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Javier Corcobado: “Me espanta la naturaleza humana”
Las de Javier Corcobado son palabras mayores. A la vanguardia musical y poética desde los seminales429 Engaños a principios de los ochenta, pasando por Mar Otra Vez (los Birthday Party españoles) y Demonios Tus Ojos, hasta su larga carrera en solitario, este madrileño de adopción ha hecho de la literatura y el fragor sus señas de identidad. Después de publicar los poemarios ‘Chatarra de sangre y cielo’ (1990) y ‘El sudor de la pistola 13’ (1994), ahora estrena ‘El amor no está en el tiempo’ (Tropismos, 2005), su primera novela.
¿Es mejor presentar los libros envolviéndolos con canciones en directo?
Cuando salió el libro hablé con la editorial y les dije que en vez de hacer presentaciones al uso, con lecturas que son muy aburridas, lo mejor era hacer conciertos. Lo hacemos muy puntualmente porque estamos componiendo el nuevo disco. Cuando esté, en otoño, haremos una gira por donde nos dejen tocar.
Si la canción está abocada a la síntesis, la novela puede ser justo lo contrario. ¿Le ha costado?
Es fantástico porque esa esclavitud de tener que comprimir emoción, melodía y ritmo no es fácil. Escribir en un espacio más abierto es un descanso para la creación. Practicas más la paciencia. La canción es mucho más ansiosa, aunque últimamente elaboro muchísimo más las canciones.
¿Le preocupa la incomunicación?
La incomunicación es a lo que estamos llegando con tanta sobredosis de comunicación. Puedes hablar con quien quieras en cualquier sitio o mandar cualquier cosa por correo electrónico, pero en el cara a cara la gente está adquiriendo tintes de cobardía expresiva. Por un lado, es fascinante y futurista la incomunicación universal a la que vamos, pero en la novela es algo que genera ciertas catástrofes y le da la vuelta a la conciencia humana.
Acude con frecuencia a la palabra ‘ansiedad’, llegando a pedir en una canción que se la arranquen. ¿Es uno de sus demonios internos?
Es uno de mis defectos, ojalá no la tuviera. Viene de tener un sistema nervioso que no es tan sólido como uno quisiera. Pero es algo muy común, en ese aspecto no soy nada peculiar. Es realmente incómodo; con los años voy aprendiendo a luchar con ella de maneras saludables, porque siendo más joven es fácil buscar la evasión en las drogas y el alcohol. He intentado convertir mi ansiedad en algo positivo que me sirva para generar música.
Cantaba en su último disco: “Dejadme seguir mi rumbo incierto, sólo quiero explorar los sentimientos”. ¿Sigue en esa búsqueda?
Es la exploración continua del amor, y la poesía de la muerte y de la vida. Siempre es así. Pretendo que mi próximo disco sea más desnudo y realista. Pero es un realismo que, una vez grabado y difundido, se convierte en ‘irrealismo’. Tiendo cada vez más a la sencillez y a lo más básico.
¿Todavía piensa que ‘Tormenta de tormento’ (1991) y’Fotografiando al corazón’ (2003) son los trabajos que más se parecen a su ideal?
No he hecho el disco perfecto ni la canción perfecta. Sigo en esa búsqueda y espero continuar mucho tiempo en ella. ‘Tormenta de tormento’ es uno de mis álbumes favoritos conceptualmente y relatando una determinada situación de mi vida. Otro álbum que me fascina es ‘Arco iris de lágrimas’, que es uno de los más completos y en el que dejé más trabajo, tiempo, odio, amor… Está cargado de sentimientos y de emociones. Y ‘Fotografiando al corazón’ creo que es un maravilloso disco.
¿Era usted tan salvaje en los ochenta como cuenta en su biografía Jesús Rodríguez Lenin?
Jesús Rodríguez Lenin fue batería de 429 Engaños. Le echamos del grupo y al día siguiente volvió queriendo ser mánager. La verdad es que le tenemos que agradecer que consiguiera el primer contrato discográfico de Mar Otra Vez. Pero es un personaje que después ha hablado de mí de una manera inconsciente, queriendo ensalzar determinadas partes de mi personalidad y de mi música que pertenecen casi a la adolescencia. Sé que tiene buena intención, hace muchos años fuimos amigos, pero de unos años a esta parte lo que leo que escribe de mí no me agrada en absoluto. Va dando una imagen de mí de suicida continuo por la vida, cuando fue una etapa salvaje que viví hace años. Preferiría que se centrara en valorar mi música.
¿Y qué me dice de la canción política?
No me gustan las proclamas. Yo soy un escritor de canciones de amor, pretendo hacer canciones emocionantes y me gusta muchísimo el ruido. Esa es mi filosofía de la música. Odio llamarlo social, pero sí que hay cierto toque actual en mis canciones, porque hay cosas que ocurren que me pueden incitar a escribir. Últimamente estoy preocupado por la humanidad, por cómo van evolucionando las personas hacia un lugar perdido.
¿Le aterra la naturaleza humana?
Me espanta. Ponerme delante de las noticias me espanta todos los días. Lo más terrible de eso es que todos tenemos un dispositivo de maldad, aunque en la mayoría sólo es teórica. En los noticiarios la ves llevada a la práctica, lo que excita la imaginación para pensar en cosas mucho más terribles. Llega un momento en el que es desagradable tal sobrecarga de atrocidades provocadas por la inconsciencia humana o, peor, por la conciencia.
¿Le sucede como a Stendhal, que aborrecía a los hombres pero deseaba su felicidad?
Por supuesto, me pasa exactamente eso (risas). No tengo vocación de exterminador, sólo en teoría. Me desahogo en casa usando el insecticida con las pobres moscas.
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