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Je Suis… Premier Monde
Fuiste Charie Hebdo, fuiste París, ahora eres Bruselas. Nunca te vi ser Nigeria, o Siria, o Gaza. No eres Paquistán. Gritaste NO A LA GUERRA cuando la guerra te voló por los aires dos trenes, y te manifestaste, y te indignaste, y te pusiste un lacito. Rojo, azul, verde… Hay lacitos para cada ocasión, pero no hay tantos colores como guerras en el mundo y nunca te vi indignarte por esas otras guerras que se suceden y se han sucedido cada día de tu vida, desde que naciste. Las que borran escuelas, hospitales, mercados, de la faz de la tierra pero dejan tus trenes intactos. Las guerras sin consecuencias… para ti.
Estuviste diez días pegado al televisor aquel septiembre de 2001, cuando mataron a 3.000 americanos, pero el tsunami que se tragó medio millón de vidas en el sudeste asiático apenas si te dio para un par de telediarios y una película. Dos horas, tres horas, eso es lo que estabas dispuesto a dedicar a aquellas víctimas, un poco más si oíste que entre los muertos había un señor de un pueblo de Albacete que ni siquiera sabías que existía (ni el señor ni el pueblo). Quizá entonces diste un donativo. Pero no eras Asia.
Acéptalo, y yo lo acepto contigo; hay muertos de primera, segunda y tercera división. Más aún, hay muertos necesarios para que nuestro estilo de vida perdure. No eres Charlie, ni París, ni Bruselas, eres caucásico, occidental y de tradición judeocristiana aunque ya no vayas a misa, aunque digas que eres agnóstico. Sabes que esto no tiene nada que ver con la religión, esto tiene que ver con el estatus y la supremacía. Crees que tienes algo en común con un alemán, con un inglés, un sueco, pero lo único que tenéis en común es que el reguero de pólvora que va dejando ese Kalashnikov de cuarta mano llega hasta muy cerca de vuestras casas. Ya, ya sé que no es tu responsabilidad, tú no vendes armas, tú no fabricas armas; no hace falta que repitas lo de NO A LA GUERRA. No te gusta la violencia. ¿A quién le gusta? Es desagradable, esas imágenes en el noticiero casi te dejan sin apetito a la hora del almuerzo. La violencia solo les gusta a los locos fanáticos que empuñan los fusiles que tu país les vende. Pero tú no eres tu país, ¿no? Tú no eres tu gobierno. Alguien les votó y no fuiste tú. Ni aquel otro de allí, ni ese de más allá. Porque tú cuando votas exiges. Porque si tuvieras que elegir entre tu estilo de vida y no vender armamento elegirías no vender armamento. Ya nos conocemos, amigo mío.
Nos conocemos, sí. Nos conocemos porque yo soy como tú. Tal vez no me engañe tanto como tú y es posible que eso me convierta en un cínico, pero somos iguales. Los machos alfa, o los peones de los machos alfa, da lo mismo. Estamos en el bando en el que hay que estar, en el bando de los buenos. La raza preponderante, la civilización y la cultura que deben imponerse porque sólo sobrevivirán si se imponen. A cualquier precio. Repite conmigo: A CUALQUIER PRECIO.
Aquel niño ahogado, tirado en la playa, se parecía a nosotros. ¿Viste sus ropitas? ¿Viste aquellos jeans en miniatura? Se parecía mucho a nosotros, pero no era uno de los nuestros, que no te confundan los que pretenden mezclar las lenguas como en la torre de Babel. Esos no saben lo que dicen. Pobres ilusos. Deben de ser de esos “pijos gilipollas, caraduras y gorrones” de los que hablaba Sánchez Dragó, los que van por el planeta creyendo que pueden cambiar algo desde una ONG. No, aquel niño no era del bando de los buenos y ni su civilización ni su cultura deben prevalecer. Interiorízalo. Ese niño y cien mil más, y un millón más, han muerto por los intereses de los de arriba. Y tú tampoco eres de los de arriba, eso lo también lo sabemos, pero sus migajas reconfortan, y sus migajas caen aquí no allí. El niño tiene que morir para que tú tengas tu plato de migajas. Interiorízalo. Pero no te tortures, sigue con tu vida. Las cosas son así, bien lo sabe (nuestro) dios.
Ahora ahorra tiempo y adelántate a tragedias y horrores futuros; borra el resto de memes y limítate a lucir este en tu perfil de Facebook, Twitter, Instagram: JE SUIS PREMIER MONDE. Soy Primer Mundo, nací en la zona VIP y no tengo la culpa de nada.
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