Inside Out

Small talks: Lesbianas über alles

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Según Quo.es, en la Universidad de Essex, tras un “estudio científico”, han determinado que “a las féminas les pone más el sexo entre ellas que con un hombre”. Al parecer llegaron a esa conclusión observando a 345 mujeres mientras veían vídeos de desnudos masculinos y/o femeninos. 345 de entre varios miles de millones. Muy científico. Un sondeo de características similares ha determinado también que Manuel Fraga será el próximo presidente del gobierno. Eh, que Fraga está muerto. ¿Y qué? 345 vecinos de la Galicia profunda todavía no lo saben.

A nosotros nos falta el rigor y la dedicación de los científicos de Essex, pero nos sobra lengua. Por eso hemos creado estas “Small talks”. Exigimos nuestro derecho a banalizar y que parezca que hablamos en serio. Las inauguran nuestro editor y nuestra redactora jefe, y en principio el tema a debate era ese supuesto lesbianismo über alles. En principio…

Enrique C.: A ver, la cuestión no es si el estudio tiene base o no, la cuestión es: ¿acaso importa? Hay tantas excepciones, tantos casos, tantas historias, que nadie puede hacer regla de esto.

Anycka H.: No lo he leído todavía, pero pienso que podría ser factible.

EC: ¿Que todas las mujeres sean bisexuales o lesbianas por naturaleza? “Todas” es la una gilipollez… Pero si es así, ¿por qué se dice de las mujeres y no de los hombres?

AC: Hay tíos que piensan que por decir que otro es guapo o está bueno alguien se va a pensar inmediatamente que es maricón. Creo que estamos más condicionados ahí por la sociedad que por la naturaleza.

EC: ¿En qué sentido?

AH: En el sentido de q nos gusta, o nos gustaría, experimentar, pero tenemos miedo de que nos guste de verdad.

EC: Puede ser.

AH: Mira, en los tíos hay una etapa, evolutiva, sobre la adolescencia o un poco antes, en la que se experimenta de modo más o menos inconsciente el homoerotismo. Después ya se decantan de un lado u otro. E incluso hay homos que lo son por un “trauma”: asco a la regla o repugnancia a los coños. Esto se lo he oído a gays que conozco.

EC: Vamos a ver, creo que a la mayoría de los chavales nos da cierta cosica el coño… Hasta que lo descubrimos.

AH: El coño es “raro”. No sé cómo decirlo… También a las tías, a algunas tías, les cuesta acostumbrarse a él.

EC: No es raro, es simplemente interno.

AH: Sí, pero estéticamente “raro”.

EC: Pues a mí el cuerpo masculino no me atrae en absoluto. Ningún cuerpo masculino. Y a estas alturas ya lo sabría si me atrajera. Sí que es verdad que tengo más de una amiga que se ha enrollado con otra tía… Pero no sé si se debe a que en general ellas están más abiertas a eso o que para nosotros es un tabú absoluto. Lo que decías antes.

AH: Autotabú. En plan: ¿en qué me convierto si me dan por el culo y me mola?

EC: En un sodomizado satisfecho. (Risas) Pero, a ver… Eso que dices implica pensar en ello. Yo lo he pensado, dándome toda la libertad del mundo, y no me excita. Para nada. No sé si la mayoría se da esa libertad, y que salga el sol por Antequera.

AH: Pues no sabéis lo que os perdéis, porque, por ejemplo, meterse un dedo en el culo es brutal. Se estimula el perineo, que proporciona unas sensaciones espectaculares. Podría ser el equivalente al clítoris.

EC: Pero es que no se trata de eso, se trata de quién te lo mete, quién te la come, quién te lo come…

AH: Yo por ejemplo sí me imagino liándome con una tía, y me pone. No sé si eso me convierte en bisexual…

EC: Evidentemente. La redactora jefe de Factory es bisexual. Eso nos dará caché en el mundo LGBT. (Risas)

AH: Pero si se trata de lo otro, de quién te toque, ya hay otro factor: la atracción. Piensa mejor en los cuartos oscuros, ahí sólo se busca el tacto, no el quién. Quieres q te toquen, quieres sensaciones.

EC: Hay un ejemplo mejor que los cuartos oscuros: los sordo-ciegos.

AH: Sí y no, porque ellos sí tienen muy desarrollado el tacto. El tacto ya supone más que una sensación, es como un sentimiento para ellos.

 

EC: ¿Esto está contrastado?

AH: Estoy especulando, pero creo que podría ir x ahí.

EC: De todas maneras, volvamos a lo de las lesbianas über alles. ¿Cómo sabe un sordo ciego si le gusta un hombre o una mujer?

AH: Yo creo que lo distinguirían con muchísima facilidad. Por ejemplo, por el olor. Sus percepciones deben ser muy distintas a las nuestras.

EC: ¿Olor? ¿Feromonas?

AH: Sí. Nosotros nos guiamos mucho más por la vista, aunque yo no, porque de hecho me suelo quitar las lentillas para utilizar el resto de los sentidos mejor.

EC: O sea… Crees que si metes a cuatro sordo-ciegos, dos mujeres, dos hombres, en un cuarto para que se lo monten entre ellos, se emparejarán heterosexualmente. Sordo-ciegos que nunca hayan follado. Que no hayan catado varón ni hembra.

AH: Creo que podría haber más pruebas de las tías se pudieran liar entre ellas que de que lo hicieran los tíos. Las tías se dejan llevar más por el tacto. A una tía le puede molar que otra le toque, por la forma en la que lo hace. Igual que se toca ella a sí misma.

EC: ¿Pero estás hablando por ti o lo dice algún estudio?

AH: Es lo que yo creo.

EC: Bueno, entonces, sobre el papel, nadie puede hacer una mamada o una paja mejor que un tío.

R: ¿Cómo puede decir eso un tío q no ha experimentado con otro tío? ¿Leyenda urbana?

EC: Sigo tu razonamiento: la tía sabe perfectamente lo que le gusta a la tía y el tío lo que le gusta al tío…

AH: Creo también que comerá mejor un coño o una polla quien sea más creativo. Amén de que practice makes perfection…

EC: Joder, pero una mujer sabe cuáles son las zonas erógenas, lo que más le gusta, el tío también, y en general ahí no somos nada originales… Oye, creo que deberíamos publicar esta conversación.

AH: Sí, pero nadie lo sabe de manera innata, sino porque se ha autoexplorado, cosa q para algunas es ciencia ficción, también te lo digo.

EC: Mira, a lo mejor hasta llegamos a alguna parte con esto. Esa es la cuestión: ¿qué hay de innato en la sexualidad?

AH: A priori nacemos todos, creo yo, “vírgenes”.

EC: Eso seguro, coño. A lo mejor unos gemelos univitelinos se ponen fiesteros ahí dentro, pero en principio… (Risas)

AH: Qué gilipollas eres a veces.

EC: A veces, dice.

AH: Nacemos “vírgenes” respecto a lo que nos gusta. Nos exploraremos más o menos en función de lo que observemos en el entorno, a nivel de culpabilizacion y todo eso. Si en tu casa dicen que por hacerte pajas vas al infierno…

EC: Te las haces igual… Y luego te confiesas tres veces al día, si eso.

AH: Pero serán más mecánicas que placenteras.

EC: Las mujeres están más puteadas en ese sentido. O lo han estado. Las pajas para los chavales eran pecados veniales, pero es que en las chavalas esa posibilidad ni se contemplaba. Había curas que te decían lo de quedarte ciego y tal, pero dudo que las monjas mencionaran el tema a las alumnas. Eso no existía, y punto. De todas formas, a mí no me contaron nada de esto. Nunca me han hablado en contra de la masturbación. Las historias que oído son más bien de la época de mis padres.

AH: En contra no, pero… ¿a favor? ¿A que tampoco?

EC: ¿Te imaginas? Llegan tus padres y te preguntan por el día en el colegio, y si te has hecho ya una paja. Y aparece Miki Nadal y dice: “recuerda, chaval, después de tu Nutella, ¡una buena paja!”.

AH: (Risas) Son temas de los que no se habla en las casas, jamás. Y eso que creo recordar que en mi colegio tuvimos algunas clases sobre sexualidad. No  eran monjas ni curas, claro.

EC: Mi padre dejó por ahí un libro sueco, o danés, o de algunos pervertidos de estos, sobre sexualidad. Lo dejó a nuestro alcance. Pero ahí no se hablaba de masturbación, que recuerde.

AH: Yo tuve uno, no recuerdo el título. Creo q anda por ahí todavía. Me lo regalaron mis padres.

EC: ¿A qué edad? ¿A los 32?

AH: (Risas) Sí, más o menos. Pero tampoco se hablaba del tema de la masturbación. Hay un componente ambiental, de vergüenza, importante. Da vergüenza hablar de ello. A quien le dé, claro.

EC: Nosotros no tenemos vergüenza ni tenemos nada.

AH: Eso habría que verlo.

EC: Talk is cheap, sí. ¿Sabes lo trágico de esto? Que todos crecemos sin tener ni la más puta idea de lo que le da placer al otro. Cómo se corre realmente una mujer a solas. Qué se toca, qué no se toca. Cuando éramos chavales pensábamos que bastaba con meter ahí el dedo, como el que mete un palo. Ahora uno entiende que así no hacías ni cosquillas.

AH: (Risas)

EC: En serio. Noticias legendarias como: “Le ha hecho un dedo a la Vane”. Siendo la Vane la guarra entre guarras si dejaba que le hicieran tal cosa.

AH: Lo de la guarra de la Vane no casa mucho con lo de que somos muy “femis”.

EC: Se entiende que es la mentalidad de los chavales… De todas formas “muy femis” lo serás tú.

AH: Seguro que ellas también decían: menudo zorrón que es la Vane.

EC: Pues claro. De eso va todo esto. El veneno lo llevan todos dentro.

AH: ¿Y crees que con charlas de estas hacemos algo para que cambie?

EC: En absoluto, pero… ¿Y lo que nos reímos?

AH: Creo que igual algo sí.

 

 

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