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Octavio G. Milián: “Hay guapos que nunca podrán perder porque las mujeres siempre querrán besarlos”

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Debajo de nuestro logo reza eso de ‘Agitación Cultural Online’. Eso intentamos. En eso andamos. Y en eso lleva Octavio G. Milián toda la vida. Ha levantado fanzines como Confesiones de Margot, y cada vez que surge la oportunidad fusiona sonidos varios, poesía y humor en Experimentos in Da Notte. Ahora mismo, además, tiene calentitos en las estanterías sendos libros de relatos, Todos los vampiros quieren ser estrellas de rock y Amor analógico (este último a punto para salir de camino a las librerías). Pero el tren de Octavio no se detiene. Este abanderado de la cultura aragonesa siempre está trabajando en su penúltimo proyecto. 

Periodista, escritor, editor de fanzines, locutor de radio, promotor de un proyecto músico-poético… ¿Tiramos del tópico del ‘hombre renacentista’?

Me gustaría hacer alguna cosa realmente bien… Como no puedo, me conformo con intentar hacer cosas relacionadas con mis pasiones de la mejor manera. 

Tu última entrega literaria ha sido ‘Amor analógico’. ¿Qué vamos a encontrar ahí?

Son doce relatos de ciencia ficción escritos y leídos para el programa de Radio Can Tuyus, dirigido por Miqui Puig. Está ilustrado por Javier Aquilué y va con una mixtape, una banda sonora escrita por amigos de la escena musical aragonesa que han hecho unas piezas que ambientan la lectura. Luego Pablo Malatesta ha escrito música para cada cuento y vamos a hacer un espectáculo con Experimentos in da notte, muy sci-fi, muy de sintes analógicos… 

Antes nos llegó ‘Todos los vampiros quieren ser estrellas de rock’, un libro de relatos. Hay zombies, boxeadores, y, por supuesto, vampiros… ¿Cuál es el nexo de unión entre chupasangres, muertos vivientes y púgiles?

La pasión por la memoria, la conservación del recuerdo. En estos tiempos en los que todo va tan rápido, donde estamos a un click de cualquier información, grabación o documental… ¿Qué nos queda? De aquellos tiempos en los que la gente te hablaba de una película que había visto, de lo bueno que era tal jugador de baloncesto, o de una colección de cromos que tuviste de niño y tu madre tiró. Luego, por supuesto, hay una unión, clásica también, entre el rock y las películas de terror, entre los muertos vivientes y los Cramps, entre David Bowie y los colmillos largos, de Sandman a Morrissey, pasando por Amando de Ossorio o Sergio Algora, el boxeo, los libros de Félix Romeo, la lucha libre mexicana, Rodrigo Fresán… Los cromos, sobre todo los cromos. 

¿Y si te digo que tirar de zombis y vampiros precisamente ahora puede parecer oportunista?

Bueno. Yo solo puedo decir que yo estuve allí antes: fui a ver ‘Land of the dead’ en un cine de Zaragoza, en su última sesión. Era verano, se había estropeado el aire acondicionado porque iban a cerrar el cine, así que decidieron no arreglarlo. Pero nos quedamos, mi padre y yo. Mi padre tiene un récord insuperable: en el primer videoclub que hubo en Zaragoza, en el Corte Inglés, vio todas las películas de terror que había. 

¿Qué será lo que nos atrae tanto de zombies y vampiros? Entiendo que ser vampiro tiene su atractivo, pero lo de ser zombie devorador de cerebros…

El zombie devorador de cerebros no es parte del canon que yo uso. Es una escisión de John A. Russo, que co-escribió con George A. Romero el guión de ‘La noche de los muertos vivientes’. Después se enfadaron y Russo continuó con la parodias zombie: ‘El regreso de los muertos vivientes’, con Dan O´Bannon de director y todas esas. Tuvieron más éxito que las secuelas canónicas de Romero (‘Dawn of the dead’ o ‘The Day of The Dead’) pero se lo tomaban todo a broma. Allí aparece lo de devorar cerebros. En realidad los muertos vivientes quieren comérselo todo… Me gustan las historias post-apocalípticas, las distopías, la historia alternativa. Y no hay nada mejor que ver qué ocurre después de la noche de la ruptura: ¿Aún hay tiempo para amar? 

Teniendo en cuenta el tipo de personajes que imaginas, los textos de Experimentos in Da Notte o incluso esa labor tuya en Al Oeste Nos Encontrarás recopilando grupos aragoneses perdidos en el túnel del tiempo, creo no equivocarme al afirmar que sientes una debilidad extrema por los perdedores… ¿Son siempre más interesantes?

Hasta hace poco el malditismo me parecía una buena opción. Ahora que soy profesor de instituto, interino, y hago muchos kilómetros todos los años, empiezo a pensar que Kerouak y los beatniks no eran tan divertidos. Hay que tener mucho tiempo libre para poder salir por la noche, intoxicarse y luego dar clases de álgebra. De todas maneras, ¿quién quiere escuchar canciones sobre el amor puro y eterno? ¿a quién le gustan los tipos que son más felices que uno como protagonistas de ninguna historia? El arte está impregnado de dolor y de subterfugios para mostrar lo alternativo como la máxima expresión de lo vital. No creo que sea así. 

¿Hay perdedores felices? ¿Y falsos perdedores?

Hay hermosos vencidos. Hay guapos que nunca podrán perder porque las mujeres siempre querrán besarlos. También gente que vive al límite pero no tiene culpa. Eso no tiene mérito. Algunos sabemos reírnos de nosotros mismos y encontrar el placer en las cosas pequeñas. Esa es la reivindicación final. 

Ya que he mencionado a EiDN, ¿qué es exactamente lo que os traéis entre manos? ¿Música, spoken word o todo lo contrario?

Rock recitado. Eso me gusta más. Si supiera cantar me hubiera gustado ser Morrissey, pero como me gusta el jamón y las chavalas, me he quedado más cerca de Miqui Puig (aunque él sí que es un cantante). Escribo canciones y así tenemos una excusa para juntarnos Pablo Malatesta y yo, hacer bases, pasarlo bien. No creo que haya una misión divina, pero es una rebeldía puntual. Y luego puedo compartir escenario con Luis Cebrián, que es lo más grande del mundo. 

No termina de asentarse el rollo ‘spoken word’ por aquí, ¿no crees? Aunque si vamos a copiarlo de los anglos con el nivel con el que copiamos a sus monologuistas, casi mejor así…

La capacidad de atención del público medio está en 30 minutos, y el spoken word puede resultar muy pesado. La gente habla demasiado en los bolos. No sé… A mí me ha servido para estar con gente como Javier Carnicer, Justo Bagüeste, Sofía Castañón, Copiloto, Antonio Romeo… En Aragón están José Luis Esteban con JJ Gracia que son una barbaridad; el otro día estuvimos viéndoles haciendo un espectáculo que se llamaba ‘Yonquis de la poesía’, sobre los beats. ¡Acojonante! También Luis Felipe Alegre, David Giménez… Hay gente muy válida. ¿Sabes quién hace daño al spoken word? Los poetas mediocres que como se asustan ante un micrófono y tartamudean sus versos como si los hubiera escrito otros, se embriagan de envidia y cuando tienen que fichar en los recitales (como funcionarios de la poesía), dan pena arrastrando sus frases y sus gritos mientras los demás hacemos lo que podemos: poesía y electricidad, el enemigo del ‘poetrastro’. 

Asombra la cantidad de bandas aragonesas que has rescatado del olvido en Al Oeste Nos Encontrarás. ¿Qué le ha hecho más daño al pop aragonés, el centralismo de Madrid y La Movida, o la alargadísima sombra de Bunbury y Héroes del Silencio?

Los propios músicos aragoneses. Y una parte de la crítica musical que lleva el cachirulo puesto, que reparte carnets de aragonesismo puro y sólo sabe cantar las abalanzas de bandas mediocres, y las pobres, cuando salen fuera de la región, se estrellan. Y bares sin vergüenza que quieren programar conciertos sin equipo ni nada. Mil bandas más de la movida y mil Bunburys, eso nunca hace daño, es arte, son canciones y actitud. 

Siguiendo con tu faceta de periodista musical. Tú no haces reseñas, ¡tú escribes pequeñas novelas! Pero la verdad es que, si uno no le echa imaginación, la crítica o la reseña de una obra puede convertirse en algo tedioso o, peor aún, mecánico. ¿Es por eso que no te ciñes a los cánones?

Es por eso. Por eso y porque las canciones a mí me generan emociones y recuerdos. Me manejo en un bagaje clásico de bandas y referentes, así que… ¿qué voy a contar? ¿que una banda me recuerda a alguien que ellos no han escuchado nunca o que directamente odian? Las referencias que las den las bandas. Pero que si hace falta me sé el canon también. Tirando de Beatles, Bowie, Krafwert, Suede, Parliament, The Smiths, Johnny Cash y Gainsbourg uno puede hacer casi cualquier cosa. 

Cuando el ‘indie’ se convierte en uno de los principales argumentos del ‘mainstream’, algo va muy mal, ¿no?

Todo va mal, Enrique. Pero si los malos pierden las elecciones, ¿volveremos a atar con chorizos a los perros? ¿España volverá a ser Disneylandia? ¿Dejaremos de descargarnos discos y todo el mundo irá al cine todas las semanas? Lo que hay es lo que ves y lo único que puede salvarnos son revistas como la vuestra y pequeñas ediciones. 

¿Por dónde va a salir el sol en el horizonte de Octavio G. Milián próximamente? ¿Más relatos? ¿Más ‘experimentos en la noche’? ¿Qué es eso que aún no has hecho y vas a hacer antes de que llegue la parca, sí o sí?

Antes de que llegue la parca tengo, por ese orden, estas ideas: Tener un hijo, aprobar la oposición y acabar mi segunda carrera.

*Puedes seguir a Octavio en:
Zaragota
Al Oeste: Diccionario de grupos aragoneses

Traductor, periodista a regañadientes, copywriter. Quizás nos encontremos en Esquire, Vice, JotDown o en Miradas de Cine. Como me sobra el tiempo, edito Factory.

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