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Retrato mexicano: El viaje más surrealista

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Nuestro nómada oficial, Miguel Blasco, continúa vagando (bien acompañado) por América Latina, cámara en ristre, persiguiendo no sabemos muy bien qué . Quizá sólo la propia vida, que ya es bastante. Lo único que importa, en realidad. México ha sido su última parada. O deberíamos decir su última ‘pasada’, porque parar, lo que se dice parar, Miguel no para en ningún sitio. Lo siguiente es una crónica, a su manera, de lo visto, lo sentido, lo olido, lo bebido; autostop, viejos verdes, hormigas, canciones… No esperéis una guía de viajes al uso. Sólo sentaos y disfrutad del trayecto. 

A MODO DE INTRODUCCIÓN 

Empecé a escribir un artículo que empezaba, por empezar, así:
Órale, ya está de nuevo el pesado de Miguel Blasco hablando por enésima vez de Los detectives salvajes.
Pero escuchaba abucheos internos.
Así que, a somorgujo, me hacía pasar por uno de los omnipresentes vendedores ambulantes -con madera de torturadores- del metro del DF pregonándolo así:

En esta ocasión les traigo un sano entretenimiento, un nuevo artículo sobre la novela de Roberto Bolaño, diez pesos le cuesta, diez pesos le valeee…

Y más abucheos internos.
Así que no. ¡NO! Aunque intuyo que entre todos esos amigos virtuales que tiene esta revista, más de uno y más de dos se han leído la novela, no voy a hablar “de nuevo” (¡¡¡uhhhhh, uhhhh, uhhhh!!!) de Los detectives salvajes. Sólo apuntaré que esa novela es la que nos dio alas para emprender éste viaje y dentro de ella siempre hay dos billetes de avión o de tren o de barco para largarse y conocer.
Ahora, sin poder establecer algunos paralelos con mi novela de cabecera me siento cómo.. 

Siento que no quiero decir sandeces. Por eso me voy a agarrar a las imágenes -imágenes que me gustan tanto como las letras y las palabras- para ofrecer un mosaico caprichoso de estos seis meses de estadía. Aún no me he ido del país y ya apenas me acuerdo de ellas. Estaban perdidas en un disco duro. Ahí entra la letra. Las palabras. Letras, palabras, imágenes. Existen y merecen existir por encima de toda duda. Evitan que me pierda en el laberinto de la memoria. Pero vamos a ser un pelín surrealistas. Vamos a ser mexicanos, carajo. Que aquellos sueños (o aquellas imágenes, o aquellas palabras, o aquellas letras) que se desenvuelven como incidentes sin importancia (los que la vida ignora y los que la vigilia nunca retiene) sean los sueños que más nos interesan. Esos son los sueños (o las imágenes, o las palabras, o las letras) que más deberían fascinarnos cuando se aglomeran a empujones en la puerta de los párpados. Por la mañana. ¿Qué caza-mariposas hace falta para retenerlos?
Éste artículo que empecé a escribir que empezaba de esa manera igual debería empezar de esta otra:

Soñé que iba a rodar una película en México…

LOS NIÑOS

La primera imagen es una imagen que resume México. Nos la encontramos en Chilpancingo- estado de Guerrero- mientras tratábamos de seguir la pista de los maestros que protestaban contra la nueva reforma educativa. Aquí apuntaré que hay una cosa que hermana en estos tiempos a México con España: en los dos países hay un chingo de protestas ciudadanas de todos los tipos y de todos los colores y en ninguno de los dos países pasa absolutamente nada. No hay cambio. Bueno, me pregunto, ¿no será éste, de nuevo, un asunto que hermana hoy a casi todos los países? ¿Puede que después de tantos años lleguemos con retraso a la misma conclusión de los punks primigenios? El futuro no tiene porvenir.

En fin, ésta primera imagen es la siguiente: un grupo de niños observa en la plaza del pueblo un espectáculo de lucha libre mexicana. Hay algunos elementos que debo matizar. Todos los niños son muy petisos. Todos los niños van acompañados de sus padres. Cuando los luchadores comienzan a partirse la madre, me pongo a grabar los rostros de los niños. Ninguno disfruta del espectáculo. Sólo sonríen –o más que sonreír, emiten una grotesca risa nerviosa- aquellos que son azuzados por mamá o papá. Una nena mira para otro lado, quiere un helado. Los luchadores enmascarados se lanzan uno encima de otro, sus gorduras capitales y su sudor, se mezclan. Sigo mirando a los niños y filmado a los niños y me digo: coño, esto es La naranja mecánica. México es la jodida Naranja Mecánica. Niños que desde pequeños, sin comerlo ni beberlo, están obligados a observar la Violencia. Todo el rato. Con escarpias en los ojos, como el drugo Alex. La miran intensamente. Ellos no tienen culpa pero así están, mamándola. De todos lados. Sin porvenir.

EL DF (UNA IMAGEN AÉREA)

Más que una ciudad es una reverenda mierda. Un agujero. En Brasil me hacia mucha gracia cuando la Globo pasaba vídeos promocionales de ciudades costeras como Rio de Janeiro, Recife o Maceio filmadas desde el aire. En el cagaderotube hay un montón. ¡Qué hermosas son desde el aire! ¡Qué vendibles para el turista tonto o para el espectador tonto (viene a ser lo mismo y todos lo somos)! Luego, abajo, la realidad es otra, pero desde el aire hay ciudades muy lindas. El DF no es bonita desde arriba ni desde abajo, ni desde los lados. Es un manchurrón. Un error. Un monstruo que no acaba. El DF es el big bang y la entropía bailando juntos con una botella de mezcal. Se ha escrito mucho sobre esa tremenda abstracción que es el DF (recomiendo Apocalipstick de Carlos Monsiváis) y se seguirá escribiendo. No voy a aportar nada nuevo, no voy a juzgar ni a bromear sobre las veinticuatro millones de almas que allá (mal)moran. Sólo contaré algunos recuerdos.  Ahora no me voy a poner nostálgico pero la noche que pasamos junto a los poetas Carlos Esteban Nada y Román Borrego cantando odas a las mujeres proletarias y tratando de recuperar el busto encerrado de Federico García Lorcaestuvieron cojonudas. La noche que nos invitaron a un recital de poesía en la colonia Coyoacán y acabamos interrumpiendo (ayudados por todos los pinches poetas) el rodaje para un spot de Heineken dirigido por el fresa Diego Luna estuvo padrísimo también.La comilona de paella valenciana en la que conocimos a Jaime Salinas (escritor realvisceralista compañero de celda de Roberto Bolaño). Los días que pasamos en casa de la auténtica Angélica Font (dónde tratamos de discernir si había violencias más legítimas que otras). Las tertulias con Karloz Atl, Cynthia Franco, Daemon Thien… y el grandísimo alienígena, el editor del futuro: Yax Kin (2013editorial). 

EL CÁNCER

El problema de la droga y el narcotráfico terminará en México el día que le dejen a Carlos Slim venderla en sus tiendas. En sus OXXO’S. O en el Sanborns. Los OXXO’S son una plaga en México, no llegan a supermercado, tampoco son cafeterías. Los OXXOS cuentan con todo lo necesario para que México siga siendo el país con más obesos del mundo: ganchitos, papitas, doritos, micheladas, gusanitos… Además han arrasado –literalmente- con el comercio de proximidad. Los Sanborn’s son restaurantes con camareras disfrazadas de nativas y precios abusivos. Carlos Slim es el hombre más rico del mundo (el puesto se lo rifan cada año Bill Gates y él). No me apetece hablar de hasta dónde llegan sus tentáculos. Ni los de Carlos Slim, ni los de Bill Gates, ni los de Amancio Ortega… Pueden buscarlo en google. Hoy en día comprar un inocente refresco o hacer una llamada de teléfono es meter unos pesos más al enorme bolsillo de éste empresario (Slim). Hoy día que semejante artículo se lea es gracias a Bill Gates, ¡un saludo para él y otro para Obama! Hoy llevo una camiseta de Zara y un pantalón de Pull and Bear. Y mientras escribo estas líneas me estoy tomando una Corona (otro saludo para Slim). El mejor truco del diablo fue hacernos creer que no existe. El mejor truco de Carlos Slim (y de Bill) se basa en el hecho de que cada vez que un mexicano respira, él gana dinero. La pregunta o el debate que hemos tenido con varios mexicano gira en torno a… ¿cree usted que Carlos Slim es ya suficientemente rico? ¿Podría serlo más? ¿Por qué? ¿Qué hacer al respecto?

UN HOMBRE AMERICANO QUE SUDA

La tercera imagen es la de un gringo que suda frente a una capilla vacía. La verdad es que la imagen no dice gran cosa. Podemos insuflrarle un contexto. El gringo se llama Tom. Tom nos llevó de Bahuichivo hasta Los Mochis (no sé cuántos kilómetros por caminos de terracería y de cabras) en su jeepgrandcherokee. Cruzamos del estado de Chihuahua al estado de Sinaloa en su confortable vehículo. Hablamos del mero Norte de México, la sierra tarahumara, un lugar considerado por la CIA y el FBI como uno de los más peligrosos del mundo. Tom es el dueño de un hotel en Cerocahui y le vale vergas lo que digan de la violencia en México. A él le ha tocado sufrirla de primera mano porque nadie acude ya a su hotel. Nos ubicamos, recuerden, en la zona candente del narco. Durante ese trayecto vimos pinches pistas de aterrizaje de avionetas en mitad de la Nada, en lugar de tener una torre de control tenían una capilla dedicada a San Valverde (el patrón de los narcos). Cuando paramos en algún pueblo vimos a sicarios con cuernos de chivo (metralletas recortadas) colgadas del hombro que nos saludaban y se iban a tomar una cerveza. Decían por ahí que había infinidad de retenes pero Tom se cagaba en la puta madre de todo y nos llevó por esos territorios extraños dónde (eso si que nos lo comentó) sale mejor cultivar mota que tomates. Los del billete siempre pagan más. ¿De dónde surge la guerra, los muertos, las matanzas? Simplemente México vive en el impass político –cruento impass- en el que no sabe qué jodido camello o qué pinche proveedor va a ser el que se reparta todo el pastel cuando se legalicen las drogas. Hasta que el escenario no se “legalice” va a haber guerrita… en cuanto se legalice, habrán otros problemas. (Véase el caso del alcohol y el tabaco, cojonudas drogas legales).

UN SEÑOR DE BAJA CALIFORNIA

Lo maravilloso que tiene viajar haciendo dedo por el Golfo de California (que es un secarral de 2000 kilómetros de largo con playas y calas rollo Formentera a ambos lados de la península achorizada con forma de pene flácido) es que te suceden maravillosas anécdotas como ésta:

Nos recoge un señor de 70 y pico años en una gasolinera y nos lleva en su jeep pick-up unos 50 kilómetros hasta el siguiente pueblo. Primer indicio sospechoso: de normal, todos los pick-ups que nos han llevado hasta ahora nos han transportado atrás, en el espacio de carga al aire libre. El Señor no, nos acomoda dentro, al ladito suyo, y se cuida mucho de recoger todo lo que tenía por ahí desparramado y dejarlo atrás para que estemos junto a él.

Se inicia al poco una conversación banal: que de donde venimos, qué hacemos, de dónde somos… En eso le decimos que somos de España y nos dice:

[pullquote]Hombre, pero esto no sé yo si es un coño español o un coño chino. La piel es muy blancuzca, casi amarilla…[/pullquote]-Ah, ¿y en España son muy liberales, verdad?

Y nosotros, sí bueno, de todo hay, no sé, igual en otros países de Europa lo son más…

Y él:

-Ah, yo es que leo revistas de allí y veo internet y mantengo correspondencia vía mensajes multimedia con mujeres de allí. Yo es que soy muy liberal, me gusta disfrutar de la vida.

Y nosotros:

-Ah, qué bien. Pero le deben salir muy caros los mensajes MMS desde México a España.
-Sí, sí… pero miren.

En eso se saca el móvil y conduciendo empieza a buscar en la bandeja de entrada. Nos pasa el celular con un primer mensaje. En el mismo se observa un potorro gigante captado en primer plano, un parrús feo, blancucho y lleno de pelambrera.

Nos partimos el ojete y siguiendo la broma, le picamos:

-Hombre, pero esto no sé yo si es un coño español o un coño chino. La piel es muy blancuzca, casi amarilla…
-No, no, creo que es de allí. ¿No les gusta a las mujeres españolas llevarlo sin depilar?
-Pues bueno, señor, hay de todo como en todos los sitios. Puede que en Italia o en Grecia, más, pero hay de todo, como en todos los sitios.

En eso vuelve a coger el móvil, y nos pasa otro mensaje con foto. En esta ocasión, un coño súper hinchado y súper peludo captado de lateral. Ya no sabemos donde meternos.

-Qué obra de arte- le digo.- Pero de nuevo, no sabría yo decirle si este chumino es español o de dónde es. Oiga, ¿y usted cuanto se deja en la factura del móvil?
-¡Muchísimo! Un chingo de lana. Pero yo soy muy liberal, mi mujer dice que soy un enfermo, pero me gusta disfrutar de la vida…. Pues yo creía que eran españoles. (Le pregunta a Núria). ¿No lo tienen así las mujeres españolas?

Nuria se descojona:

-Bueno, no todas. Hay mujeres que sí. Y mujeres que no. En Brasil todas los tienen muy depilado.
-Sí. Y las estadounidenses también. Yo los he visto. Sin pelo. Como los de Venezuela. Pero a mi me gustan así, naturales.

Mientras ha buscado otra foto y nos enseña una vulva apretada captada desde atrás, desde el culo. Hablo yo:

-¡Bonita hamburguesa del McDonalds!

En eso nos dice:

[pullquote]Y si no les recoge nadie, yo pasaré en dos horas y se vienen a dormir a mi rancho. Mi mujer no está.[/pullquote]-Mi rancho está por allí, si no tienen donde dormir, pueden quedarse alli.
-No, no. Muchas gracias. Nos están esperando unos amigos en el pueblo que viene.

La conversación decae. El abuelo se entristece. Al rato.

-¿Y entonces ustedes hacen películas?
-Sí, sí.
-¿Pero películas pornoooo?
-Jajajaajaja, no, ahora estamos haciendo un documental.
-Ah, porque si hacen películas porno y hacen una, por favor, me llaman.
-Claro. Por supuesto. ¿Usted a que se dedica?
-Soy agricultor. Pero soy liberal. Me gusta disfrutar de la vida.
-Ya, ya. Es usted magnifico.
-Mi mujer dice que soy un enfermo. Pero es que me gusta disfrutar.
-Claro. Eso es lo que hay que hacer.

Silencio. Vuelve a la carga:

-Yo miro mucho porno. Creo que sería un buen actor. Pero en las películas todas las mujeres lo tienen depilado, y a mí me gusta con pelo.

Nos enseña una nueva foto. Aberrante. Un coño peludo abierto con el clítoris hinchado en primer plano.

-Oiga, acabamos de tomarnos un burrito. Creo que ya está bien por hoy de mostrarnos su colección.
-Ah, sí, sí. Perdón. Yo es que soy muy liberal….

Total que al rato nos deja en una gasolinera. Empezamos a llorar de la risa y cuando nos recuperamos seguimos haciendo autostop hasta el siguiente pueblo.

Pasa media hora, nadie nos para. Y ¡tachán!, aparece el señor. Baja la ventanilla. Nos da un papel:

-Se me olvidaba. Aquí les dejo mi teléfono por si alguna vez le hacen una foto a un coño español. Para que me lo manden.

Ya no podemos aguantar y empezamos a reírnos.

-Claro, claro. No faltaba más.
-Y si no les recoge nadie, yo pasaré en dos horas y se vienen a dormir a mi rancho. Mi mujer no está.
-Por supuesto, don Carlos, por supuesto…

IMAGEN SURREALISTA (O NO TANTO)

Estas tremendas hormigas mexicanas me recuerdan a otras no menos célebres hormigas que el cineasta Luis Buñuel filmó obsesivamente allá por 1929.

¿Qué significado atribuirle a ésa célebre imagen de Un perro andaluz? Las ganas que tenía Buñuel de ser el gran cineasta mexicano. 

UNA CANCIÓN

Yo sé bien que estoy afuera
pero el día en que yo me muera
sé que tendrás que llorar
(llorar y llorar, llorar y llorar)
dirás que no me quisiste
pero vas a estar muy triste
y así te vas a quedar
Con dinero y sin dinero
hago siempre lo que quiero
y mi palabra es la ley
no tengo trono ni reina
ni nadie que me comprenda
pero sigo siendo el rey
¡échale! 

Una piedra en el camino
me enseño que mi destino era rodar y rodar
(rodar y rodar, rodar y rodar)
después me dijo un arrielo
que no hay que llegar primero
sino hay que saber llegar
Con dinero y sin dinero
hago siempre lo que quiero
y mi palabra es la ley
no tengo trono ni reina
ni nadie que me comprenda
pero sigo siendo el rey.
 

Es la canción que siempre cantan los hombres mexicanos borrachos. Y ya no tanto. O ya menos. Al mismo tiempo semejante letra ejemplifica a la perfección el ascenso al poder de un personaje tan siniestro como Peña Nieto. El play mobil viviente. Ese enano con cabeza de cipote. A mi no me da miedo Peña Nieto (porque no lo he votado) y hay que decir públicamente que es un verdadero trozo de mierda, un presidente mamarracho y un Jesulín de Ubrique en potencia. Pero lo más peligroso de Peña Nieto, la neta, es que se la tiene jurada a toda la muchachada, a todos los jóvenes, desde que lo dejaron encerrado en un cuarto de baño (no debería haber salido de allá). Y cualquier reivindicación que emprendan los jóvenes mexicanos en su legislatura va a tener unas consecuencias bien padres. Es un mexicano de bote, de mentira, priísta recalcitrante, y se va a vengar de esa afrenta, tal cual la canción.

EL TURISMO DEL SIGLO XXI

Estamos ahora mismo por el estado de Oaxaca, después de visitar su capital, un cineasta guatemalteco (y ser cineasta verdadero en Guatemala es ser más raro que una catedral de Gaudí en Macondo)  nos recomendó que fuéramos a San José del Pacifico, un pueblito de alta montaña cuyo principal atractivo es tiene durante todo el año setas alucinógenas, los famosos hongos de San José, los derrumbes y los maestros.

Así que para allá nos fuimos y una vez allí tienes dos opciones: o se lo compras a un dealer del pueblo y te arriesgas a que no te pase nada o te quedes tonto por dosis grande… o, segunda opción, ir con un chaman, un señor mayor que “sabe”, te los da él, y antes haces una ceremonia temazcal, esto es, te mete como en una especie de horno de leña de pizzería gigante (pero sumamente sagrado), mete piedras calientes y luego va echando una pócima a las piedras y sale vapor lo inhalas, ché, como un baño turco, ese rollo, pero se supone que con propiedades curativas…

Luego ya sales, te duchas, te da los honguitos, te los comes, y te deja quedarte locurando por allí, por su terreno, en mitad del bosque.

Total, lo hicimos anteayer y llovía y hacia un frio que te cagas Manuela (el pueblecito esta a 3000 metros de altura).

Como siempre que nos tomamos droga en México se nos junta un loquito (el de la foto), en esta ocasión vino a la ceremonia del temazcal y luego se acoplo con nosotros un tío que quería montar una pinche agencia de turismo, un flamenco, estaba buscando rutas y actividades y hoteles por la zona para convertirla en un parque temático. Macrobuses llegando al pueblo, etc… Total, que nos comemos los hongos, el chaman se pira, cojones qué frio hace y no se le ocurre otra cosa al cretino (y Nuria le daba coba) que meterse again en el temazcal y prender una fogata dentro. Yo me voy por mi cuenta, a lo mío, de risas por la naturaleza, y cuando ya no podía con el frio los encuentro dentro intentando hacer la fogata (hasta que lo consiguieron). En eso el gilipollas saca un bolsón de marihuana y el tipo loco coge y empieza a echar una rama entera y dice: Vamos a hacer AROMATERAPIA… total que empieza a salir un fumerol negro con olor a maría, puto loco, con la madera quemando, Nuria y yo salimos afuera, estamos por ahí y al cabo de un rato aparece medio mareado con los ojos rojos como de haberle metido una cebolla y llorando.

La cosa no acaba ahí. Se vuelve a acoplar con nosotros y nos vamos a la caseta del chaman a refugiarnos bajo un pequeño techo y diluviando y ahí estamos, charlando, fumando, riéndonos de todo y sobretodo de el… hasta que al rato aparece el chaman y yo ya sabia que se iba a liar, les había dicho que aquello, joder, sino un lugar sagrado, si al menos el lugar de trabajo del pobre viejo y se lo habían llenado de humo y de mierda, total que Nuria le dice, así, tal cual:

¡hemos profanado el temazcal!
y él:¿qué?
y el Idiota: es que teníamos frio y hemos hecho una fogata
y yo: yo les he advertido, pero…

hostia, el tío sale corriendo, con un cabreo de tres pares de cojones, se mete en el temazcal y sale chillando: ¡Recoged esta mierda, que habéis hecho, esto no se hace, os podríais haber ahogado con el dióxido de carbono, esto no tiene casi ventilación!!!!

Yo venga la risa, los dos valents fueron a recogerlo todo: la ceniza, los leños, etc…

Bueno, le digo a Nuria, vámonos, nunca mejor dicho el horno no esta para bollos… en eso empezamos a recoger la mochila, tal, y vemos al Idiota vendedor de tours turísticos sacar una libretita y empieza a hacerle preguntas al chamán rollo para concretar ése sitio para ponerlo en su mierda de agencia de viajes. Y cuando ya nos vamos, nos acercamos para despedirnos y va y le dice el tío: se pueden meter mascotas dentro??? hostia, yo empiezo a partirme el culo, el viejo lo mira con cara de menudo personaje, y le empieza a soltar un rollo acerca de que los animales no tienen la capacidad para ser curados, y un rollo patatero… la verdades  que con bastante mano derecha… al tío ese era para pegarle una bofetada.

Luego volvimos pal pueblo y estuvimos venga la Risa, aunque algunos que hemos probado en Amsterdam nos han subido más…

UN HOMBRE QUE LEE

La última imagen es de un hombre que lee. No sé si lee tanto cómo debería leer pero es un hombre que se parece a mí. Tiene ya una buena barriga mexicana. ¿Y que lee? ¿O por qué lee?

Lee toda la obra de Guillermo Fadanelli. Ustedes que pueden pillen los libros en las bibliotecas de España, están editados por Anagrama, aquí en México están prohibitivamente caros y en algún momento hemos tenido que cometer el delito de robarlos.

Lee a Sergio Pitol, supongo que ya es un conocido por allá, pero su novela El tañido de una flauta habla del cine y de la porquería  moral que habitaba los festivales de cine ya en 1960.

Lee algo que igual no encuentran editado por allá: Prisma del tijuanense Jonathan Curiel, un libro-carambola o un libro-fiesta entre poesía y prosa, un libro bellísimo que incita a escribir. Lee a Juan Villoro (editado en Alfaguara) porque no había leído El disparo de argón y le encanta su lúcida reflexión sobre la corrupción mexicana.

Lee y relee hasta la saciedad a Jorge IbargüengoitiaLos relámpagos de agosto y Los pasos de López son el mejor método para enterarse de los mitos fundacionales mexicanos. Disfruta con la poesía y los cuentos de José Emilio Pacheco y de Juan José Arreola. Leer Pedro Páramo de Juan Rulfo en la mera Comala fue un subidón. Va a empezar a leer a Elena Poniatowska. Este artículo no es nada. Y en menos aún comparado con los ensayos de Octavio Paz sobre ser mexicano (El laberinto de la soledad y Vuelta al laberinto de la soledad).

(con la ayuda de la perfecta copilota, Núria)

Miguel Blasco Marqués (Valencia, 1988). Lector ácrata e impenitente, cineasta jubilado, perfeccionista en las paellas, eterno diletante, fanático de los tacos mexicanos y de las tertulias que no conducen a nada. Trabaja como editor en Ediciones Contrabando.

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