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Donna Davies: “Llevo estudiando lo sobrenatural desde que era una niña”

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Lleva toda la vida lidiando con lo oculto, el más allá y también con algunos terrores del más acá, aunque los pies, eso sí, los mantiene firmemente pegados al suelo. No parece que tanto monstruo y tanta criatura espectral hayan fundido los plomos de esta directora canadiense especializada, a través de su compañía Sorcery Films, en la producción de documentales. Suyos son“Zombiemania”, una auténtica cátedra en celuloide sobre el universo de George A. Romero, Savini y compañía, o “Pretty Bloody”, que glosa el papel de las féminas en la industria del cine de horror. Con el último Sitges todavía en el recuerdo –allí ha acudido Donna a presentar su último proyecto, “Nightmare Factory”– y a la espera de que Halloween nos caiga encima de un momento a otro, es buen momento para debatir con Ms. Davies sobre todo lo que siempre quisimos saber y nunca nos atrevimos a preguntar acerca de las criaturas de la noche, sus padres, sus hijos y, por supuesto, sus muertos. ¿Rigor en lo sobrenatural? Con ella es posible.

¿Recuerda cuál fue la primera película de terror que vio? ¿Qué le hizo meterse en este mundillo hasta convertirse en una experta?

La primera película de terror que vi fue “La cosa”, de Carpenter.  Mi abuela era vidente y solía contar montones de historias de fantasmas. Me encantaba asustar a mis amigos con aquellas historias terroríficas. (Risas).

Evidentemente, si he empezado preguntándole por el cine de horror ha sido por su documental “Zombiemania”. Pero dejémoslo claro: ni usted ni su productora, Sorcery Films, se dedican en exclusiva a ese campo… 

Sorcery Films ha hecho algunas cosas relacionadas con el terror: “Zombiemania”, “Pretty Bloody” (sobre las mujeres en el cine de terror), y ahora estoy dirigiendo un documental acerca de los efectos especiales en ese tipo de películas. Se va a llamar “Nightmare Factory” y se centra en la figura del gurú de los efectos especiales Greg Nicotero.  Además de eso, hemos trabajado en temas como la brujería, el vudú, lo sobrenatural… que pueden estar conectados con el mundo del terror, aunque esos trabajos no están enfocados desde ese punto de vista.

El hecho de que investigue sobre esos temas, que haga documentales sobre ellos, ¿implica que cree en lo sobrenatural?

Supongo que podemos decir que me fascina lo sobrenatural. Llevo estudiando este tipo de cosas desde que era una niña.

¿Por qué será que a la gente le gusta que les asusten? Somos la única especie que paga para pasar un mal rato: pasamos miedo con una película, nos montamos en montañas rusas, hacemos puenting… 

Creo que es por varias razones. El terror les sirve para darle forma a sus propios miedos, a sus miedos más profundos. A través el terror se puede expresar lo inaudito; lo impensable cobra vida. El terror es una emoción. Las películas de miedo nos provocan ese pavor, y nos sacan de nuestro ‘círculo de seguridad’. La gente teme enfrentarse con lo desconocido, pero el terror nos fuerza a hacerlo y a analizar quiénes somos y qué es eso a lo que tanto tememos.

¿A qué conclusiones le condujo la realización de “Zombiemania”? Por ejemplo, ¿sigue George A. Romero haciendo películas de zombies porque sabe que es algo rentable? El caso es que después de “La noche de los muertos vivientes” hizo alguna cinta sin no-muertos, como “Martin”…

¡Yo no diría que Romero hace películas de zombies por el dinero! De hecho ha ganado muy poco dinero con ellas. Lo irónico es que los que hacen remakes de sus películas ganan mucho más de lo que él ganó con las originales. […] A George le gustaría hacer otro tipo de películas, pero le han encasillado en ese género; sus fans quieren más películas de zombies y a él le resulta muy complicado obtener financiación para otro tipo de proyectos.

Por cierto, ¿qué le parecen las películas de muertos vivientes que se hacen ahora? “28 días después”, o los remakes de las del propio Romero. En ellas los zombies se mueven más rápido, son más inteligentes (quizá más crueles también), pero no estoy seguro de que realmente den más miedo que los originales y aquel caminar pausado y errático…

Llámame anticuada, pero prefiero a los lentos. Para mí son mucho más efectivos. “28 días…” es una buena película, pero no creo que esas criaturas sean zombies. Y me encantó “Shaun of the dead” (“Zombies Party”). Era descacharrante.

Me hablaba antes de uno de sus últimos proyectos, “Pretty Bloody”, un documental sobre el papel de las mujeres en el cine de terror. Al principio las chicas se limitaban a ser carnaza para el monstruo de turno, eran las que lloraban y gritaban, y a las que había que salvar. Pero los tiempos han cambiado, afortunadamente. Sin embargo, ¿no cree que las heroínas de “The Descent” o “Resident Evil”, por poner un par de ejemplos, no son más que imitaciones con pechos de los típicos roles masculinos? 

Esa es una observación muy interesante y, en muchos sentidos, creo que tienes razón. En esas películas las mujeres adoptan la personalidad de los antiguos personajes masculinos. Quizá se necesitaba ir en esa dirección para saldar una deuda con el pasado y puede que en el futuro las historias cobren más fuerza. Sería estupendo que hubiera personajes femeninos más interesantes en el cine de terror, y creo que poco a poco se está consiguiendo. Fíjate en films como “May”, con Angelica Bettis.

Entonces, ¿cuál sería ese ‘toque femenino’ en las películas de terror? ¿Cuál se le ocurre que pueda ser la diferencia más notable entre el terror hecho por hombres y el hecho por mujeres?

Las mujeres pueden hacer un cine que sea tan sangriento y aterrador como el que hacen los hombres. La diferencia estaría en la perspectiva, como te decía antes, con personajes más creíbles o con argumentos que de verdad preocupen a las mujeres. Son películas en las que los personajes tienen más peso que en las típicas producciones masculinas. Los tiempos han cambiado, ahora hay muchas más fans del cine de terror. Las mujeres suponen un porcentaje importante del público de ese tipo de películas y quieren un tipo de terror diferente. Buscan los sustos, pero también les gusta ver historias mejor desarrolladas con protagonistas femeninas que de verdad sean la leche. (Risas)

Tanto zombies como vampiros, los ‘no muertos’ habituales en la literatura y el cine de horror, son casi siempre criaturas torturadas y miserables, incluso los más ‘glamurosos’, como Drácula, tienen su lado melancólico. ¿Por qué se relaciona inmortalidad con desdicha?

Pienso que asociamos inmortalidad con infelicidad porque es algo que nunca tendremos. Todos sabemos que vamos a morir tarde o temprano, así que nos gusta hacernos a la idea de que no es mala cosa, que vivir eternamente sería peor.

¿Lo de los documentales es algo circunstancial o realmente prefiere la realidad a la ficción?

Me gustan los documentales, pero también la ficción. Empecé haciendo cortos antes de realizar  documentales. Pero una vez que te metes en esto es difícil salirse. Surge un proyecto detrás de otro. He escrito un par de guiones de ficción para la tele, y creo que ya estoy lista para dar el salto al largometraje.

¿Qué tal se lleva con el siglo XXI? Con Youtube, los teléfonos móviles con vídeocámara incorporada, Facebook… Ya no se deja nada a la imaginación, todo lo mostramos, de todo hacemos un ‘evento’. 

stoy de acuerdo en que esa sobre-exposición deja muy poco a la imaginación. Tengo la impresión, además, de que toda esta locura de las redes sociales nos aísla aún más de los otros. La gente ya no está tan implicada con sus familias o su comunidad como lo estaban antes. Puede que estemos consiguiendo exactamente lo contrario de lo que se supone que buscamos con esas ‘herramientas’. Creemos que tenemos contacto con muchísima gente, pero en realidad estamos más solos que nunca.

Y sin embargo, a pesar de todo ese atracón de realidad que nos pegamos cada día con sólo echarle un vistazo a Twitter, los documentales nunca estuvieron tan en boga como lo están hoy por hoy. Michael Moore tiene parte de culpa, pero quizá sea también que nunca nos cansamos de mirar a las vidas de los demás. ¿Qué opina?

El voyeurismo siempre ha sido un pasatiempo de lo más popular. Creo que está en nuestra naturaleza eso de salir corriendo a ver un incendio.

Que se sepa no ha realizado ningún trabajo relacionado con las muchas y muy diversas atrocidades de las que es capaz el hombre, pero es evidente que los documentales con más éxito suelen ser esos que lidian con el holocausto, con genocidios, asesinos en serie… con el lado oscuro del ser humano, en general. ¿Es más fácil llegar hasta la esencia misma de nuestro comportamiento estudiando/observando aquello que nos corrompe?

Sí, desde luego. Creo firmemente que este tipo de documentales nos ayudan a lidiar con el lado oscuro del ser humano. A la gente le gustan porque a través de ellos pueden adentrarse en esos ‘territorios’. Todos tenemos un lado oscuro, pero nos asusta explorarlo porque la sociedad nos dice que está mal. Así que lo reprimimos y a veces emerge en nuestras pesadillas… o a veces en una caravana. (Risas). Nos regocijamos en el terror porque de esa manera podemos ser nosotros mismos, y en nosotros están ambas cosas, la luz y la oscuridad. En nuestro interior nos identificamos con el monstruo de la película, porque el monstruo puede destruir lo que quiera sin que nadie le juzgue. Podemos vivir de manera indirecta la vida del villano y llegar hasta nuestros demonios internos.

Pero, ¿cree que todos esos documentales de temática grotesca o brutal están realmente construidos desde un punto de vista científico o psicológico? ¿No será el morbo puro y duro lo que acaba imponiéndose?

Hay un poco de ambas cosas.

¿Queda algo por mostrar desde una pantalla de cine o de televisión?

Es una buena pregunta. Pero creo que a estas alturas ya lo hemos visto casi todo. Prácticamente estamos insensibilizados o inmunizados contra la sangre, el sexo, la muerte… contra lo que sea. Hoy en día siempre se espera que haya una cámara en cualquier sitio, así que, como tú decías antes, ya dejamos muy poco a la imaginación.

Traductor, periodista a regañadientes, copywriter. Quizás nos encontremos en Esquire, Vice, JotDown o en Miradas de Cine. Como me sobra el tiempo, edito Factory.

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