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Antonio Salas: “Me gusta pensar que la pluma puede más que la espada”
Operación Princesa (Planeta, 2013) es el nuevo trabajo editorial del periodista Antonio Salas. Nadie sabe quién se esconde tras ese pseudónimo, pero son ya muchos años de husmear y jugarse el pellejo en entornos “comprometidos”; y sus investigaciones han tenido repercusiones más allá del mundo periodístico o el de la literatura. Este nuevo volumen, en clave de novela, no iba a ir a la zaga de sus predecesores, y nos sumerge en la vida de tres personas muy dispares entre sí cuyos caminos acabarán cruzándose en el centro de un gran laberinto de corrupción y violencia. De esta obra y muchas cosas más, hablamos con su autor.
Después de tres libros (Diario de un skin (2003), El año que trafiqué con mujeres (2004) y El Palestino (2010)) donde narrabas tus investigaciones periodísticas como infiltrado en diversos entornos, publicas una novela. ¿A qué se debe ese cambio?
No fue mi elección, aunque ahora lo agradezco. “Si no está grabado no existe”, esa es la máxima del periodismo encubierto con cámara oculta. Si yo afirmase en mis libros que el Real Madrid subvencionaba un grupo nazi, o que era posible comprar niñas vírgenes de 12 años para burdeles españoles, o que me había convertido en el hombre de confianza de Carlos el Chacal, sin las grabaciones que lo demostraban, nadie me creería, y es lógico. Por eso, cuando en 2012 el Tribunal Constitucional sentenció contra el uso de la cámara oculta en periodismo, nos dejó sin nuestra herramienta de trabajo. Entonces mi editora me propuso contar lo mismo, pero como novela. Esa fue la razón.
¿Te ha resultado más sencillo este género?
Infinitamente más difícil. En mis libros anteriores solo tenía que transcribir las grabaciones de la oculta. Siempre me han reprochado que mis ensayos eran torrentes de datos escritos muy cerebralmente. Pero Operación Princesa está escrito con las tripas, con el corazón y con mucha rabia. Me veía incapaz de inventar la vida, la personalidad y las circunstancias de los protagonistas, así que me limité a utilizar a personajes reales, y los lugares, ambientes y acontecimientos reales. Quizás por eso el lector se da cuenta de que cada página y cada párrafo irradia autenticidad. Eso hace que la lectura sea más fluida y vívida. Por eso el efecto emocional es mucho más intenso. Ese era mi objetivo.
¿Qué es lo que te ha costado más a la hora de escribirla?
Mantener el equilibrio. Tras reunir un volumen de información brutal sobre narcotráfico y corrupción, tenía que encajar las piezas de ese rompecabezas en una trama lo suficientemente atractiva para que el lector se “tragase” toda esa información mientras disfrutaba con la lectura de un thriller rápido y frenético. Fue una lucha constante con mis editores. Me decían que quería meter demasiada información real, así que he tenido que buscar mil recursos; los diálogos, los ambientes, las biografías de los personajes, etc, para poder insertar los datos reales sin que ralentizasen la acción. Como si construyeses una catedral enorme con piezas de lego, encajándolas con paciencia entre sí. La apariencia final es la de un edificio sólido y robusto, pero si te acercas y lo revisas con lupa, verás que está compuesta por millones de pequeñas piezas de información real y contrastable.
¿Cuáles son tus pretensiones con Operación Princesa? ¿Buscas alguna reacción en el lector en particular?
La misma que en todos mis libros… intentar que el mundo sea un lugar un poco mejor. El periodismo encubierto tiene esa virtud. En mis libros yo cuento lo que he visto y experimentado dentro de esos grupos violentos, sin juzgarlos. Y sólo concluyo la investigación y me pongo a escribir cuando comprendo todas sus motivaciones, y tengo todas las respuestas. Y cuando un skin, un proxeneta o un terrorista lee mis libros, es lógico que se sienta identificado, que se vea reflejado a través de mi experiencia, porque yo me he esforzado mucho en ser uno de ellos, en comprenderlo sin juzgarlo. Esa es la razón por la que he recibido cientos y cientos de mails (la última vez que los conté, superaban los 2000) de chicos y chicas que dejaron el movimiento nazi, la prostitución o el terrorismo tras leer mis libros. Y ya sólo por eso todo el miedo, la angustia y la soledad de este oficio merecen la pena. Si además se producen detenciones y condenas judiciales, mejor.
¿Cuánto hay de real en Operación Princesa y cuánto de ficción? ¿Es la realidad la que te ha servido de inspiración o has utilizado el “camuflaje” de la novela para contar algo que quizás fuera más comprometedor si hubieras utilizado el formato de tus anteriores obras?
Las cosas importantes no se pueden contar en un ensayo. A pesar de las barbaridades que relato en mis libros jamás he recibido ni una sola demanda, y eso es porque sólo he publicado lo que podía demostrar. Lo que estaba grabado. Lo malo es que había mucho más. Y eso es lo que sólo ahora he podido relatar. Además mis ensayos son una exposición de datos periodísticos. Una observación distante de la realidad. Como si la observases a través de un microscopio. Con Operación Princesa intento agarrarte por la pechera y meterte de cabeza en la historia, para que tú vivas lo que viven los protagonistas, para que sientas, llores o rías con ellos. Y por eso el efecto emocional se multiplica por mil con este relato. Todos los datos y la información que se exponen son reales. La ficción solo es el adhesivo que he utilizado para pegar las piezas de ese enorme rompecabezas, y el aceite para lubricar la maquinaria del relato.
En Operación Princesa además abordas temas muy variados que van desde la prostitución, el narcotráfico o clubs de motoristas como los Hells Angels. Muestras una realidad paralela a la de los comunes mortales, desde sus sótanos, para explicar que esa realidad es la que hace girar el mundo y que quizás seamos los comunes mortales los que, efectivamente, vivimos en una realidad aparente…
A pesar de la crisis, seguimos viviendo en una sociedad del bienestar, y no queremos perderla. Cuando viajas, como yo, por países en conflicto, te das cuenta de que nosotros no nos podemos quejar tanto. Y sospecho que en el fondo todos los sabemos. Por eso preferimos mirar hacia otro lado y no hacernos demasiadas preguntas. Sabemos que la democracia es nuestro derecho a escoger quién va a robarnos en esta legislatura, pero es que en muchos países ni siquiera pueden permitirse esa libertad. Supongo que mis libros te obligan a abrir los ojos y ver lo que ocurre a tu alrededor cada día. Los suburbios de nuestra sociedad. Yo ofrezco “pastillas rojas”. Si prefieres vivir tranquilo e ignorante, escoge la azul y no me leas.
Según tu punto de vista, ¿en qué estado de salud se encuentra nuestro país? ¿Y comparado con otros de nuestro entorno?
La primera página de Operación Princesa incluye una cita de Esopo: “Colgamos a los ladrones de poca monta, pero a los grandes ladrones los elegimos para cargos públicos”. Podría reflejar la más rabiosa actualidad, pero fue escrita en la Grecia del siglo VI a.C. España está infectada hasta el tuétano con el cáncer de la corrupción, es verdad, pero no es sólo España, ni es sólo ahora. La corrupción forma parte de la naturaleza humana, y sólo es cuestión de oportunidad. Nos escandalizamos con la corrupción política, pero fontaneros, taxistas, mecánicos, publicistas, veterinarios, etc, nos engañan a diario para cobrar más o declarar menos impuestos. Todos lo hacemos en la medida de nuestras posibilidades y la pregunta es: ¿qué haríamos si estuviésemos en la piel de los políticos de la Malaya, los policías de la Carioca o los empresarios de la Gürtel? La honestidad es un músculo que debe ejercitarse a diario, de lo contrario se queda flácido y desaparece.
En la novela dejas más o menos clara, a través de un alter ego, tu opinión sobre la prostitución, ¿qué consecuencias crees que podría tener una regularización, al estilo de Holanda, en España? ¿Crees que sería posible?
Soy abolicionista. No creo en la regulación. Es una falacia. El 94% de las mujeres prostituidas en España son inmigrantes traficadas. No está en su mano decidir su destino. Además, la inmensa mayoría oculta a sus amigos, familia, vecinos, etc, su doble vida. ¿Crees que van a rellenar en la casilla de su formulario de Hacienda, de profesión: prostituta? En Mauritania, durante la infiltración de El Palestino, conocí a personas que defendían la esclavitud, que ha existido y existirá siempre, argumentando que los esclavos al menos tenían un techo y comida caliente, lo que no tenían muchos de sus paisanos que se mueren de hambre… ¿Eso justifica la esclavitud? Es un problema mucho más complejo. Las mujeres occidentales cuestionan el derecho de las musulmanas o hinduistas a cubrirse, exigiendo el vuestro a desnudaros, sin ser conscientes de que continuáis siendo utilizadas como reclamo y objeto sexual, en pleno siglo XXI. Y los hombres tenemos un problema fisiológico… Nuestro cerebro no está dentro del cráneo, sino entre los testículos. Por eso para nosotros la sífilis o la gonorrea son enfermedades mentales. Yo creo más en la castración sistemática de todos los niños varones… Quizás eso si acabase con la prostitución.
En El año que trafiqué con mujeres considerabas al cliente de la prostitución cómplice de los proxenetas… Después de Operación Princesa ¿sigues opinando igual?
No. Ahora soy todavía más radical. Lo que les desearía a todos ellos no lo puedo repetir en público porque no es legal. Durante la instrucción de los casos Riviera/Saratoga en Barcelona, y Carioca en Lugo, los agentes del SAI hicieron un trabajo brutal. Me consta que se implicaron con el drama de las chicas cuando, durante las escuchas telefónicas, comenzaron a interceptar conversaciones entre ellas… Esas transcripciones son terroríficas. Es algo a lo que ni siquiera yo había accedido durante mi infiltración. La pieza que me faltaba para completar ese puzzle. Porque solo al hablar entre ellas desnudaban toda su miseria… Ni siguiera conmigo fueron tan sinceras. Su vida es un pozo de mierda oscuro y frío constante, que las mutila emocionalmente para toda la vida. Por supuesto que cualquier hombre es libre de consumir prostitución, pero si estuviese en mi mano, yo mandaría a todos los puteros seis meses a Afganistán, para trabajar como “niños juguetones” de los señores de la guerra. Y cuando viviesen esa humillación unos meses, y terminasen con el culo destrozado, estarían en disposición de comprender lo que siente una prostituta. Si después de eso continúan considerando la prostitución un “trabajo digno”, yo aceptaré sus argumentos. Todo lo demás es puta palabrería barata. Cada vez que un cliente entra en un burdel, aunque sólo sea para tomar una copa o comprar tabaco, está sosteniendo con ese dinero el negocio de la trata, porque, como te decía, más del 90% de las mujeres prostituidas en España son extranjeras traficadas. Y como tal cómplice debería ser procesado, condenado, y encerrado en una celda con un grupo de africanos de pollas enormes que le ayuden a concienciarse de lo que significa tener relaciones con tipos que te dan asco…
¿Estás a favor de la legalización de las drogas? ¿Por qué?
Yo ya soy mayorcito y no creo que ningún legislador tenga que decidir por mí. Creo en la libertad para elegir, incluso con qué mierdas quiero joderme la salud, pero sólo en la misma proporción que el alcohol o el tabaco. Obviamente la legalización de las drogas blandas jodería el negocio a los traficantes, y eso es bueno. Pero las drogas duras son un suicidio social que no afecta sólo al consumidor. Ahora el problema está en definir qué son drogas duras o blandas. Los cocineros de meta, y los químicos de los cárteles, crean cada día productos nuevos sobre los que no hay legislación, así que la oferta evoluciona cada día con nuevas sustancias. Y lógicamente no puede cambiarse la Ley cada vez que aparece un nuevo producto en el mercado.
Para la elaboración de esta novela te documentaste bastante investigando la famosa “Operación Carioca” que tuvo lugar en 2009 en Lugo, ¿qué es lo que más te llamó la atención de este caso?, ¿por qué la escogiste como eje central de tu novela?
Por ella. Por la testigo protegido DPA123B. Es una heroína real, y una guía fantástica para conducir al lector durante 700 páginas repletas de información, sin que pueda dejar de leer, al empatizar con su terrible aventura. Mi Alexandra Cardona, lógicamente, está inspirada en ella, así que no tengo ningún mérito como escritor. DPA123B me lo puso muy fácil. No todos los días te encuentras con una simple y joven adolescente, prostituida, que ella sola haga tambalear el poder de políticos, policías y empresarios en todo el país. Pero ella demostró que es posible. Que una simple joven puede cambiar las cosas, y tambalear todo el clan de los corruptos. Su historia es muy esperanzadora en los tiempos que corren.
Este caso concreto además es plena actualidad aunque no se encuentre en las primeras planas. Dos de los principales imputados del “Carioca” están en la calle (José Manuel García Adán y José Manuel Pulleiro) y el fiscal jefe de Lugo, Juan José Begué, tiene pensado desgajar el caso en 52 juicios que, siendo optimistas, tendrán lugar en 2014. ¿Crees que es acertada la decisión del fiscal? ¿Existe riesgo de una “desbandada de testigos”?
La desbandada ya se produjo. La crisis económica ha mermado los recursos del Ministerio del Interior, y la mayoría de testigos protegidos han visto retirada su condición de tales, porque no hay recursos para protegerlos. Yo sigo manteniendo mi situación de testigo protegido de la fiscalía precisamente porque nunca he pedido nada a Interior. Prefiero no delegar mi seguridad en la policía… he tenido malas experiencias. Así que muchas de las testigos de la Carioca se vieron obligadas a seguir prostituyéndose para comer. Otras mandaron al carajo el proceso y se volvieron a sus países con el corazón despedazado. Y las que siguen aguantando el tipo, están aterrorizadas. García Adán salió hace un par de semanas, después de cumplir cuatro años de prisión preventiva, porque nuestra Ley no permite más. Pero, basándome en mi conocimiento del caso, confío en que tanto Adán como Pulleiro, y otros cabecillas de la trama, reciban lo que merecen, y se pudran en prisión. Aunque estoy seguro de que los peces gordos van a salir de rositas…
¿Lo tiene difícil la jueza Pilar de Lara? ¿Qué opinión tienes de esta magistrada y del trabajo que ha estado realizando en los casos Carioca, Pokémon o Manga?
Es otra heroína. No te puedes imaginar las presiones, amenazas, los intentos de desprestigiarla, y la soledad que ha soportado en la instrucción. Pero no se acobardó, e imputó a policías, jueces, guardias civiles, abogados, políticos, sindicalistas, empresarios, etc, sin que le temblase el pulso. Tiene más cojones que la mayoría de hombres que conozco. Y probablemente su ejemplo fue el que impulsó a los agentes del Servicio de Asuntos Internos, a dejarse la piel en las escuchas, seguimientos e investigaciones que consiguieron deshacer el complejísimo entramado de corrupción que denunció DPA123B. Te confieso que me habría encantado conocer a la jueza y estrechar su mano. En mis viajes a Lugo estuve muchas veces tentado de pasarme por el Juzgado nº 1 para conocerla, pero sé que no habría sido lo correcto, y que podría haberle traído problemas. No está bien que una jueza hable con un periodista de un sumario que está instruyendo. Pero confío en que algún día, cuando todo esto termine, pueda expresarle personalmente mi admiración. No hay muchos jueces que se tomen tan en serio la Justicia.
Desde tu perspectiva, ¿qué rumbo tomará esta trama de corrupción? ¿Se hará justicia? ¿Por qué? Hay altos cargos políticos imputados como José Blanco (exministro de Fomento del PSOE), Pablo Cobián (exdiputado del PP), Jesús Otero (exsubdelegado del Gobierno), etc. ¿Crees que en España cuando se llega a cierto estatus, se es intocable?
Sólo hay que echar la vista atrás y repasar nuestra historia. Ahora nos rasgamos las vestiduras con el caso Bárcenas, pero la actualidad terminará por sepultarlo entre miles de titulares que, en los próximos meses, difuminarán su nombre en las cabeceras de los periódicos, eclipsado por nuevos escándalos. Estoy seguro de que algunos caerán. Dependerá de sus recursos. En el proceso de los GAL Secretarios de Seguridad, Gobernadores, Ministros de Interior, etc, terminaron en prisión pero, ¿cuántos responsables políticos se libraron? ¿Quién se acuerda ahora del caso Naseiro y de las escuchas interceptadas por la policía en que, sin ningún género de dudas, altos directivos del PP discutían sobre las comisiones en negro de sus negocios? ¿Quién recuerda aquella frase grabada en una conversación entre Vicente Sanz y Eduardo Zaplana: “Estoy en política para forrarme”? Nunca un político fue tan sincero… A pesar del las evidencias irrefutables el caso se desinfló en el Supremo, porque el juez dictaminó que las escuchas habían sido autorizadas para un caso de narcotráfico y no de corrupción. ¿Estamos a setas o a rolex…?
En esta novela llama la atención que los tres personajes femeninos principales no son pusilánimes, más bien fuertes, independientes e inteligentes…
Es que no tengo mucha imaginación. El futuro es de la mujer. Por mucho que nos joda. Ya es una realidad que la inmensa mayoría de licenciadas universitarias son mujeres. Todavía intentamos limitar vuestro acceso a los puestos de dirección en las empresas, pero solo es cuestión de tiempo que la mayoría de directivos y líderes políticos sean mujeres. Durante milenios los varones hemos escrito las reglas, marginándoos. Y aunque, en teoría, los hombres tengamos más masa muscular, yo soy muy darwiniano y estoy seguro de que durante estos siglos la evolución natural desarrolló vuestro cerebro más que el nuestro. Por eso mis heroínas son inteligentes, independientes y fuertes. Es decir, mujeres. Y te confieso que inicialmente pensaba en que todas fuesen lesbianas, sin duda la opción más inteligente teniendo en cuenta la opinión que tengo de mi género. Pero mi editorial me dijo que eso ya era demasiado radical. Supongo que tienen razón.
¿Qué opinión te merecen los clubs de moteros? En la novela nos adentras en un submundo que para el españolito de a pie, es bastante ajeno y que solo se percibe a través de la ficción. La mayoría de estos clubs tienen una, merecida o no, mala fama. Por ejemplo, este verano pasado fueron detenidos en Mallorca 25 Hells Angels, entre los que estaba su líder europeo, Frank Hanebuth, por trata de blancas (Operación Casablanca). ¿Hasta qué punto son relevantes este tipo de sociedades y clubs para el narcotráfico u otro tipo de comercio ilícito?
Es un mundo fascinante. A mí me ha seducido totalmente. Y supongo que, dada su complejidad, merecería todo un libro monográfico. No hay estadísticas reales sobre cuántos son, pero solo hay que reflexionar sobre el hecho de que Barcelona es la ciudad europea con más motos matriculadas. Su mundo está lleno de códigos, contraseñas y símbolos secretos. Se ven a sí mismos como órdenes de caballería, hermandades, sociedades secretas, que no tienen en cuenta el pasado del nuevo hermano. Lo importante es que lleve con orgullo y honor los colores de su club. Por eso es tan fácil encontrar en ellos ex delincuentes, traficantes, asesinos… Yo incluso me encontré con viejos camaradas skinhead contra los que declaré como testigo de la fiscalía en el macro-juicio contra Hammerskin. Pero no es justo condenar a todos por los pecados de unos pocos. Ni siquiera a los clubs outlaw del 1%. Son fraternidades, familias, que se rigen por sus propias reglas, y a veces dichas reglas no coinciden con las del Sistema. Pero yo me he sentido muy cómodo con ellos, con su rebeldía y con la jodida sensación de libertad que disfrutas sobre la moto. Ahora yo también entiendo por qué a los perros les gusta sacar la cabeza por la ventanilla.
¿Cuánto puede influir el estado del narcotráfico en los países productores para acabar con su especulación y compra-venta? ¿La corrupción en realidad no entiende de países ni de fronteras?
Obviamente no. La corrupción es el octavo pecado capital. Como la envida, la avaricia o la soberbia, no entiende de razas, credos ni nacionalidades. Es un virus con el que nacemos todos los seres humanos. Pero el narco alimenta ese virus hasta convertirlo en epidemia. El tráfico de coca o de opio mueve más dinero que el producto interior bruto de muchos países. Algunos narcos incluso se ofrecieron a pagar la deuda externa de su nación. ¿Te imaginas de qué cifras estamos hablando? Un dinero que permite comprar lealtades, funcionarios, ministros, presidentes… Una sola operación genera tantos millones de euros/dólares, que el único problema, sobre todo desde 2001, es volver a introducir ese dinero en el circuito legal para poder gastarlo. Por eso los grandes narcos terminan convirtiéndose en prestigiosos empresarios. Se codean con la alta sociedad, financian partidos políticos. Los vemos a diario en televisión o en la prensa del corazón. Los admiramos y envidiamos. Y muchos jóvenes, lógicamente, quieren seguir sus pasos. Al fin y al cabo en este sistema se nos enseña desde niños que valemos lo que tenemos. En cuanto a la producción, el opio asiático o la coca colombiana son cosa del pasado. Países como Perú o Bolivia han entrado con fuerza en el negocio. Y otros, como México, comenzaron a generar su propio producto. Pero la gran revolución llegó de la química y de las nuevas drogas diseñadas en laboratorio. Más baratas y destinadas a un sector de mercado más joven, pero igual de rentables.
Y regresando a temas un poco más ligeritos, en tu novela nombras a AC/DC y a Motörhead como música habitual de uno de tus personajes, ¿te gustan a ti esas bandas de Rock? ¿Qué grupos de rock (o no) sueles escuchar?
No suelo escuchar música más que durante la infiltración. No me queda tiempo. Antes de comenzar el trabajo de campo y ponerte la cámara oculta pasas meses formándote teóricamente. Haciendo cursos, leyendo, consultando expertos… Te va la vida en ello. Porque cuando te pasas meses en países en conflicto, infiltrado en grupos violentos, solo y sin más apoyo que tu capacidad de improvisación, todo lo que hayas aprendido antes es lo único que te permitirá volver a casa sin que te pillen y con las cintas. Pero es evidente que todo grupo criminal tiene su banda sonora. Cuando investigaba el movimiento skin NS solo escuchaba música Oi! y rock racista. Memorizaba sus letras y las hacía mías para no desentonar en los conciertos. Durante la infiltración en el terrorismo islamista solo escuchaba música árabe, versos del Corán y, a veces, rap palestino. Al llegar al mundo biker me encontré con el heavy de AC/DC o Motörhead, entre otros, que es lo que suena en cualquier club house motero que se precie. Y me encantó. Tanto como los himnos coránicos o el Oi! NS anteriormente. Pero la próxima investigación tiene otra banda sonora, y esa es la que haré mía ahora. Va con el oficio.
Para ir finalizando y como remate general, en una investigación/infiltración, ¿dónde pones el límite entre lo personal y profesional? ¿Hasta dónde serías capaz de llegar? ¿En qué momento y por qué, dirías “basta”?
Lo tengo claro. Yo no cometo delitos. De hacerlo mis grabaciones nunca serían consideradas pruebas judiciales, y mi reportaje terminaría en eso. Un titular. Pero soy demasiado ambicioso y quiero más. Me gusta pensar que la pluma puede más que la espada, y los testimonios de cientos y cientos de chicos que dejaron el movimiento nazi, la prostitución e incluso la vocación yihadista tras leer mis libros me permiten hacerlo. Pero también me gusta ver cómo, al final, la policía le pone los grilletes a tipos como Price Sunny (el boxeador nigeriano que me vendía a una joven de 20 años y a su hijo de 2 en Murcia por 17.000 dólares), o la Justicia condena, por primera vez en Europa, a un grupo nazi (Hammerskin) como asociación ilícita. Y eso no se podría conseguir si participas o fomentas los delitos. Fuera de eso, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario. Y no concluyo una investigación hasta que tengo todas las respuestas. Puedo tardar un año, tres o seis, pero esa es la ventaja de no tener un jefe que te imponga un plazo de entrega. Los derechos de autor de Diario de un skin pagaron la investigación de la trata, como El Palestino sufragó todos los gastos de Operación Princesa. No le debo nada a nadie más que a mis lectores.
¿Cuáles han sido las consecuencias más duras que has tenido que sufrir por hacer este tipo de periodismo de investigación?
Vivir sabiendo que diferentes grupos de personas se sentirían mejor si estás muerto es muy estresante. Antes de que el Movimiento Tupamaro declarase en prensa que me habían condenado a muerte por El Palestino, ya me lo habían hecho saber directamente. Igual que los traficantes, los nazis o ahora algunos grupos moteros. Esa es la parte más difícil. Tener presente, cada vez que abres el ascensor, que te metes en un parking, o que giras una esquina, que puede aparecer un arma apuntándote a la cabeza. Eso implica que tengas que renunciar a todo protagonismo. Y también al trato directo con los lectores, que son los que sostienen mi trabajo. Nada de firmas de libros, ferias editoriales, presentaciones, promoción… Tanto mi editora como yo nos seguimos preguntando cómo es posible que se vendan. Lo demás, los riesgos que asumes durante la infiltración, no son nada en comparación con los que corren los reporteros de guerra, los diputados socialistas o populares en Euskadi, o los cooperantes en el Magreb, Palestina o Afganistán.
Imagino que quieto no estarás, ¿puedes adelantarnos algo sobre el nuevo proyecto/investigación en el que estés trabajando?
Podría, pero sería un poco absurdo e inconsecuente anunciar públicamente dónde estoy investigando ahora, ¿no? Además, si te lo dijese tendría que matarte…
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