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Carlos Desastre: “No soy el protagonista personal de las canciones que escribo”
Desde sus inicios en los inclasificables 713avo Amor hasta su reciente periplo con El Corsal Desastre, han transcurrido dos décadas en las que el malagueño anteriormente conocido como Carlos Desastre se ha recreado a placer en una de las propuestas musicales más inconoclastas de la piel de toro. Nos pusimos en contacto con él para bucear a lo largo y ancho de su carrera, pero, sobre todo, para tratar de acercarnos a una personalidad, la suya, tan singular como su música o sus textos. Sin más dilación, aquí tenéis el intercambio de cavilaciones que mantuvimos con Carlos:
¿Lo de “corsal” es sólo un acrónimo o tiene algún significado que se nos escapa?
Se le escapan muchos significados, pero es parte del juego proponer significados, no preguntarlos. Usted, puede deducir o suponer tantos significados como quiera, yo tengo una lista que ocupa desde la resonancia fonética de corsario o corcel, hasta la muy atrevida metáfora de cuerpo estelar no identificado. Échele imaginación, por favor, no sea tímido…
“No queríamos hacer música, pero ya salían de nuestras torpes manos y gargantas, melodías y ruidos, ritmos a trompicones…”, podemos leer esto en algún rincón de su web. ¿Por qué no se dedicó sólo a escribir? ¿Le llamaban los escenarios y el contacto con el público?
Sí, creo que forma parte de mi misión de vida, unir y convocar a seres para que las líneas y los caminos que otros ya encendieron, puedan recorrerse con amor y fraternidad, hacer algo contra el panorama desolador de guerras, individualismo y egos saturados consumiendo que podemos ver ahora en las ciudades. Sé que cantar con el corazón y compartir emociones, sentimientos y pensamientos desde la música es algo que ayuda a que las cosas se muevan en determinado sentido que nos puede parecer más bello. Los años de práctica me han dado hermosísimas lecciones de humildad y desapego, virtudes que honran al amor en cualquiera de sus formas. A veces he vivido en el conflicto de hacer otras cosas para ayudar a cambios más rápidos, pero lo que sucede en el mundo pertenece a órdenes mucho más profundos de los que muchas veces suponemos cuando hablamos de algo o expresamos nuestra opinión sobre algún tema. Por ejemplo, yo no quiero ver a muchos seres sufriendo como los veo, pero si sufro soy un ser más sufriendo. Es bueno ocuparse bien de uno, antes de ver en que ayudar a los demás. Y no confundir egoísmo con responsabilidad. Desde ahí ayudamos muchísimo a todos y a todo.
Lo más socorrido para un cronista musical son las etiquetas, pero a usted no es nada fácil encerrarle en ningún saco. Sea bueno y échenos una mano: ¿de dónde nacen la “rumba-ruido” o el “ruido lírico”?
La rumba ruido rock nace de una broma, pero en realidad es una síntesis perfecta para definir lo que queríamos unir en nuestra música. Rumba, representa a todo lo aprendido del folk, o música de raíces; el ruido, a todo lo abstracto, experimental y desconocido o novedoso, y rock a todo lo referente a lo extranjero, a lo internacional, a lo que de fuera llegaba y nos enseñaba. Algo así como las raíces extranjeras, podría decirse, puesto que ya crecimos en esa era internacional. Lo de ruido lírico, nació de varios ensueños, cuando era muy joven, me vi creando escenarios y sonidos en el instante y compartiéndolos con el público, un público muy activo, nada pasivo, yo cambiaba de voces, representaba a distintos personajes. En uno de ellos, en una sábana gigante de papeles como si fueran nubes, pintaba la leyenda, “ruido lírico es nuestro”, y se lo daba a la gente. Era un ambiente de alegría caótica, con muchas risas, y también con esa característica misteriosa y a la vez real, de los ensueños. Ruido lírico es sonido y palabras, ritmo y melodía, todo como uno, un camino de búsqueda hacia la síntesis, hacia la unión, que es el estado natural que nos pertenece a todos.
Sus textos destilan belleza y suciedad a partes iguales. ¿Es así como ve el mundo? ¿Como algo grotesco y hermoso al mismo tiempo?
Durante mucho tiempo he visto la vida en sociedad como choques de estructuras de poder en los que se engendra mucho dolor y sufrimiento, y en las que la belleza y conocimiento propios de la Naturaleza, humana, animal , mineral, vegetal y astral, son ignorados, se les da la espalda. No digo que ahora no sigo viéndola así en cierta forma, puesto que los cimientos de la sociedad son engaño, aprovechamiento, falsedad y guerra, pero sí puedo decir que entonces obviamente yo quería ayudar a concienciarnos, ayudar a cambiar las cosas, aportar mi modesta visión, para contribuir a mejorar el clima de tensión, con armonía y colores. Al principio gritaba todo mi dolor y compartía mi neurosis y mi enfermedad. Tenía mucha ilusión, muchas ilusiones y también mucha rabia, mucho enfado por cómo sucedía todo. No entendía cómo podía haber tanta injusticia. Luego poco a poco, uno empieza a trabajar con más profundidad cada vez, y puede ir ofreciendo una realidad más plural y a la vez más personal, de todo lo que vivimos todos a todas horas. Por cada catástrofe que se anuncia, hay cientos de bellos momentos sucediendo al unísono. Ahora puedo ver que se trata de ajustar la percepción, de aprender a ver desde distintos lugares y contrastar por uno mismo, y en grupo como las cosas también están sucediendo de otra forma de la que a menudo olvidamos hablar. Para mí la música y la poesía ya no son exorcismo, sino total artesanía del corazón a la que me entrego, a la vez para sanarme y conocerme y ayudar o invitar al que escucha a que lo haga.
¿Diría que encuentra más inspiración en las cloacas que en una historia de amor?
A mí las cloacas no me inspiran nada especial, sencillamente no me dan asco ni miedo. Desde muy niño, he reconocido que tengo un lado oscuro, una zona de sombra en mi interior, que ejerce una fuerza negativa sobre mí, y he querido sacarla a la luz, compartirla, de una forma igual demasiado descarnada y desnuda. Es la forma en que supe hacerlo, y me alegro por ello. Con ella aprendí. A estas alturas de mi evolución como persona, músico, escritor, no concibo los errores como negativos, sino como verdaderos maestros que propician la expansión de nuestro ser, hacia zonas realmente novedosas de uno mismo. Da igual quién lo haya hecho antes, todos tenemos la necesidad de vivir nuestras propias experiencias y atesorar con ellas un legado de conocimiento real que se ajuste a una realidad profunda y sincera. Para mí todo forma parte de una misma ciencia, de un camino de búsqueda: la ciencia de la búsqueda espiritual. Siempre me he sentido dentro de ella. Todo en el universo son historias de amor. O al menos todo puede contarse como si lo fueran. Si usted busca la belleza la va a encontrar, si busca la fealdad también. Así que usted elige. Puede, obviamente, contrastar ambas, y ver que belleza y fealdad son maneras de la visión, condicionamientos externos a la mirada. Todo es bello, inmensamente bello.
¿Cómo le gusta referirse a sus “criaturas”? Lo de canción parece que se le queda corto…
Es cierto que practico una suerte de híbridos que no son comunes en el panorama de la música Pop, pero para mí siguen siendo canciones. Además resulta que a veces la ambientación de determinados pasajes puede sugerir más que un cambio real de estructura. Como Emilio Salvatierra decía, más veces de lo que la gente sospecha estamos trabajando en la estructura clásica de canción: A estribillo, A estribillo y coda final o estribillo. Lo que sucede es que donde otros hacen un solo de guitarra, nosotros colocamos un fragmento instrumental, o un recitado poético, o sonidos abstractos, o algo donde se mezcla todo eso. Son necesidades que surgen y nacen al querer expresarse, unidas al deseo de búsqueda. También es parte del juego el hecho de que para mí resulte normal, algo que para otros no lo es, pues escucho muchísima música de todos los estilos y al hacerlo percibo puentes de unión posibles entre ellas. Yo me limito a tejer esos puentes, que a veces ya están incluso sugeridos por otros artistas, y a recorrerlos con el ruido, el ritmo y la melodía. A veces uno se encuentra en lugares inéditos, en rincones muy poco transitados. Siempre dan una alegría especial cuando se descubren. Pero cuando estás allí, pasando el tiempo, te das cuenta de que otros ya estuvieron, y hablaron de ello de otras maneras, diciendo cosas parecidas.
Cambió Málaga por el País Vasco y no se prodiga demasiado al sur de Despeñaperros de un tiempo a esta parte. José Mª Alonso cantaba que “Andalucía no es la pandereta de España” ¿Qué opina usted?
Lo que sucede es que dejé de estar pendiente de las revistas, los círculos oficiales del pop, lo independiente o como usted quiera llamarlo, las radios y todo eso. Me quedé sin manager, sin compañía de discos, y no hice nada para reemplazarlos. Bueno, durante un tiempo, sí, pero como todos me daban palmadas en la espalda diciéndome que qué bueno era lo que hacía, pero que no podían apoyarme porque no vendía, pues abandoné la búsqueda. Entonces se dio una curiosa situación, en la que sólo me preocupaba de tocar y crear; en el País Vasco había personas y lugares que me permitían hacer mis experimentos ante las más variadas audiencias y yo me dediqué a crecer y crecer, a aprender y expandirme. El País Vasco es un lugar donde por primera vez en mi vida me encontré con situaciones utópicas hechas realidad. He sido muy feliz allí. En Andalucía, he sido igualmente feliz, pero nunca he tenido la oportunidad de tocar con regularidad, siempre ha sido muy costoso ir a determinados lugares donde, contradicciones vitales, había numerosa gente con ganas de vernos que incluso nos escribían. No sé por qué, pero así fue siempre. Incluso en Málaga, ahora me cuesta encontrar un lugar adecuado para presentar lo que hago. Los regionalismos no son santo de mi devoción, aspiro a una internacional intergaláctica y universal, vivo y me siento como ciudadano del Universo. Paso meses enteros en los que puedo definir mejor mi relación con el cielo, las nubes, los vientos, y las estrellas, o los pájaros que con la realidad social de los telediarios, y los periódicos. Sencillamente no creo en ellas; pasé años analizando periódicos y sucesos que te llevan al callejón sin salida, al círculo vicioso; en el mundo suceden cosas maravillosas, en el Universo más aún, cosas que afectan a nuestros seres sobremanera, pero nos tapan los ojos, y nos regalan un maná artificial; yo creo hay que quitar esos velos, y tratar de ver por uno mismo, lo que uno ve, no lo que le cuentan, hay que escuchar las historias por los oídos propios y compartir lo que uno siente, la experiencia de cada uno es el tesoro más valioso, que nos regalamos y que regalamos a todos al practicarla. Yo te preguntaría a ti, ¿qué es para ti Andalucía?, ¿sabes acaso qué significa, de dónde viene, cómo nace ese nombre? Es muy fácil hablar de tópicos, e incluso es más fácil aún hablar contra los tópicos.
¿Se siente cómodo con apelativos como maldito, de culto, underground…?
En absoluto me siento cómodo con esos apelativos tan trillados, y tan equívocos, pero no puedo hacer nada al respecto. Ya no pierdo un ápice de energía en cambiar lo que la gente piensa, dice o siente sobre mí nombre, un disco, o lo que sea. Es algo que aprendí de mis propios errores.
Según hemos podido saber ha estado por Centroamérica dándoles a probar un poco del Corsal Desastre a los amigos del otro lado del Atlántico. ¿La conexión americana surge gracias a internet o viene de lejos?
La conexión americana viene de lejos, y nace de formas diferentes en cada país que he visitado. No tienen un nexo común, y no nacieron con Internet sino antes. Después de haber viajado por distintos lugares, me gustaría aclarar que yo vivo en el sur de México, y que este es mi lugar de residencia actual. Así que no veo Centroamérica como algo exótico, sino como el lugar donde vivo. Aquí está mi casa, ahora, y es desde aquí desde donde parto cuando viajo. Y aunque la música ha sido un nexo de conexión muy importante con estas tierras, tampoco estoy aquí porque viva profesionalmente como músico.
Alguien con quien ha tenido cierta relación, Corcobado, es toda una institución en México. ¿Son más receptivos los latinoamericanos a trovadores y poetas?
No lo sé, es algo que no puedo medir. Corcobado funciona muy bien en México, pero yo no me preocupo de entender por qué. Siento que su música atrae a un gran número de público por su tratamiento de las emociones y por su lenguaje, lleno de misterio y verbo impactante. Javier aborda el lado oscuro de forma cruda e intrigante a la vez, lo hace muy bien y a los mexicanos les encanta. En España, a Javier siempre se le ha tildado de muchas cosas injustas, cuando lo que es, es un gran artista y compositor, con una vocación más clara y firme que la de la media de artistas en España.
Por cierto, ¿tiene algún tipo de contacto con Corcobado hoy por hoy? ¿Qué le parecen sus últimos discos?
Pues no, la vida nos ha llevado a recorrer nuestros caminos sin cruzarnos mucho. La última vez que nos vimos fue precisamente en México en el año 2002, por aquel entonces él vivía en el Distrito, y yo estaba girando como El Corsal Desastre, presentando “Radio ensueño”. Tengo muchas ganas de leer su novela, de la que un amigo me ha hablado muy bien, pero como yo llevo mis propios ritmos de trabajo y últimamente estoy en investigaciones de hondo calado, no he tenido lugar para leer ficción. Además no la he visto por tiendas, aunque la he buscado, para poder echarle un primer vistazo. Siempre intuí que Javier sería un muy buen novelista, y tengo ganas de confirmarlo.
¿Nunca ha pensado en aliarse con algún cineasta y crear algo a partir de algunas de sus historias?
Es algo que todo el mundo me comenta, pero ningún cineasta viene a proponerme nada. En su momento me hablaron varias personas para realizar cortometrajes, pero luego, ya sabes, es un mundo muy difícil , la gente necesita mucho dinero, todo es muy caro…
Antes decíamos que cambió sur por norte, también se ha rebautizado en múltiples ocasiones. ¿Le gusta reinventarse o es tan sólo un cullillo de mal asiento?
Creo firmemente que un nombre sólo nos vale para un período de la vida. Las circunstancias sociales me aconsejan mantener mi nombre de familia para no estar todo el rato realizando papeleos, pero en el ámbito de la expresión espiritual, personal, creativa, intelectual, creo que es sano, no llamarse uno como hace diez años, e incluso poder mantener líneas diferentes de trabajo. Esto puede hacerse bajo el mismo nombre, con idénticos resultados, cada uno lo ve y lo hace a su manera. A mí me surgen los nombres, cambiar de nombre como cambiar de piel, debe ser que en otra vida, fui sioux, o que en ésta me ha calado muy hondo su sistema de creencias.
¿Cree en eso de crearse un personaje para preservar a la persona? En otras palabras, ¿es usted Desastre las 24 horas del día?
De hecho ya no utilizo el nombre de Desastre. Creo que estuvo muy bien su compañía y las mutaciones que sufrió en estos casi veinte años de trayectoria, pero definitivamente ya no encuentro nada en él que me defina ahora. Creo que el Corsal Desastre y Después de Nunca son proyectos concluidos, que llegué a lugares enormemente bellos y cautivadores con ellos, que aprendí muchísimos en ellos y que los amo y amaré, y que su enseñanza me acompaña de forma perenne. Pero yo ya me siento en otro lugar del corazón donde los nombres aún están por venir. Seguramente en lo que hago ahora, hay mucho de aquello, pero ya no es aquello. Cuando puedan por fin editarse los dos discos que se quedaron grabados en el 2006, “Por el río baja la vida hacia el mar” de el Corsal y “Nuestros días” de Después de Nunca, ustedes podrán comprobar que realmente llegamos a un lugar desde el que es necesario saltar para comenzar algo nuevo.
A través de su música no es sencillo intuir qué anda escuchando en cada momento. ¿Qué discos le han volado la cabeza últimamente? (En el buen sentido, se entiende).
Los volúmenes de Ethiopiques, y en especial el número 11 que contiene al genial Alemu Aga, es algo precioso y delicado que me deja en un estado muy especial, me ayuda a ir muy adentro. También la música coral de Donnisulana, que son de Cerdeña, y de otro grupo vocal de Albania, que se llama Grijokaster, son espectacularmente profundas e inquietantes. Las canciones de Iren Lóvasz. No son necesariamente cosas que he descubierto ahora, pero es lo que más oigo. Oigo folklore jarocho de la zona de Veracruz, y música chiapaneca. También un disco de cantos del Tibet, y otro de Dimi Mint Abba, que es música mauritana, algo muy, muy fuerte, que me deja sin habla. Escucho mucho también a Arto Lindsay, Caspar Brotzman, Woven Hand y Alí Farka Touré. Me encantó el disco doble de Nick Cave y los Bad Seeds, el último disco de Doss y el directo de Akauzazte. Lo mejor que vi en vivo últimamente, fue un concierto de Dj Amsia, y el concierto de The Ex, en el Matadero, sencillamente soberbios, cada uno en su propuesta, espeluznantes.
¿Es usted una persona tan atormentada como sugieren sus textos o es sencillamente que, como bien dice el tópico, se escribe mejor en los momentos bajos?
Como le dije antes, doy luz a zonas oscuras que normalmente la sociedad prefiere silenciar. El exorcismo es en primer nivel necesario y compartible, luego uno tiene que profundizar y buscar formas nuevas donde la salud pueda reemplazar a la enfermedad. Por supuesto que no estoy, ni estuve permanentemente atormentado, pero sí viví con angustia muchas situaciones porque no encontraba cómo salir del esquema de sufrimiento y dolor en el que hemos sido educados. Insisto en que repases las canciones de todos los discos en los que he participado viendo cómo proponemos ventanas de luz, de forma sónica o lírica. Al menos esa era nuestra intención, o la mía cuando lo hice solo. Tampoco quiero decir que todo lo que intentáramos lo lográramos, pero sencillamente cuando yo escucho aquello me doy cuenta, rememoro, como ese era el sentir, ayudar a cambiar el mundo, la visión, a mejorar la sociedad, la universidad, las calles, la situación de la música. No era pretensión, era pura y sanísima ingenuidad.
¿Qué expectativas tenía cuando empezó en esto de la música? ¿Qué queda ahora de ellas?
Crecer y desarrollarme como persona, dentro de una artesanía que entiende la imaginación como el mundo real capaz de conciliar muchos mundos reales de distintas percepciones. Es lo que sigo haciendo, y me siento muy bien, aunque varias veces sentí decepciones muy fuertes, sobre todo conmigo mismo. Es algo difícil de explicar, pero creo que, como el protagonista de la canción “Carta urgente”, yo quería cambiar el mundo de una manera absolutamente ingenua y escasamente viable.
Desde las discográficas multinacionales no paran de repetir alarmados que la “industria” peligra. Ahora bien, ¿ese hipotético desmantelamiento de la industria por culpa de la piratería qué efectos cree que tendría en tipos como usted, o como el 99% de los artistas, que no ganan fortunas ni poseen grandes mansiones?
Sinceramente, lo que yo hago es artesanía y mi forma de venderla es algo en lo que debo evolucionar necesariamente para poder seguir viviendo en esta sociedad. No importa el lugar, ni el país, lo importante es ser honesto con uno mismo. Es lo que yo intento, y aunque algunos amigos me regañen y me digan que debieran hacer más por promocionarme, yo tengo claro que no, que yo sólo debo seguir haciendo lo que hago con todo mi corazón, y que mi labor acaba con el diseño de un álbum o un libro. Todo lo que he intentado hacer con la Compañía de Sueños Ilimitada ha sido una experiencia fantástica, pero absolutamente desgastante para todos los que nos implicamos de una u otra manera en ese proyecto. No era viable económicamente hacer lo que hacíamos, sin embargo, encontramos la manera de hacerlo realidad y lo conseguimos. El precio que pagamos fue tan alto que ahora no hay nadie dispuesto a hacerse cargo de ese proyecto, empezando por mí, que fue de quién salió el germen de aquella aventura. Yo siento que toda la música y la cultura debería ser fácilmente asequible a todas las personas sin importar su procedencia ni su condición social. La cultura debe continuar su expansión y derribar las fronteras económicas que el mercado le plantea. Para ello los seres humanos que se dedican al arte deben curar sus egos y vaciarse de deseos ridículos e ilusiones vanas. ¿Cree usted que estamos preparados para ello? Sinceramente creo que sí, nos faltan años de práctica y trabajo personal y colectivo. Pero es bueno que vayamos hablando de ello y haciendo cosas para vivir dentro de una red de trueque internacional sin más límites que los que nuestros seres físicos vayan planteando.
¿Le parece que el artista debe ser independiente hasta el punto de que su subsistencia económica no dependa de su arte?
Mire usted, esas cuestiones son muy personales, cada uno hace lo que puede. Yo le digo otra vez que creo que hay que ser honesto con uno mismo y con los demás. Es bueno estar en contacto con el mundo, con el pueblo, con todo lo que nos rodea. Yo no me reconozco sin el otro. Eso da una dimensión realmente profunda a lo que hacemos. Si nos relacionamos con el medio, comprenderemos mejor lo que podemos aportarle. En ese sentido lo que ha brotado de mí, nunca ha dependido de un condicionante económico, pero la escasez de medios si ha afectado a las maneras en que esas esencias líricas o musicales, han quedado plasmadas, tanto en el directo como en las grabaciones.
¿Alguna vez intentaron comprarle de alguna manera?
Nunca he sido tentado por una suma de dinero importante, ni por un lugar en el panteón del prestigio del pop, ni nada parecido si a eso se refiere. Deben verme muy poco interesante, o como incorruptible, o como todo a la vez. (Risas)
Desde siempre ha mostrado una querencia especial por jugar con las palabras, a veces hasta se las inventa. ¿Desastre tiene más de escritor o de músico?
Yo tiendo a no separar lo que hago, ruido lírico es precisamente algo que une los dos mundos de manera profunda. Hago poesía sonora, hasta cuando escribo, y escribo todo lo que canto y soy capaz de recordar. Para mí todo va junto, todo está unido. No necesito hacer distinciones. todo eso comienza, cuando llegan ustedes y hacen preguntas… yo respondo lo que puedo, y nos hacemos un lío. Es lícito dividir para entender mejor ciertos aspectos de lo que se estudia o se quiere comprender, pero no hay que olvidar nunca que luego hay que volver a unir y confrontar con la totalidad de lo que se separó. Si no, la división no sirvió para nada. Mire usted el mundo de la ciencia, dividieron tanto, que ahora no pueden explicar nada… entonces vuelven al espíritu, balbucean y hablan de Dios de nuevo. Hay que ir despacio, las prisas siempre matan el conocimiento real y profundo. Por algo Dios esta ahí, por algo existen los mitos. No todo es razón y progreso, ni todo en el progreso es progreso.
No sé si es muy amigo de mirar al pasado, pero permítame un par de preguntas sobre la prehistoria: con 713avo Amor comenzó haciendo temas como “Cielo bajo tierra” o “Botellita de cielo”, mucho más acordes con el concepto generalizado de “canción” que aquellas auténticas epopeyas recitadas sobre marañas de guitarrazos que eran “Nos cambiaron por pistolas” o “La materia no existe”. ¿Se le quedó pequeño eso de las canciones de 3 minutos?
No se trata de mirar al pasado, para mí esas canciones están vivas y transmiten muchísimo aún. Yo no tenía nada previsto, en mí bullían muchas emociones, quería expresarme, compartir… Todo sucedió, no pude controlarlo, ni quise controlarlo, todo lo contrario contagiar a los demás de lo acertado de hacer cuentos canciones. Fíjese en una cosa muy hermosa, en español, cantar y contar, son casi idénticos, y en el principio de la literatura, cantar y contar fueron una misma cosa, una artesanía desarrollándose sin etiquetas, sin fronteras, ante el horizonte de posibilidades. Así que si lo ve usted, desde ahí, en el fondo seguimos una tradición antiquísima. Repase la historia de la música, y no es por quitarnos méritos, pero hay una larga tradición de canciones extensas, no sólo con relatos o historias, sino también instrumentales…
¿Siguen las niñas de seis años bebiendo más que usted?
No se confunda usted, yo no soy el protagonista personal de las canciones que escribo, recreo mundos que he experimentado, o que han experimentado seres que vivieron cerca de mí, cosas que suceden o sucedieron a mi alrededor, más o menos cercano, pero que me afectaron tan profundamente, que luego aparecen cuando canto o escribo; también traigo verdades de la imaginación a las canciones, pero no necesariamente soy yo, los personajes o protagonistas de las mismas. Cuando las canto, me meto en la piel de todos, pero eso forma parte de mi acuerdo con la creación, ser una con ella cuando se interpreta, es lo mínimo que puedo ofrecerle a todos los que me dictan tantas cosas hermosas… sea la hermosura terrible o bella, o terriblemente bella.
Ya hemos comentado antes lo visuales que pueden resultar algunos de sus textos; pero, dígame, ¿es usted cinéfilo? ¿Con qué pelìculas se encerraría a cal y canto durante días, como dicen que solían hacer Scorsese y sus amigos?
Me gusta mucho el cine, pero no me gusta soltar títulos porque sí, ni me encerraría a ver películas a cal y canto durante días. Si quiere usted que le diga películas que me han gustado, pues la que más y mejor me ha impactado últimamente ha sido “Gerry” de Gus van Sant, de hecho hice una canción instrumental esa misma noche, porque no pude dormir de lo afectado que quedé. La titulé “Haciendo el Gerry”.
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