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Bruno Galindo: “El Videodrome ha triunfado”

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Conocido como periodista cultural, de viajes y uno de los adalides de la escena spoken word en España, Bruno Galindo publicó este año su primera novela, El público. En ella radiografiaba un presente que quizá no difiera tanto del pasado ni del futuro de un ser humano que parece vivir en círculos concéntricos. A pesar de estar localizada en España, la trama bien podría extrapolarse a cualquier país del capitalismo y el cinismo inherente al hombre. 

En el libro ‘Vasos Comunicantes’ te preguntabas cómo se creaba una canción. ¿Cómo se crea una novela? ¿Qué punto de partida, y metodología utilizas?

Carezco de la experiencia que me permita hablar con autoridad del asunto. Diría en todo caso que uno precisa convivir el suficiente tiempo con una idea como para que esta se convierta en obsesión. En determinado momento -y no está claro en qué medida es algo involuntario o forzado- sucederá algo importante: esa idea obsesiva se metamorfoseará en el germen de una historia. A partir de ahí la cosa irá a más del modo exactamente contrario al del resumen: pasarás -ahí sí que se requiere el esfuerzo- de la frase al párrafo, del párrafo a la página, de la página al capítulo. Soy autor de una única novela publicada, ruego no se tome muy en serio mi respuesta y se le pregunte a un experto.  

¿Por qué crees que proliferan tanto las revistas de tendencias con una actitud un tanto autocomplaciente y epatante?

Ese fenómeno, que es netamente de los 90 y tiene que ver con la intervención del mundo publicitario, no estoy tan seguro de que sea muy actual a estas alturas, pues el pesimismo y la carestía económica están favoreciendo que justamente ya no prolifere casi nada. Veo con sincera admiración -y no lo digo con ironía- que, con la que está cayendo, a alguien le preocupe ser hipster o que incluso logre vivir de un modo pop.  

Leí que tenías un proyecto de musicar la novela con  Babasónicos…

Ese proyecto ya está terminado. Se presentó en febrero. Consta de cuatro fragmentos de la novela, que yo leo con acompañamiento musical de la banda argentina. Es el fruto de una buena relación con Adrián Dárgelos (vocalista de la banda) y de encuentros con él a través de la literatura. Yo ya había trabajado con músicos de rock -Nacho Vegas, el ex-Beefheart Gary Lucas y otros- en el registro poético; este caso me interesa particularmente por haber puesto sonido a una obra narrativa (lo que me parece bien distinto) y además con una banda.  

Excluyendo el proyecto de Babasónicos, ¿qué discos o canciones crees que serían una buena banda sonora para la novela?

A lo largo del tiempo he tenido encuentros con músicos de distinto registro, con los que hubo distintos niveles de trabajo y de creación, y en algunos casos presentaciones en directo. Hablo concretamente de Strand, Javier Díez Ena e Irene Tremblay (Aroah): todos ellos trabajaron con “El público” en algunas lecturas públicas o de algún otro modo.    

En ‘El público’ das a entender cierta teoría del eterno retorno…. ¿Concibes así la vida o es más una forma narrativa?

Desde luego es una forma narrativa. También tiene algo que ver con la experiencia vital, de un modo que no podría explicar.  

¿Ves futuro en la imprenta o crees que el futuro de las letras será digital?

Sirva como comparación el modelo actual de convivencia asimétrica del vinilo y la música digital. Me imagino algo así en el futuro inmediado. El papel conservará su carisma, pero el patio de juegos y experimentos estará en las pantallas.  

¿Qué transición realizas entre los diferentes formatos de escritura que practicas? Periodismo, novela, poesía, spoken word…

Me gusta escribir en general, y ciertos tipos de texto dan mejor para un formato que otro. Esos géneros casi corresponden a distintos oficios: periodista, poeta, performer, escritor de fondo.     

Recuerdo que en la otra entrevista que te realicé hablamos de Bowie. Ahora acaba de sacar un disco. ¿Qué te ha parecido?

La alegría de un regreso como el suyo es tan grande que podemos llegar a alucinar y decir: ‘¡extraordinario!’. Pero vaya, me parece poco memorable. Hace un rato he leído una entrevista con Noel Gallagher en la que decía saber que Bowie bien podía sacar otro disco inminentemente porque le habían sobrado como 30 temas de las sesiones “The Next Day”. Ya en frío podemos decir que tal cosa sería horrible. Vayamos día a día y crucemos los dedos para que haya conciertos.  

¿Disco favorito de Bowie?

No siempre el favorito es el mismo. ‘Low’ es uno de ellos. Representa la época que más me gusta de Bowie. Tiene los mejores temas no-famoso. 

Si hablamos de ‘reuniones’, defendiste ‘The Weirdness’ de los Stooges…

A veces lo que te gusta es que gente con la que ya no contabas, grabe algo nuevo. Me da que caí en ese sentimiento tan humano y tan poco de crítico musical. 

Eres un consumado viajero. ¿Qué diferencia estableces entre el viajero y el turista?

Me da cierta vergüenza establecer esos niveles o calidades, en el fondo bastante snobs. Cada uno lleva su uniforme, más o menos. Del que viaja lo mejor que podemos decir es que vive, aunque sea unos días, en el lugar al que llega. Puede que tan en contra de los habitantes como en el primer caso.

¿Cómo recuerdas las vivencias y el proceso de escritura de los “Diarios de Corea”?

Vivencias tristes y excitantes chispazos de rutina en el marco del mundo “bueno” contra el “eje del mal” (estamos en la primera mitad de los 2000). El proceso de escritura fue arduo, porque al regresar de Pyongyang decidí que el trabajo no tenía sentido sin ir a Corea del Sur, lo que duplicó el trabajo. En lo personal, escribí el libro en un momento de desengaño con la prensa escrita.  

¿Cuál ha sido tu peor experiencia de viaje y cómo saliste de ella?

Fue hace unos meses, a punto de coger un avión de Delhi a Kerala (sur de India). Tuve una hemorragia nasal bestial, perdí el avión y un par de horas después estaba en Cuidados Intensivos de un hospital. Salí a los tres días.  

En el ámbito del periodismo cultural, ¿qué es lo que has ganado en experiencia vital como entrevistador?

Yo he estudiado poco, y sólo puedo hablar de lo que he visto y lo que he oído. He aprendido a mirar y sobre todo a escuchar.  

Por último, que pensaría Oblivion, el personaje de Videodrome, del mundo actual?

Que el Videodrome ha triunfado.

De Nowhere, Oklahoma. Nadie sabe más de Freddie Mercury que él. Trabaja para Rockzone, This is Rock y Esquire.

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