Love 2 art(s)
Placeres compartidos: Fernando Arbex
En las noches blancas de Baviera, en los mercados holandeses de Volendam, por las calles del Bronx o en plena Piazza Navona no es raro verte envuelto por los sonidos de Arbex. El niño del tambor, el de la guitarra de las cuerdas rotas me contaba en los micros de Onda Madrid el paso a paso de sus hallazgos. En el principio, la percusión, el tam tam de la naturaleza abriendo puertas, vuelo huracanado de los ritmos. Sones de Woman por Cuba, The lion en Canadá, Solei solei de Austria a Finlandia… On the road again, con todo el sabor que nos inspira a los escritores en ruta, zigzagueando entre el Obelisco y Boca hasta llegar al universo de las series HBO en clave Vinyl-Scorsese-Mick Jagger con el tribal Wild safari.
Todo empezó con Estudiantes y Brincos. Desde mi planeta-barrio, de la Barceloca de las mil Barcelinas, descubrí -gracias a la tv que me trajeron mis tíos de Nueva York- la fiebre de la brincosis. Tiempos de Escala en Hi fi y Sonría por favor, de Raúl Matas-Fran Joham y la época dorada de Miramar. Para el niño Carlitos -que todavía conservo como oro en paño en mi alma feriante- metido aún en la sinfonía de las calles sin asfaltar, era ya corazonada de futuro presentido conocer -con el paso de los años- a Arbex y Pardo y disfrutar de un master acelerado en clave songwriter y con didáctica de incondicional amistad. Fernando Arbex -también- en las películas de Marisol, Ana Belén y Rocío Dúrcal dotando de estribillos pop a la mitología naciente. En un cartel de publicidad… en mi coche voy, voy a pasea, memoria recuperada en musicales o en trabajos cinematográficos de David Trueba. Punto de partida local -Negra paloma, El río- para el compositor internacional. Seguir el murmullo del viento en la versión inglesa –Like an eagle– que Fernando me dejó escuchar en el laberinto de memorias que fuimos tejiendo a finales de los ochenta allí por el Café de los Artistas. Castellana, vía de todos los recuerdos, de Las Chicas de la Cruz Roja a Almodóvar. Huellas del bar de Rosetta Arbex -hermana de Fernando y figura clave en la noche pop madrileña-.Tertulias de creadores, caldo de cultivo para vínculos que sobrevive a la ola de la moda.
Camilo Sesto, Íñigo, Antonio D. Olano, Pedro Olea, Raúl del Pozo, Ginés Liébana, Juan Pardo, Antonio Gala… y aquellas carpetas de Luis Eduardo Aute en la época pre Rito. A ese Madrid-Castellana -casi subterráneo, pero siempre elegante- me invitó Fernando para dialogar sobre mi proyecto ahora reactualizado, Las redes del sonido. Toda su historia buscaba remanso en las nuevas generaciones -Heroica.Aviador Dro, Cocky- y en la voluntad de trazar puentes entre creadores en la circunferencia de Martínez de la Rosa. Arbex, siempre en el bosque submarino de los sonidos, proseguía su exploración por lo sinfónico. El caballero del arco iris fue la llave, suite de colores con poética paralela de Gloria Fuertes, vecina y tan querida en el birlibirloque de la palabra traviesa y danzarina. Miguel Bosé y Manolo Galván me hablaron de la sabiduría de Fernando para vestir silencios con traje de canción –Anna, South me in the back, Deja de llorar– .El sueño del niño del tambor por todo el mapamundi multiplicándose en acentos de Harry Belafonte, José Feliciano, Vicky Leandros, Nana Mouskuri, Rita Pavone, Lea Laven, Randolph Rosse, Vera Spinova, Cardinal Point, Middle of the Road. Hermandad de las estrellas, vía mística que culmina en Belen 2000 -Concierto de Toledo, Himno de la Paz, Terra Santa-, de los 40 principales a Clásicos Populares.
Vuelve a mi cuaderno el saludo desde su coche en la carretera de La Coruña rumbo a Torrelodones, cuando yo andaba al son del aire isleño platicando sobre ruedas en nubes afectivas. Noche fría en Colonia a orillas del Rin rodando Europa 1492 para La ruta de los vientos (TVE) y desde un local próximo a la catedral me llega la voz de Bernd Cluver convirtiendo en clásico El chico de la armónica (Der junge mit der mundharmonika).Seguro que en el viaje espiritual del presente eterno estará Fernando con alma alegre soltando una lagrimita con el coro alemán o viendo a Jennifer López a lo urban dance, al ritmo de Jenny from the block con ecos de su Hi Jack. Decididamente universal la obra de Arbex, habitante de la aldea donde la memoria nunca se apaga.
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