluso ahogado. Reivindico los náufragos, los luchadores que dan su vida por la causa y caen pero que se erigen en ejemplos de lucha.

En esa relación tan intima que guardas con el mar hay algo más que tu origen malagueño. Parafraseando a Luis Eduardo Aute, creo que en tu affaire con el mar hay algo de promesa y semilla de libertad, ¿me equivoco?

El mar es mi extensión vital, un sitio en el que sumergirte, otro mundo alternativo al mundo real, algo así como la fisicidad de un sueño. Es difícil de explica. Yo soy un trozo de carne escupido a una orilla en Málaga y tener enfrente una extensión azul, verde o gris te marca. El mar, la playa es tu referencia para la orientación, no sabes dónde están los lugares si no tienes la costa. Andamos paralelo a la costa, paralelos a otro mundo.

Yéndonos a un extremo opuesto quizás es más una barrera física, como la que se encuentra Antoine Doniel en la secuencia final de Los 400 Golpes de Truffaut. ¿Son posibles las dos situaciones?

Truffaut filmó la reacción del actor niño Jean Pierre Leud que por primera vez veía el mar en esa escena. Un momento mágico. El mundo no acaba ahí, sino el descubrimiento de otra dimensión mágica, desafortunadamente muchos de los que están habituados no lo valoran.

Durante su oída no puedo evitar ver el desfile de complejos personajes que pueblan las historias de Conrad. Marineros, capitanes, armadores… Como tampoco puedo obviar la titánica lucha entre Ahab y Moby Dick. Está muy claro que la literatura ocupa un lugar de peso en tu quehacer como escritor de canciones y concretamente la temática marinera. ¿De dónde nace ese gusto por la literatura?

Nace de mi introversión, nace de los libros que había en casa. Libros de la familia. Siempre he hurgado en los libros. No hay más ecuación. El mar enfrente y Stevenson en la mano, creces y vuelves a leer Moby Dyck o Benito Cereno, lees Corto Maltés… Las películas de Walsh… Las historias de piratas y luego creces, maduras y lees todo Conrad cada verano buscando una respuesta en el mar.

¿Has temido alguna vez que ese peso que ocupa la literatura en tus creaciones pueda ser un lastre para quién se asome a oírlas? ¿Has sentido que corres el riesgo de que te coloquen la etiqueta de ser demasiado profundo?

Claro y por supuesto se hace a veces pesado. No tengo el aire fresco y pop de lo sencillo, me doy cuenta, tampoco veo lo hermoso en lo rebuscado. Simplemente es mi manera de ser y pensar, soy profundo, no miro de manera superficial, soy analítico y mi visión de las cosas abarca muchos ángulos y eso me parece una riqueza. Pero sí es cierto que para mayorías pueda parecer petulante y un obstáculo.

En Les fleurs immortelles  nos hablas de los límites de la realidad y te preguntas qué habrá más allá de la eternidad. ¿Responde esto a una necesidad de evocar lo perdido o la continuidad más allá de la muerte es algo que realmente te preocupa?

La necesidad de hallar respuestas que me son imposibles, la necesidad de hallar a los seres que amo y perdí detrás de todo este telón, la esperanza de algo más allá, la sed de otros campos, de otra posibilidad más justa… Pero entiendo que es una visión muy desacorde con el tiempo en que vivimos. En estos tiempos sólo los muy desgraciados, como los países del tercer mundo, pueden tener sed de estas cosas. Ya que nos anulan desde muy pequeñitos en un mundo donde sólo el presente y el materialismo tienen cabida, donde los dictados económicos marcan las posibilidades de unos y de otros incluida la felicidad y donde se ensalza la juventud y se esconde la senectud.

Halaine  es una chanson clásica cuya melodía pasas por el tamiz de la electricidad. ¿Nos encontramos ante un nuevo paso evolutivo del cantautor tradicional?

Halaine es chanson, es una melodía que podría haber cantado Aznavour en los cincuenta. Adoro la chanson de esa época sobre todo. Es una canción sencilla en la que los loops vocales del principio tienen el protagonismo, y en cierto modo era el homenaje que faltaba en el disco -debía ir una canción de Aznavour mezclada con una malagueña-.

Amor filial en Alice Derriére le Mirroir y nuevo guiño literario. ¿Por qué la canta Alice en primera persona? ¿Qué buscas con ese juego de espejos?

Es uno de los juegos más interesantes que he hecho con una canción, todas las canciones dedicadas están cantadas a una segunda persona.. ”Tú eres…. tal tal tal…” Pero en Alicia detrás del espejo todos sabemos que las cosas son al revés, así que decidí que la canción dedicada a mi hija no hablaría en segunda persona (yo a ella) sino que sería ella misma la que hablara y así planee que estuviese cantada por una chica… Y el estribillo por una figura masculina y femenina que le responden (que serían los padres). Una canción de amor que se ha convertido en un estandarte.

 Versionas la canción popular Ne Pleure pas Jeannette. ¿Por qué elegiste esta y no cualquier otra? ¿Quizás por su encaje con la tónica del álbum?

Hace tres años comencé a recuperar las viejas canciones infantiles en francés, así que a mi hija Alice le encantaba una canción en particular que tenía una historia terrible, una canción histórica que hablaba de los matrimonios forzosos de chicas guapas, pero pobres, con gente de posición superior. La pobre Jeannete está obligada a casarse y llora porque su verdadero amor Pierre esta en prisión. El final es apabullante y se ha convertido en una historia que relato en los conciertos en una especie de traducción simultánea.

Y puestos a terminar este repaso a cada uno de los temas que dan forma a tu nuevo trabajo no podemos obviar el cierre instrumental que respira bajo el nombre de Final. ¿Crees en los finales categóricos o quizás no son más que el inicio de otra cosa?

El disco entero fue grabado en verano, en Marsella, hacía mucho calor y las noches fueron tristes y duras. La melodía pasaba una y otra vez por mis manos. Final era un sencilla instrumentación de guitarra que estaba prevista para el final de Coquillage pero parecía una banda sonora del rodillo de las letras. Un colofón sencillo que prefigura quién soy en soledad.

Hablemos de tu origen franco español. ¿Cómo llevas la dicotomía?

Cantar en francés es una tarea de estilo, los oídos en España están muy cerrados, solo hay cabida al inglés y al castellano obviamente. Para mí es una cuestión cultural, creo que tengo ambas pieles tatuadas y puede que culturalmente me sienta más próximo a un sentir francés y vitalmente España es mi casa y lugar. 

¿Qué parte crees que prevalece más en ti?

Realmente no me considero de ninguna parte y genero ese desconcierto en la gente. Nadie me siente como suyo tampoco. Muchos creen simplemente que soy extranjero. Fíjate, en Fnac se distribuyen mis discos entre música francesa. Como un extranjero no aparezco en zona nacional. “¿ Este es francés? ¿Es español?, ¿Vive en Marbella?, ¿En Málaga pero está en Extremadura?”. Finalmente en todos estos mundos nadie te considera parte representante de ellos y no me he sentido tampoco muy querido en mis “casas” excepto en Marbella, de ahí que la pusiera como lugar de nacimiento de L’Avalanche en aquella primera época, pero allí también tuvimos a gente en contra: “estos no son de aquí”. Y lo entiendo, en Extremadura,… un tío que viene de Málaga y tiene una banda en Francia, pues no, no es de aquí aunque lleve 6 años y sea profesor y tenga una hija … En Málaga, excepto una minoría a la que agradezco enormemente como es el caso Cristina Consuegra o Isabel Guerrero, no es que sea yo una persona requerida o que haya estado en círculos musicales y mi estilo no es muy  “flamenco” así que tampoco creo que me vean como parte suya… Y, créeme, es una desventaja porque todo lo regionalista o localista tiene mucho apoyo y en mi caso, a excepción de Marbella, nunca he tenido ese cariño.

Compaginas tu labor musical con la docencia y es algo que a mí me parece lamentable. Facturando discos con la fuerza y la belleza del que nos traemos entre manos en este momento me fastidia enormemente que no puedas dedicarte a la música a tiempo completo. ¿A qué se debe esto? ¿Crees que la culpa reside en la falta de fondo cultural del público español en general?

El público no tiene culpa, el público se educa, los chicos se educan, los estados, los gobiernos tienen sistemas educativos. Los ayuntamientos también educan contratando, fomentando músicas, grupos, artistas… El público como en televisión tiene y ve lo que se le da. Aquí manda el dinero, la publicidad, los intereses comerciales. Soy profesor y tengo mi pequeña responsabilidad, no quiero dejarla a un lado tampoco. Y sí me encantaría vivir de la música, pero que nada cambiase en mi vida sencilla, mi familia, mis clases, mi mundo. Porque perder el alma a cambio de ganar el mundo tampoco me interesa. No tengo expectativas, no hay expectativas, llevo tiempo y sé como funciona todo. Lucho contra el desencanto muchas veces y no me considero nada, absolutamente nada.

Francia es una nación donde la cultura es respetada. Algo que no ocurre por aquí. ¿Problema de los gobernantes? ¿De la educación de base? ¿Mal endémico? ¿Cómo lo ves?

Francia es otro mundo, Francia tiene un presupuesto en educación que nos da vueltas, los niños van a los museos  y todos conocen a los autores y saben del tema. En fin, es otro mundo, pero Francia no tiene algunas cosas buenas que tiene España, no es cuestión de comparar. Aunque sí se debería invertir más en todo esto.

 

Les Recifs… es un disco maduro nacido de una visión muy particular y una personalidad muy acentuada. ¿Has conseguido plasmar lo que llevabas dentro?

He conseguido plasmar con la ayuda de unos músicos excelentes unas canciones muy personales, una etapa de mi vida y ha quedado una obra que ojalá pueda ser escuchada. Mis canciones son clásicas, no dependo de las modas, no formo parte de nada, no soy indie, no llevo barbas ni ropa a la moda porque haya que estar así ahora -como en la época grunge la moda era la camisa de cuadros-, no tengo el público de viene y va. No voy en esa marea y dentro de tres años podrás escucharme con una guitarra igual que ahora cantando Capitain.

Insisto en que hay un punto de inflexión. ¿Es posible que haya marcado un antes y un después?

No, es una continuidad. Pero sé que es una obra clásica como mis canciones, soy un verso suelto, no voy de mano de ninguna moda, ni de nadie. Voy  con mi público fiel y mi esfuerzo en un pequeño hueco, sin perder el rostro y objetivamente creo que son hermosas, muy hermosas, las canciones. 

Y para cerrar no quiero quedarme sin saber lo más importante, ¿dónde están esos arrecifes de la esperanza?

Quedan ahí donde puedas verlos. O dónde no. Pero son ciertos.

Periodista musical, malagueño. Al timón en La Madriguera Magazine.

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