Cuadernos

Placeres compartidos: Luis Eduardo Aute

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Habitar lo invisible más allá de la hojarasca.Ser en total amplitud.Sonreír ante el mapa de los indicios que se escribe en la ciudad del aire.En orillas gemelas, con Aute siempre busqué el regreso a la belleza, el rumor venturoso de las redes del sonido.Desde que lo conocí en Barcelona a finales de los setenta, hemos tejido un cruce biográfico de entrevistas, colaboraciones y transbordos emocionales de textos manuscritos a modo de caballeros de un paisaje intemporal.Viajeros del alma activa en el pensamiento nómada coincidimos en elegir a la locura como bálsamo que todo lo cura, radar capaz de iluminar zonas de sombra.En el cuadro que me regaló tras largas horas de conversación entre el Mediterráneo y el barrio madrileño de Salamanca aún danzan juegos de triángulos, ojos que todo lo miran, voluntad de lo sagrado y labios nunca como espadas.Luz siempre al final del túnel en la huella del futuro.El pensamiento hospitalario de Aute ha sabido bajar a las plazas de la Concordia creando una suerte de itinerario transoceánico por el navegar de los conceptos.A la búsqueda de toda suerte de islas del ensueño, a modo de Defoe o Stevenson, sin renunciar a las flores de la utopía, a las miradas alegres que aún saben a caramelo de vida.Palabras aladas que nacen de lo que se esconde en el hueco de las sílabas.Era un espectáculo recorrer su itinerario de asociaciones o metáforas cuando destripaba en su cuaderno el alma invisible de las palabras.Como si fueramos a recuperar el eco sonámbulo, la voz perdida, el punto de iniciativa que nos roba día a día el mal de la rutina.Siempre me aconsejaba, Carlos no busques modelos, no te adaptes, no te sometas, haz que el foco te siga, sé uno a la vez que Universo.Como escribo en mi texto Construir y construirte hemos de ocupar nuestro lugar y así poder movernos con toda la fuerza del mapa de las estrellas.A la búsqueda de la extraviada armonía, de la melodía que sueña paisajes de calma.Suelo conectar a Eduardo con los creadores con quienes voy tejiendo red y siempre los acoge con dilecta generosidad.A Celia Martínez, la pintora del latido del color, a Jorge Vázquez y Mayelín, para quienes tantas canciones he escrito entre la senda de Cuba y la world music.Con Aute coincido en la indagación sobre lo angelical y lo sagrado.Del arrebato místico a los textos de San Agustín, de la manoletina quevedesca a los brujuleos de Cioran o Garaudy.No nos importa que el basilisco hable, sentar el demonio a la mesa y ver su esfuerzo destructivo en la cultura de la autoliquidación.Pero también amamos las guitarras callejeras, el imán de la mujer musa-amiga-eterno manantial.Sin ella, sin su cuerpo de alma dulce no tendríamos ni eco ni resonancia, careceríamos de paisaje.Hemos entretejido a lo largo de más de treinta años de vinculación amistosa y creativa una red de maravillosa sustancia afectiva Rosa Falcón, Ginés Liébana,Lucía Bosé, Alberto Manzano,Miguel Bosé, fernando Sánchez Dragó, Luis Antonio de Villena,Luis Pastor…Aute es un faro continuo de los indicios, aunque sea en la desiderata a lo Verne del fin del mundo con sabor a Formentera.Es-como diría el profético Ignacio Gómez de Liaño-el idioma de la imaginación.Celebró Eduardo con entusiasmo y sorpresa-estaba a punto de alumbrar un álbum con coincidencias temáticas

la creación de nuestra Empres invisible, grupo de innumerables propuestas creativas que eché a la mar en compañía de Rosa Perales, Lucía Bosé, Ginés Liébana como núcleo central, a mediados de los noventa.Y siempre me regaló palabras esperanzadas para que no perdiera el eterno candil de la búsqueda.Entre bromas y veras, aún resuena el Mano a mano televisivo entre Juan Carlos Calderón-maestro inolvidable-y Aute, que coordiné para TVE.Luego en los pasillos de Prado del Rey con Lola Santacruz hablando de El cuento de nunca acabar de Carmen Martín Gaite, con ilustraciones del amigo Paco Nieva.Queda la música sí y queda el ánima del animal creativo que se resiste a sucumbir ante la desidia y ofrece  a día de hoy la ruta de la sabiduría como respuesta al imperio de la mediocridad.Cuando cruzaba bares y charlas con Sabina siempre aprecía el nombre de Eduardo como referencia mágica, Carlos.,Aute es el mejor, con esa sana admiración de quien reconoce la humilde autoridad de quien todo lo mejora adelgazando rencores.Cuando dediqué a Eduardo un monográfico en mi programa radiofónico Al ritmo de Madrid, sobre su álbum Templo, me desgranó infinidad de conexiones conceptuales entre lo divino y lo pagano, entre lo sagrado y lo místico.Pasear con Aute por la Fuente del Berro cerca de Jorge Juan o intentar cruzar agendas en el FNAC del Triangle por ver si pudieramos compartir mesa redonda sobre vino y cine con Marisol Galdón y Sánchez Dragó.Participar en paralelo en las actividades de la Universidad de Zaragoza, cruzar  identidades en nuestra querida Barcelon-raíz, compartir itinerarios de Brel sobre los mapas de Bruselas, Amsterdam o el mar del Norte. ser en alma creativa como esos niños que somos y nunca abandonaremos, con ese mar que nos da licencia para soñar y el álbum de sentidos que nos repite no te rindas, no te llames fracaso.Crecer compartiendo y nunca perder la brújula de la ilusión.Siempre con el sabor agridulce de la esperanza que nos seduce y cincela y el amor pasional a la vida que merece ser vivida, a la del idioma de los afectos.Cuando Eduardo me regaló su antología Cuerpo de delito, acompañada por un maravilloso dibujo, quedó constancia una vez más de nuestra mutua admiración.Compañero de la hermandad creativa, alma nómada como yo, ahora se sienta con el niño que aún le habita a mirar el más allá en el más acá en el límite imposible del mar que siempre fue un después del límite.Faro de los indicios, bengala que ilumina en la oscuridad.Palabra activa, por si te mueves, por si sacas el ánima a navegar.

Escritor, periodista , compositor, guionista, autor multimedia. Director de audiovisuales para grandes muestras y creador de spots publicitarios, desarrolla una intensa actividad en conferencias, talleres y encuentros sobre lenguajes emocionales y comunicación.

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