Cuadernos
Literatura lésbica: Vida antes y después de Adèle
Llegó arrasando. La vida de Adèle, dirigida por Abdellatif Kechiche y laureada en el pasado Festival de Cannes con la Palma de oro, es la adaptación para la gran pantalla de la novela gráfica francesa Le bleu est une couleur chaude de Julie Maroh. Sube a la palestra el hecho de que el amor y el sexo no entienden de géneros. Tanto si se trata de una exploración de la propia sexualidad de manera únicamente curiosa o como opción vital, el amor lésbico se puede manifestar sutilmente por su capacidad de disfraz en afectuosa e íntima amistad entre las féminas. Este amor entre mujeres en papel nos induce a sumergirnos brevemente en algunas de las historias que, con más o menos osadía, abarcan el la cuestión del sexo y el amor entre las damas. No habrían de ocasionar este tipo de temas relativos al modo de vivir la intimidad individual el revuelo que suscitan, más aún incluso el rechazo, temor o desdén que aquellos cuya moral o integridad son, a veces, más que dudosas acostumbran a juzgar. Sin embargo es, aún hoy en día, un ámbito en ocasiones revestido de tabúes públicos.
La literatura, unas veces como medio de purga, otras como vehículo de normalización de las relaciones lésbicas como una opción vital más ha plasmado en incontables ocasiones este tipo de vivencias que ocasionan distorsiones vitales en quien se aboca a estos actos por saberse diferente y apartada de las normas. Aquí nos acercaremos en esta ocasión de un modo breve a algunas de estas obras en las que se esconde, más o menos veladamente, el amor entre las féminas.
La novela de Safo (1998), Alexander Krislov
¿De dónde procede el amor lésbico? Tal vez aquí, mientras Safo crea un relato sobre sus vivencias, encontremos parte del origen. La protagonista de la obra nos habla de su infancia, de su familia aristocrática, del conocimiento de los afectos, su relación amistosa y amorosa con Alceo, también poeta, con el que intercambiaba su obra.
En la Casa de las servidoras de las Musas comenzó probablemente la poetisa a experimentar el amor homosexual con algunas de sus discípulas. ¿Tal vez la devoción de las alumnas hacia la mentora desembocase en amor? Más allá de un relato sobre las principales etapas vitales o el despertar al sexo y el erotismo del personaje, esta obra se convierte también en una reflexión sobre los posibles orígenes de su inspiración poética amorosa.
La muchacha de los ojos de oro (1835), Honoré de Balzac
La belleza y los amores no correspondidos son algunas de las causas que generan profundo pesar. Un joven De Marsay hechizado por una muchacha de ojos dorados que esconde un secreto. Una ciudad depravada en búsqueda constante del placer, más o menos refinado, en función de las posibilidades individuales. Para el protagonista lo fácil carece de interés alguno, tal vez por ello la dama del gran misterio es todo un desafío para él.
Sensualidad, placeres, voluptuosidad, erotismo y las fábulas de lujo asiático, más imaginarias que reales, importadas por las mentes europeas, pasean por las páginas de esta obra en la que Balzac retrata París como la moderna Babilonia decadente y codiciosa ¿Cuál es el secreto guardado con tanto celo?
Orlando: una biografía (1928), Virginia Woolf
Pasajes de la vida de Vita Sackwille-West, escritora, aristócrata y amante de Woolf desde 1922. Esta historia nos muestra algunos pasajes de la vida de esta mujer. Aborda temas tabúes y controvertidos entre la ciudadanía de la época: sexualidad femenina, homosexualidad, el papel de la mujer en la sociedad o como creadora literaria. Todos ellos temas escabrosos y controvertidos en una época en la que la mujer está supeditada a la voluntad del hombre y no es vista en ningún caso como una entidad independiente con capacidad de pensamiento y voluntad propios.
La novela pretende ser una parodia del género, copado por la especie masculina, de las biografías, así como una transgresión de los convencionalismos (protagonista que cambia de sexo, mantiene relaciones homosexuales) y cuestiona que los roles de sexo asumidos son completamente artificiales y ridículos. Sin duda esta novela, hoy un referente en la escritura femenina y los estudios de género, debió suponer un pequeño escándalo en la época (tal vez atenuado o exculpado por la considerada inestable mente de su autora).
Henry, su mujer y yo (1931-1932), Anaïs Nin
En sus diarios, la musa y amante de Miller, relata con vívido ardor su tempestuosa relación con Henry y June, la esposa que la introduce en la senda del triángulo amoroso, el voyeurismo o el amor y sexo lésbicos. La mujer de envergadura frágil se deja seducir por la matriarca de carácter fuerte y dominante que potencialmente la induce a cuestionarse la propia identidad sexual mientras se transforma en un ideal amoroso.
Incesto (1932-1934), Anaïs Nin
En este nuevo capítulo de sus diarios, Nin, la autora curiosa y desinhibida, comienza a distanciarse del ámbito lésbico. Así, en Incesto: Diario no expurgado, escribe al inicio, 23 de octubre “… y entonces comprendo cuánto me he distanciado del lesbianismo, y cómo es que sólo la artista en mí, la energía dominante, se abre para fecundar a las mujeres hermosas en un plano que es difícil de aprehender y que no tiene la menor relación con la actividad sexual corriente. ¿Quién creerá la magnitud y la dimensión de mis ambiciones cuando perfumo la belleza de Ana María con mi sabiduría” (…) “cuando la domino y la seduzco para enriquecerla y crearla? ¿Quién creerá que dejé de amar a June cuando descubrí que destruye en lugar de amar? ¿Por qué no conocí la dicha cuando June, esa mujer espléndida, se hizo pequeña entre mis brazos, me mostró sus temores, su miedo de mí y de la experiencia”?
Sin duda, estos diarios de Anaïs Nin constituyen un rastreo desprovisto de tabúes y desinhibición erótica totalmente novedosa, abordando el descubrimiento y la exploración de cuantas experiencias y fantasías pudo acometer sin atisbo alguno de culpabilidad o doble moral encubiertas, sólo de autorreflexión e inquietudes personales.
Las bostonianas (1886), Henry James
Incipientes revueltas sociales, conflictos familiares latentes o subversión en un ámbito regido por los hombres acostumbran a ser el telón de fondo tras el que se ocultan las sutilezas de la amistad más íntima profesada entre las damas. Con una trama política de reformismo emergente como excusa, James desarrolla una guerra de sexos criticada e incomprendida en su época.
En esta obra el triángulo protagonista, Olive Chancellor, Basil Ransom y Verena Tarrant pugnan en una en ocasiones tragicómica batalla entre el conservadurismo recalcitrante y el emergente e insumiso movimiento feminista como excusa para la insinuación de la atracción entre Olive y Verena mientras Basil será el tercero en discordia en la competición del amor. Ganancias y pérdidas ¿quién conquista finalmente el afecto de la dama?
Un lugar para nosotras (2000), Isabel Miller
Relación emergente, contexto adverso. El drama está servido. Dos personajes en el lugar equivocado con una relación de amistad protectora naciente que desemboca en relación ilícita que los allegados repudian y envidian a partes iguales. Como suele ser habitual en ficción y realidad, el entorno juzga, critica y desprecia aquello que no entiende y teme, aunque el desarrollo de los acontecimientos no afecte lo más mínimo a sus vidas.
La incomprensión del entorno familiar, los prejuicios, las dificultades sociales, el desconcierto o la subordinación de la voluntad de la mujer a las decisiones masculinas dificultan el desarrollo de una relación contracorriente que sólo parece tener como final viable una ruptura con lo establecido.
La narración diacrónica por parte de las protagonistas hace que el temperamento y rol de cada personaje se perfilen ofreciéndonos una visión dinámica y fluida de la relación que se establece entre ellas, sus propias identidades y el entorno circundante.
Carmilla (1872), Sheridan Le Fanu
Esta es una de las primeras historias literarias sobre vampiros. La vida de la protagonista muta hacia el desconcierto y el pavor cuando aparece la joven Carmilla, seductora y temible a partes iguales.
Le Fanu introduce el tema del lesbianismo de modo casual, consiguiendo que un tema tabú y escabroso sea visto casi como algo normal. Se conjugan con sutileza el elemento erótico y vampírico, engarzándolo en el relato con resultado de cierta fascinación terrorífica. La protagonista evita y ansía de un modo visceral el contacto con su nueva amiga.
Escrito en el cuerpo (1992), Jeanette Winterson
Con el trasfondo de una vida plagada de amantes de ambos sexos, los caprichos de la pasión y la topografía del deseo, esta obra ahonda en los entresijos de la condición humana, agazapada en lo que sucede cuando aparece esa persona, de vida estable, un pasado y un futuro seguro por llegar, y todo se tambalea. Y ambas se entregan a una relación tumultuosa y mágica. Lo que todo parece enternecedor y más real que lo que se ha vivido nunca se torna trágico. Hay que tomar una decisión. La historia ofrece la encrucijada. Esos momentos en los que dejar ir suponen una prueba de amor y devoción absoluta.
El azul es un color cálido (2011), Julie Maroh
Los prejuicios no siempre están en boca y actitudes de ‘los otros’. Muchas veces son nuestros propios recelos los que suscitan las trabas, generan obstáculos insalvables y provocan la propia infelicidad.
El cambio de vida, las personas que se nos acercan o el modo de percibir la realidad circundante convergen para volver los pequeños mundos del revés, como sucede casi a diario, de modo desconcertante, triste o árido. Como le sucedió a Clementine, A través de los diarios podemos sumergirnos en la vida, dolores, alegrías, pensamientos e interpretaciones de la realidad desde la perspectiva del aprendizaje, el crecimiento o la experimentación del amor como algo placentero y doloroso al tiempo pero también fascinante aun siendo una colección de momentos efímeros.
Y así, hemos acabado igual que comenzamos esta pequeña inmersión en la literatura homosexual, en el presente, en un momento en el que, lejos de haber asumido que la elección del objeto de amor atañe sólo a dos personas implicadas en una historia, cualquiera se cree con derecho a juzgar enarbolando un estandarte de aparente (doble) moralidad e impecables costumbres. Y nadie, o muy pocos, parecen ser capaces de mirar más allá de la supuesta impudicia, que rara vez suele ser tal, y apreciar pureza y sinceridad en el sentimiento. Secretos, medias verdades… Esos puntos en común en los que realidad, ficción y prejuicios intemporales se entremezclan y coexisten.
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